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Hace poco el Papa Francisco nos exhortaba a recordar con mayor importancia la fecha de nuestro Bautismo, y a celebrarlo tanto o más que el día de nuestro cumpleaños. Pero, ¿sabemos realmente por qué es tan importante esta fecha? Aquí ofrezco algunas reflexiones sobre la importancia de este sacramento.
En el mundo actual cada vez es más común escuchar a padres (incluso católicos) que deciden no bautizar a sus hijos al nacer. Esto obedece a que se tiene la idea de no “imponerle” a los niños un credo o religión con la cual más tarde ellos podrían estar en desacuerdo, sino dejarles la libertad para que más adelante, cuando tengan uso de razón, puedan tomar esta decisión por sí mismos.
Pero si nos detenemos a pensar en el origen de este argumento, descubriremos que en su mayoría obedece a la ignorancia frente a la naturaleza de este sacramento. El Bautismo claramente no es una imposición de los padres, es un regalo; y basta comparar este regalo con cualquier otro que recibe un recién nacido: nadie le pregunta al bebé si quiere que le regalen un juguete nuevo, simplemente se lo dan. De igual modo, cuando el bebé enferma, los padres no le preguntan si quiere recibir la medicina, o si está de acuerdo con que lo lleven al doctor. Simplemente lo llevan, asumiendo así la responsabilidad de elegir lo que ellos consideran qué es mejor para su hijo.
El Bautismo es el más hermoso regalo que un padre puede dar a su hijo, pues del mismo modo que cuando el niño enferma se le ofrece algo para su bienestar físico, el Bautismo otorga una medicina espiritual, que no solo cura el pecado original, sino que llena de abundantes frutos el corazón de quién lo recibe.
Para refrescar la memoria ofrezco algunos puntos importantes sobre la naturaleza de este sacramento:
1. El Bautismo nos hace hijos de Dios. Se dice que San Luis, que fue Rey de Francia, cada vez que bautizaba a uno de sus hijos lo abrazaba fuertemente y le decía: “¡Querido hijo, hace un momento solo eras hijo mío, pero ahora eres también hijo de Dios!” ¿Qué padre no quisiera pues que su hijo forme parte de la familia de Dios?
2. Nos borra el pecado original. Cualquier padre que supiera que su hijo nació con alguna dificultad, por muy pequeña que esta fuera, buscaría el remedio y se lo proporcionaría de manera inmediata. Todos nacemos con el pecado original, es la herencia de nuestros primeros padres. Y aunque no hemos hecho nada para merecerla, si podemos borrarla, y esto mediante el sacramento del Bautismo.
3. Nos hace miembros de la Iglesia. Por el Bautismo, al hacernos hijos de Dios, somos también hermanos y miembros de una misma familia, que es la Iglesia. Por tanto, uno de los mayores beneficios de este sacramento es que nos da una familia.
Ojalá estas reflexiones nos ayuden a valorar el don del Bautismo y a dar gracias a Dios por el gran regalo recibido.
Dinámica
Te sugiero investigar más sobre el día de tu Bautismo, quién te bautizó, dónde, y si puedes, visita la Iglesia donde fuiste bautizado y haz una oración de acción de gracias al Señor por el don de la fe que allí recibiste.
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