No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus empleados! (Mt 10, 24-25).
Enseñanza:
Cuando vemos al Papa que es aparentemente tan querido por el mundo, o nosotros mismos que tratamos de hacer todo bien; no nos hagamos ilusiones porque hacer las cosas mejor que Jesús no podemos. Y si al Señor le fue de esa manera y lo trataron de esa forma, nosotros, que somos sus siervos, no podemos pretender tener mejor resultado.
¿O acaso creemos que somos superiores al Maestro? ¿Nos parece que somos más prudentes o que hacemos mejor las cosas que el Señor? Sin embargo cuando hayamos hecho todo a la perfección, recién ahí alcanzaremos la perfección del Maestro.
Tenemos que desengañarnos, porque el mundo siempre será el mundo, dominado por Satanás y opositor a Cristo y a su Iglesia, y por ende a los cristianos.
Así como Jesús no se fiaba de los hombres, porque conocía muy bien lo que hay en el hombre; así tampoco nosotros nos debemos fiar de las lisonjas que nos hace el mundo y los mundanos, porque si realmente queremos ser cristianos y no traicionar la verdad, necesariamente tendremos que chocar contra el mundo y los mundanos, y éstos no se hacen esperar con sus escarnios y homicidios.
Recordemos que el ser cristiano es estar puesto siempre como una señal de contradicción. Y quien no lo sea de este modo, entonces será un falso cristiano, porque no se puede quedar bien con Dios y con el diablo.
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