2002
07-01-2002
Jesús:
Mensajera.
Aquí estoy Señor, para hacer tu Voluntad.
Ve y dile a mi Pueblo:
Pueblo de dura cerviz,376 de ojos altaneros y manos dilapiladoras. Pueblo de
corazón cieno, de odio y lamada377.
Pueblo mío, dime: ¿Qué te he hecho, en qué te
he ofendido?, respóndeme.
¿Por qué quieres hacer caer tu oprobio sobre ti mismo?, ¿por qué no escuchas mi
Voz? Ojalá escucharas hoy mi voz y no endurecierais vuestro corazón.378
Dime: ¿Qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido?, respóndeme.379
Yo te saqué de Egipto ... tú hiciste una Cruz para tu Redentor.
Pueblo mío: ¿Qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido?, respóndeme.
Sí, ¿qué te he hecho?, ¿qué tienes contra Dios? ¿Acaso no fui Yo el que plasmó los
Cielos, hizo la Gloria y la tierra? ¿No fui Yo quien te estableció en el Paraíso, el
que te dio a comer sus dones? ¿No fui Yo el que creó el mundo, alfombró los
suelos como un tapiz verde hermoso y creó todo, Cielos y mares, la tierra y cuanto
contiene para ti, amado mío, hermano de mi Corazón? Quien te dio este regalo
hermoso y colmó tu sed de amor y de compañía con la mujer, esposa de tu corazón
y bendijo vuestra unión con los hijos y os bendijo a vosotros y a los hijos de
vuestros hijos y de vuestros hijos para los siglos.
Ese he sido Yo, hermano, te he dado todo, hasta mi propia Vida de Hombre y Dios,
hasta mi muerte, hasta mi última sangre, te lo he dado todo y continúo hoy
dándome gota a gota por ti en la Eucaristía, continúo entregándoteme todo.
¿Qué me has hecho?, ¿qué me has hecho tú a cambio?: Hiciste una Cruz para tu
Redentor, manchaste mi Nombre de Hombre-Dios, me estampaste mi regalo contra
la cara, dijiste: “¡No quiero nada de Ti, odioso Dios!” Y cómo te instó la Serpiente
a hacerlo, a arrojar el Regalo de Dios contra la Cara de Dios, a burlarse de sus
dones, a dar la espalda de por vida, no pudiendo disfrutar de la verdadera Vida.
A cambio: ¿Qué he hecho Yo?, te he dado mi regalo más precioso: mi Madre,
mando a los ángeles en tu auxilio, envío los mensajeros, te brindo oportunidades y
salud para reconocerme. Pero mira que he aquí que por las buenas no reconoces mi Voz. Bendito sea Dios por sus santos designios, que te aseguro que no puede
quedar así todo esto.
No encuentro la manera de que vuelvas a Mí, Pueblo mío, y en vez de volver, te
alejas y te alejas y te alejas cada vez más, haciéndote ya inalcanzable a mi Mano de
Bondad.
Y he aquí que te voy a enviar mi Brazo de Justicia. Justicia divina.
No sabéis qué es
la Justicia divina de la que os hablo y han hablado tantos Profetas y seguirán
hablando hasta que tenga su total cumplimiento: la Justicia divina es el Amor, el
Amor de Dios que, viendo cómo todo su Pueblo, irremediablemente iba a caer al
abismo en masa, quiso salvar al menos a un Resto para que en la tierra se le alabe,
aunque sólo sea desde una mínima parte del hombre380. Y para eso envió a sus
Profetas que correrán la misma suerte que los de antaño, y se derramó y se derramó
en su Espíritu como libación sobre vosotros, para que viendo, pudierais comprender
y oyendo, escuchar lo que habéis visto y oído para vuestra salvación y haceros
provecho. Y en efusión grandísima me derramé sobre vosotros para que pudierais
reconocer dónde está el mal y dónde está el bien. Me derramé en Espíritu y Vida.
Benditos aquellos sobre los que caí y fui acogido, benditos los que se dejaron
transformar antes de que llegue el Día.
Porque el Día ya se acerca hijos, y a muchos
no voy a encontrar preparados. Es dolor para mi Corazón, pero también alivio al
pensar que pude salvar al menos un Resto y que toda la humanidad no debió ser
destruida. Es alivio y gozo esto para mi Corazón, hija, porque por vuestras obras
todos merecíais ser destruidos.
Y me dirás: ¿Dónde está tu Bondad? Ésta es mi Justicia y mi Bondad: que cada
uno reciba por sus obras la retribución que se merece.
Obras buenas: salvación;
obras malas: condenación. Y mira, hija, que digo “por sus obras”, por sus
verdaderas obras, no digo: “apariencia de obras”. Quien tenga oídos para entender,
que entienda.
Y aunque os merecíais todo el Horror, Yo, en mi extrema Bondad, os he enviado
hasta el último hálito de mi Espíritu, he agotado todos los recursos, y he aquí un
Resto que me ha respondido.
Con él inauguraré una nueva época de salvación en la
historia de la Iglesia, una nueva época de común-unión y bendición, de Paz y
Alegría, concordia y bondad.
En espera de eso, hijos, os digo: ¡convertíos!, ¡convertíos ahora! Después no habrá
tiempo ni dones. ¡Convertíos ahora que se derraman sobre vosotros, como libación,
los dones eternos de la Copa de la Salvación! Convertíos ahora. Después no habrá
tiempo.
Y venid a reinar Conmigo para siempre en el Paraíso. Yo lo he dicho y es Palabra
de Dios.
Esto es para todos381
Amén. Y alabemos y adoremos, bendigamos a Dios Todopoderoso que por su
Santa Cruz redimió al mundo.
Amén.382
376 Cfr. Ex 32,9; 33,3; 34,9; Dt 31,27.
377 Lama: cieno baldo que se halla en el fondo del mar. (No conocía esta palabra)
378 Cfr. Salmo 94,8s.
379 Mi 6,3ss.
380 De la humanidad.
381 Los hombres.
382 Durante esto yo sentía a Jesús como sentado delante de mí, su Cara frente a mi
cara, o mas bien su Cara dentro de la mía, no sé. Sentía su manera de ser,
sentimientos, Corazón, forma de decir esto, Dolor por los hombres, Amor por
todos, esperanza por los que responden, confianza en mí, pobre sierva inútil, que
sólo he hecho que mi bolígrafo se deslice a su Voluntad. Y siento que es todavía
muy imperfecto ese dejarse mío. Y ahí está Él, poniéndose en nuestras manos.
Miro la estampa de Jesús de la Sábana Santa y no tiene ni punto de comparación
esa belleza con lo que El es. Ahora mismo que ha dejado de hablarme, no siento
su Belleza. No le veía tampoco antes, pero es algo especial que no sé explicar.
Jesús tiene el Rostro más rellenito, en la estampa estaba demacrado porque es
cuando murió; no es un Rostro gordito, no, es varonil, de hombre joven y bello,
de piel no muy blanca y no muy oscura, el tono perfecto, sus cabellos rubios y
en la abundancia perfecta y en la ondulación perfecta, cayéndole con raya en
medio sin taparle la cara porque tienen cuerpo; y me fijo sobre todo en su Boca
que me está hablando y tiene unos Labios de Vida que despiden el aliento de la
Dulzura y el Amor, que se mueven para mí, para darnos este mensaje de Amor
al mundo; son más bien carnosos que finos, con un tono de vitalidad y amor a la
vez de fuerza y dulzura. Qué Bello es el Hijo del Hombre, el Esposo de los
Hombres
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