Queridos amigos,
Es curiosa la respuesta que da Jesús a Pedro cuando este le pregunta por el destino del otro discípulo. Jesús le viene a decir: “¿Y a ti qué te importa? Tú preocúpate de seguirme. Lo demás, no ha de ser preocupación tuya…”.
Cuantas veces los creyentes estamos demasiado preocupados por el futuro, por lo que va a venir, como si no tuviéramos confianza en el Dios que nos ha prometido no dejarnos nunca de su mano y que, fiel a la alianza, nos ha dicho que él estará siempre con nosotros hasta el final de los tiempos.
De tantas cosas que podrían contarse de Jesús, que ni siquiera habría lugar para los libros en que se escribieran, en definitiva, eso es lo más importante. Esa es su Buena Noticia, su Evangelio: saber que él se ocupa y preocupa de nosotros y que en él podemos confiar porque nos ama.
Dice el proverbio: “Si tiene solución, ¿por qué te preocupas?, si no tiene solución, ¿por qué te preocupas?”. En el fondo de esa sabiduría late la profunda confianza creyente de quien sabe que este mundo está en manos de la bondad de Dios, que sabrá poner todas las cosas en su justo lugar.
Todo miedo se disipa cuando hay confianza. Y si pasa… ¿qué pasa? Pues no pasa nada. Si somos creyentes, confiamos en aquello que dijo San Pablo: “Nada nos puede separar del amor de Dios”. El discípulo amado descansaba en el pecho de Jesús, con la confianza de saber –como sabe un niño– que cuando está cerca del corazón de su padre nada hay que temer. La victoria es siempre del Cordero.
Mañana es Domingo de Pentecostés. El Espíritu y la esposa (la Iglesia) dicen: “Ven”. Y el que escuche, diga: “¡Ven!” Y el que tenga sed y quiera, que venga y beba del agua de la vida.Te deseo una feliz jornada, bien regada con el agua del Espíritu Santo que, una vez más, quiere inundar tu vida con su luz y con su fuerza.
Que tengas una buena jornada y un buen Domingo de Pentecostés. De corazón,
Fernando Prado, cmf.
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