VATICANO, 28 Abr. 16 / 10:24 am (
ACI/EWTN Noticias).- Durante la
Misamatutina en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco abordó el pasaje de los Hechos de los Apóstoles donde se narra el Concilio de Jerusalén, para recordar que el Espíritu Santo es el verdadero protagonista de la
Iglesia y explicar su acción en la
vida de la misma.
Comentando la lectura de los Hechos de los Apóstoles, sobre el Concilio de Jerusalén, el Papa afirmó que “el protagonista de la Iglesia” es el Espíritu Santo. “Es Él el que, desde el primer momento, les dio a los apóstoles la fortaleza para proclamar el Evangelio”, recordó.
Es “el Espíritu el que lo hace todo, el Espíritu es el que lleva adelante a la Iglesia”, insistió el Santo Padre. “Aun con sus problemas, también cuando estalla una persecución (contra la Iglesia), es Él el que fortalece a los creyentes para que permanezcan en la fe, aun en los momentos de ‘resistencias y de ensañamiento de los doctores de la ley’”.
En este caso, explicó Francisco, hay una resistencia doble a la acción del Espíritu: los que creían que “Jesús había venido sólo para el pueblo elegido” y los que querían imponer la ley mosaica a los paganos convertidos. En todo ello, hubo una gran confusión, señaló el Papa.
“El Espíritu ponía a los corazones en un camino nuevo: eran las sorpresas del Espíritu. Y los apóstoles se encontraron en una situación que nunca hubieran creído, situaciones nuevas. Y ¿cómo manejar estas nuevas situaciones? Por ello la lectura de hoy, comienza así: ‘en aquellos días, al cabo de una prolongada discusión’. Una acalorada discusión, porque discutían sobre este tema”.
“Ellos, por una parte, tenían la fuerza del Espíritu –el protagonista– que impulsaba a ir adelante, adelante, adelante… Pero el Espíritu los llevaba a ciertas novedades, cosas que nunca se habían hecho antes. Nunca. Ni siquiera se las habían imaginado. Como, por ejemplo, que los paganos recibieran el Espíritu Santo”, explicó Francisco.
El Santo Padre dijo que en ese momento los discípulos “tenían la patata caliente en las manos y no sabían qué hacer”; por lo que convocan una reunión en Jerusalén, donde cada uno puede contar su propia experiencia, sobre cómo el Espíritu Santo descienda también sobre los paganos.
“Y al final se pusieron de acuerdo. Pero antes hay una cosa linda: ‘Toda la asamblea hizo silencio para oír a Bernabé y a Pablo, que comenzaron a relatar los signos y prodigios que Dios había realizado entre los paganos por intermedio de ellos’. Escuchar, no tener miedo de escuchar. Cuando uno tiene miedo de escuchar, no tiene al Espíritu en el corazón. Escuchar: ‘¿tú qué piensas y por qué?’. Escuchar con humildad”.
“Después de haber escuchado –indicó el Papa–, decidieron enviar a las comunidades griegas, es decir a los cristianos que vinieron del paganismo, enviar a algunos discípulos para tranquilizarlos y decirles: ‘Está bien, sigan así’”.
Recordó que en el Concilio de Jerusalén se decidió que los paganos convertidos no están obligados a la circuncisión, algo que se comunicó a través de una carta, en la que “el protagonista es el Espíritu Santo”.
En efecto, los discípulos afirman que “el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido”. “Este es el camino de la Iglesia ante las novedades, no las novedades mundanas, como las modas de los vestidos, sino las novedades, las sorpresas del Espíritu, porque el Espíritu siempre nos sorprende”, señaló el Papa.
Francisco dijo que este hecho demuestra que la Iglesia afronta y resuelve los problemas con la “reunión, la escucha, la discusión, la oración y la decisión final”.
“Este es el camino de la Iglesia hasta hoy. Y, cuando el Espíritu nos sorprende con algo que parece nuevo o que ‘nunca se había hecho así’ –se debe hacer así’– piensen en el Vaticano II, en las resistencias que tuvo el
Concilio Vaticano II. Y digo esto porque es el más cercano a nosotros. Cuántas resistencias: ‘pero no…’ Aún hoy, resistencias que siguen de alguna forma. Y el Espíritu va adelante. Y el camino de la Iglesia es éste: reunirse, unirse juntos, escucharse, discutir, rezar y decidir”.
“Y esta es la llamada sinodalidad de la Iglesia, en la cual se expresa la comunión de la Iglesia. Y ¿qué hace la comunión? ¡Es el Espíritu! Otra vez es el protagonista. ¿Qué nos pide el Señor? Docilidad al Espíritu. ¿Qué nos pide el Señor? No tengamos miedo, cuando vemos que es el Espíritu el que nos llama”.
“‘A veces, el Espíritu nos detiene, como hizo con San Pablo, para que cambiemos de camino”, pero no nos deja solos, sino que “nos da coraje, nos da la paciencia, nos hace ir seguros por el camino de Jesús, nos ayuda a vencer las resistencias y ser fuertes en el martirio”.
Por ello, invitó finalmente a los fieles que pidan al Señor "la gracia de comprender cómo va adelante la Iglesia, de comprender cómo desde el primer momento ha afrontado las sorpresas del Espíritu y, también, para cada uno de nosotros, la gracia de la docilidad al Espíritu, para ir por el camino que el Señor Jesús quiere para cada uno de nosotros y para toda la Iglesia”.
Primera lectura
Hechos 15:7-21
7 Después de una larga discusión, Pedro se levantó y les dijo: «Hermanos, vosotros sabéis que ya desde los primeros días me eligió Dios entre vosotros para que por mi boca oyesen los gentiles la Palabra de la Buena Nueva y creyeran.
8 Y Dios, conocedor de los corazones, dio testimonio en su favor comunicándoles el Espíritu Santo como a nosotros;
9 y no hizo distinción alguna entre ellos y nosotros, pues purificó sus corazones con la fe.
10 ¿Por qué, pues, ahora tentáis a Dios queriendo poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros pudimos sobrellevar?
11 Nosotros creemos más bien que nos salvamos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos.»
12 Toda la asamblea calló y escucharon a Bernabé y a Pablo contar todas las señales y prodigios que Dios había realizado por medio de ellos entre los gentiles.
13 Cuando terminaron de hablar, tomó Santiago la palabra y dijo: «Hermanos, escuchadme.
14 Simeón ha referido cómo Dios ya al principio intervino para procurarse entre los gentiles un pueblo para su Nombre.
15 Con esto concuerdan los oráculos de los Profetas, según está escrito:
16 «Después de esto volveré y reconstruiré la tienda de David que está caída; reconstruiré sus ruinas, y la volveré a levantar.
17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, y todas las naciones que han sido consagradas a mi nombre, dice el Señor que hace
18 que estas cosas sean conocidas desde la eternidad.
19 «Por esto opino yo que no se debe molestar a los gentiles que se conviertan a Dios,
20 sino escribirles que se abstengan de lo que ha sido contaminado por los ídolos, de la impureza, de los animales estrangulados y de la sangre.
21 Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad sus predicadores y es leído cada sábado en las sinagogas.»
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