El pacto con la iglesia es el silencio
El obispo Xavier Novell, abucheado y protegido por la policía en Tárrega
Primera parte del fenómeno: no importa cuán intensamente nacionalista seas, que no te perdonan que vayas contra sus dogmas de ingeniería social. Es decir, que viendo que en cuestión de nacionalismo, Xavier Novell, obispo de Solsona, era uno de los suyos, podían haber sido con él un poco más condescendientes. Pues no, en absoluto. Porque si no acepta una parte esencial del nuevo Estado catalán, como es la ideología de género, queda convertido automáticamente en enemigo de la nación que están construyendo. Porque en su lógica, no se puede ser buen nacionalista catalán si no admites todos los dogmas de la nueva nación: entre ellos, los de la ingeniería social.
La lección es estremecedora: no se puede ser nacionalista catalán y cristiano al mismo tiempo. En absoluto. Y mucho menos, obispo católico ejerciendo como tal en la nueva Cataluña independiente. Porque o eres nacionalista partidario de la República Catalana con toda su ideología progre completa, sin recortes, o eres un traidor a la nación. Así de simple: o todo, o nada.A este respecto no vale lo que pienses tú, sino lo que piensan -e imponen- ellos. Avisados quedan los demás obispos y sacerdotes que ansían serlo de la nueva Cataluña: han de renunciar a cualquier principio religioso que choque contra laConstitución del Estado Catalán. Y si en el fondo de su corazón no renuncian, cerrar rigurosamente la boca, renunciando a predicar la doctrina y la moral católica.
El obispo Novell accede a su coche escoltado por la policía
Si pagan ese peaje de silencio, es de suponer que al menos en el primer momento les dejarán vivir sin obligarles a abdicar públicamente de su fe. Pero esto es una suposición, sólo una hipótesis sostenida en el tramo de experiencia que llevamos andado. Mientras la Escuela Cristiana ha dejado hacer a la Generalitat y le ha consentido que promocionase en ella su ideario anticristiano, ésta no ha sido exigente con la dirección eclesiástica del colegio. Pero el precio ha sido el silencio. Callar y dejar hacer, es decir otorgar. Un auténtico pacto de silencio.
Ahí está la Revolución Francesa para aviso a navegantes extraviados: primero hicieron jurar a curas y obispos la Constitución Civil del Clero, convirtiéndoles en funcionarios públicos. A partir de entonces pasaron a ser clero juramentado,sometido a la ideología revolucionaria. Aquellos que se negaron, fueron aquel clerorefractario que mantuvo la fe del pueblo al precio de la persecución y de la muerte. Los funcionarios religiosos del Estado son una figura que se repite en muchos países, adoptando formas distintas en cada uno. La condición humana es tal, que la mayoría tiende al formato funcionarial en el que acepta, entre otras, la obligación de callar en las cuestiones en que chocan la doctrina de la Iglesia y la del Estado.
El silencio es discreto: mientras se mantiene, no llama la atención. Pero se percibe su estridencia cuando se rompe. Mientras mantienes el silencio, nadie nota que estabas mudo; pero al romperlo, te estalla en la cara la violencia del silencio. Te das cuenta de cuán desquiciante era. Porque silencios hay más violentos que las palabras más duras; silencios que hieren más que los peores improperios. Es lo que ha ocurrido con Novell. Los que vigilaban su silencio, los que se lo habían impuesto como precio de la convivencia pacífica, en cuanto ha roto el pacto tácito de silencio, han puesto el grito en el cielo: Inaceptable que un obispo pueda hablar y expresarse según su conciencia. De todo punto inaceptable. Y si es necesario recurrir a la violencia para hacérselo saber, bienvenidas sean la violencia y la intimidación. Bien se le está tener que salir de una iglesia acompañado por la policía como un delincuente.Es así como se las gastan.
