1 de Diciembre de 1977
MI IGLESIA
Maravillosa fusión de lo divino con lo humano
Escribe, hijo mío, soy Jesús que te habla,
debo decirte cosas importantes con referencia a mi Iglesia post purificationem78, hijo, la Iglesia es Mía. Ha salido de mi Costado
abierto; mi Iglesia es un sacramento de salvación, instituido por Mí para guiar a todos los hombres hacia el puerto de la "salvación
eterna".
La Iglesia es una maravillosa fusión de lo divino con lo humano, de la que se tiene imagen en un orden inferior, en la fusión del
espíritu con la materia (cuerpo) en la persona humana; otra imagen la puedes deducir del elemento natural, alma, con el elemento
sobrenatural, gracia.
Yo, Dios Uno y Trino he querido la Iglesia, instrumento para realizar y perpetuar en la tierra la segunda creación. Yo soy la
Cabeza de la Iglesia, invisible pero real, siempre presente, sobrenaturalmente activo y fecundo.
Yo soy el Maestro indefectible de
la Iglesia, el Guía seguro; en ella soy Camino, Verdad y Vida.
Mi Iglesia es sociedad perfecta, humana y divina; humana porque los hombres forman sus miembros, divina porque su origen es
divino, porque divina es su naturaleza, porque divina es su doctrina, porque divinos son los medios de santificación a su
disposición y porque divinos son los fines que persigue.
Mi Iglesia es perfecta porque nada le falta para ser tal, porque divina es
la Vida que circula en Ella, porque está impregnada por la acción y por la presencia del Espíritu Santo, que la sostiene, la vivifica
y la santifica en su camino en esta tierra de exilio.
El humo del infierno ha entrado en ella
Hijo mío, prevengo tu objeción, no expresada, sino pensada, ¿por qué entonces, Jesús mío, la Iglesia está sufriendo tan
terriblemente por tan innumerables males?
Porque en la Iglesia está el elemento humano, donde está el hombre ahí está la
imperfección; si además el hombre movido por presunción y orgullo intriga con Satanás, Satanás se posesiona de él y lo hace un
instrumento del mal; no lo olvides nunca, él es la mona de Dios: todo lo que Dios hace en el bien él lo hace en el mal.
¿Por qué, Jesús mío, la Iglesia está tan gravemente enferma?
Porque el humo del infierno ha entrado en ella oscureciendo las mentes de los que por soberbia así lo han querido; estos
desventurados nunca podrán valorar el incalculable daño causado a la Iglesia.
Respondo ahora a otra objeción tuya, ¿tal vez ha
venido a menos la acción del Espíritu Santo?
No, hijo, Dios no miente y Dios es fiel a sus promesas, no es que Dios ha venido a
menos, sino que el hombre ha faltado a su fidelidad.
Poquísimos son los dispuestos a seguirme en el camino de la cruz
Dios no coarta jamás la libertad del hombre, aun cuando el hombre usa de este estupendo don en contra de Dios; y si no fuera así,
dime ¿qué sería ahora del mundo? Hijo, cuántas veces no te he dicho que el mal, de cualquier naturaleza que sea, no viene nunca
de Dios sino de Satanás que es "el mal", todo el mal, y del hombre que lo quiere, jamás de Dios, no es Dios infiel al hombre sino
el hombre es el infiel a Dios.
Los fines de mi Iglesia son los fines del Misterio de la Redención; le toca a mi Iglesia perseguir estos fines, pero también los
medios para perseguir estos fines son los de mi Redención:
Humildad, Pobreza, Obediencia y el Calvario, al que hoy muchísimos
se niegan a subir; también entre los Obispos, entre los sacerdotes y entre los consagrados en general son poquísimos los que están
dispuestos a seguirme en el Camino de la Cruz.
Aquí tiene su raíz la aridez de mi Iglesia hoy.
Mi Iglesia es la única custodia, intérprete, depositaria de mi Palabra, aquel que se atreviese a negar a mi Iglesia esta prerrogativa y
sacrílegamente se apoderase de ella, mutilando, desfigurando, transformando mi Palabra, cometería pecado grave contra el
Espíritu Santo, pecado grave de presunción, pecado que raramente encuentra perdón.
Hijo te bendigo, da gozo a tu Jesús con tu disponibilidad a la Cruz.
78 Después de la purificación.
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