Incluso con nombres musulmanes como Muhammad o Ali, ellos son cristianos marroquíes que no dejan de ir a misa a pesar de la ira de los islamistas y las sospechas lanzadas sobre ellos por la policía.
‘Abd-al-Halim, coordinador de la Iglesia anglicana marroquí, afirma que “somos aproximadamente mil (cristianos), miembros de alrededor de 50 iglesias independientes en las mayores ciudades del Reino”.
‘Abd-al-Halim es un médico de 57 años que se convirtió al cristianismo hace dieciséis años, cuando vivía en el extranjero.
“Vivimos nuestras prácticas religiosas en secreto”, cuenta. “Por seguridad, estamos obligados a actuar como una especie de organización secreta. Cuando una iglesia crece mucho, con más de 20 miembros, tiene que ser dividida en dos entidades, para no llamar la atención”.
Al volver al país, hace siete años, ‘Abd-al-Halim se sorprendió con el aumento de las conversiones al cristianismo en Marruecos. Él afirma que “en la década de 1970 habían 400 miembros. Hace cuatro años habían 700. Ahora hay más de mil”.
Gran parte de estos cristianos pertenecen a la clase media, trabajan en el sector privado o de ingeniería. Pero existen también artistas, amas de casa, estudiantes y jóvenes desempleados. El cristianismo se había difundido por el territorio marroquí durante el siglo III. Con el surgimiento del Islam en el siglo VII, el islamismo pasó a ser la religión oficial.
Las iglesias protestantes comenzaron a expandirse en el país al inicio de la década de 1990, con la llegada de misioneros extranjeros. Existen hoy siete iglesias libres en Marrakech, seis en Casablanca, cinco en Rabat y una en Laayoune, la mayor ciudad del Sahara Occidental.
Un hombre de 30 años llamado Joseph explica que “la televisión y el Internet son dos vehículos muy eficaces de proselitismo. Un soldado se convirtió al cristianismo, en mi iglesia, gracias a la red Al-Hayat (un canal de televisión cristiano)”. Un ejecutivo convertido al cristianismo hace diecinueve años, junto con toda su familia, añade: “muchos de nosotros vemos el Islam como restrictivo, no como una doctrina verdadera. Por otro lado, vemos el cristianismo como una religión de tolerancia y amor”.
Él calcula que 60% de los nuevos cristianos marroquíes se convirtieron gracias al contacto personal con otros cristianos; 30% por medio de la televisión e Internet y un 10% como consecuencia del trabajo de los misioneros. Existen tres canales de televisión cristianos en Marruecos, que emiten los testimonios en dialecto local, además de música religiosa y sermones: el Al-Hayat, el Al-Mu’jizah y el Sat 7.
Para no llamar la atención y evitar reacciones hostiles, los encuentros religiosos son realizados en apartamentos de barrios de clase media. ‘Abd-al-Halim explica: “Tenemos que ser discretos porque la mayoría de las personas no admite la posibilidad de ser árabes pero no musulmanes. El mayor peligro para nosotros es la ignorancia”.
Los musulmanes convertidos al cristianismo también son amenazados por el artículo 220 del Código Penal de Marruecos, que castiga con seis meses de prisión “a cualquiera que incite a un musulmán a flaquear en la fe y convertirse a otra religión”.
Joseph enfatiza que fue intimidado decenas de veces a comparecer en comisarías. Incluso así, él considera que el Reino “es el más liberal de los países árabes” y añade: “Creo que el Rey quiere de verdad la democracia”.
Por su parte, Radwan Bin Shakrun, presidente del Consejo de Teólogos de Casablanca, expresa su extrema oposición a los nuevos cristianos y afirma que “la apostasía es el más grave de los pecados que pueden cometerse por un musulmán”. El diputado Hussein Daoudi, del Partido Islámico de Justicia y Desarrollo, declara: “El pueblo no acepta la conversión y se opone a ella”.
Sin embargo, admite que, “si (la conversión) permanece en el ámbito personal, no hay problema. El problema surge en el nivel social. Los problemas surgen cuando existe proselitismo o cuando los niños o profesores van a la escuela usando cruces. Es evidente que esto no puede ser tolerado”.
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