Manifestantes de colectivos homosexuales contra las palabras del obispo Novell
Los católicos no hemos de preguntarnos por las palabras de Novell, sino por su silencio y el de los demás obispos. Un silencio tan dilatado, que parecía que no iba a tener fin. Pero gracias a Dios que habló monseñor Novell, porque gracias a su valentía, hemos podido saber de la tremenda fuerza, de laextrema violencia con que se les ha estado imponiendo a los obispos este silencio. Tenemos bien cerca el caso de monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá, víctima de acoso constante por atreverse a predicar la doctrina de la Iglesia también si choca con el catecismo que nos imponen los políticos. Y tenemos bien reciente el acoso a D. Juan José Omella no porque proclamase la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad, que no dijo al respecto ni una palabra; sino porque invitó a un homosexual arrepentido a dar una conferencia en la parroquia de Santa Ana. Tuvo que aceptar un nutrido comisariado político de la Generalitat en primera fila para intimidar al conferenciante a fin de que se abstuviese de decir libremente todo lo que quisiera. Así están las cosas.
Y si los obispos catalanes se pensaban que mostrándose favorables a la independencia de Cataluña y consintiendo que sus curas cuelguen banderasestrelladas de sus campanarios, les cedan los locales parroquiales a los independentistas y cambien sus homilías por mítines políticos; si se pensaban que con esto ya les perdonaban la vida, pues no. Está visto que sólo están dispuestos a convivir con la Iglesia mientras ésta calle y claudique. De momento; porque tal como nos han pronosticado ya las dos monjas del sistema, Caram y Forcades, ésas sí integradas totalmente en él y asumiendo como propia su inmoralidad, el silencio es sólo la primera fase de domesticación de la Iglesia. Luego seguirá la hoja de ruta que han marcado ya las dos monjas: la predicación explícita de la ideología del Estado.
In infernum nulla est redemptio; en el infierno del nuevo Estado Catalán que pretende además ser faro de la humanidad en cuestión de laicismo, persecución de la Iglesia e imposición de toda inmoralidad empezando por los niños de la escuela, desengáñense, los señores obispos: en ese infierno que quieren vendernos como la tierra prometida, no hay redención para ustedes. Para ustedes no es la tierra prometida, a no ser que renuncien a predicar el Evangelio. Están viendo afeitar las barbas de monseñor Novell; así que ya pueden ir poniendo a remojar las suyas.
Y no se hagan ilusiones, señores obispos. Si se pensaban ustedes que Novell es uno de los suyos por impulsar la independencia de Cataluña desde la Iglesia, pues ya lo ven: Novell es un gran traidor a la nación por osar cuestionar uno de sus dogmas: que la homosexualidad es una opción sexual y social tan legítima como el matrimonio entre hombre y mujer. Y eso, ya lo ven, no tiene perdón: porque eso forma parte inseparable de la nueva soberanía. Atentar contra eso es atentar contra la soberanía de Cataluña. Tal es la conexión entre la reivindicación de la soberanía de Cataluña y la proclamación de la homosexualidad como uno de los más preciados bienes sociales del nuevo Estado, que quienes firmaron la episcopal NOTA pro-independentista no pueden de ningún modo firmar una nota de adhesión a monseñor Novell: porque eso sería una explícita manifestación antiseparatista. Por eso, por imperativo político, se han visto obligados a dejar a Novell al pie de los caballos soberanistas. Ya puede escribir todas las NOTAS que quiera invocando la singularidad y la realidad nacional de Cataluña y todas esas cosas… No importa: si no se guarda para él solo sus opiniones sobre la homosexualidad, atenta contra la soberanía doctrinal de Cataluña.De momento sólo se les exige a los obispos el silencio: más adelante se les exigirá también a todos ellos, que adornen con ropajes teológicos la doctrina oficial del nuevo Estado y que la proclamen con el mismo entusiasmo con que vienen proclamando el derecho del Pueblo de Cataluña a la soberanía. Las dos monjas intrépidas les han abierto el camino.
Custodio Ballester Bielsa, pbro.
Párroco de la Inmaculada Concepción de Hospitalet
www.sacerdotesporlavida.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario