08-01-2002
Virgen:
¿Qué debemos hacer con la juventud? Ésta es mi respuesta: “El Pueblo que andaba
a oscuras vio una gran luz. Los que habitaban en tinieblas y en sombra de muerte
una Luz alumbró sobre ellos”.383
Cristo, la Luz, ha venido al mundo, pero los suyos no le recibieron. A quienes lo
reciban les da poder para ser los hijos de Dios.384 Les lava de su culpa y les
introduce en la Vida Eterna.
Quien camina en las tinieblas no puede ofrecer luz. Quien no se abre a la luz jamás
verá el camino a seguir.
¿Cómo mover los corazones de los jóvenes para que encuentren la luz? Yo te digo,
con dos cosas: ayuno y penitencia.
¿Por qué he puesto estas dos cosas en primer lugar? Porque son las armas para
sacar al Enemigo del alma, para arrebatarle a Satanás la presa, que la tiene asida
con sus fauces y no la suelta ni la soltará de otro modo.
¿Por qué no se convierten las almas de los jóvenes al contacto de la Verdad?
Porque falta en el mundo el ayuno y la penitencia. Porque de los de Satanás suben
oblaciones al padre de sacrificio y ayuno por las almas; de los de Dios, no.
Apenas
quedan lugares en el mundo donde se practique el ayuno y la penitencia, apenas
hay, y estos no son suficientes para contrarrestar todo el odio y el pecado del
mundo.
Mundo regalado, lisonjero, comodón, ávido de placer, del tener y poseer,
adusto a la penitencia, extraño al sacrificio, penado por el dolor pero extraño a él,
no queriendo entrar en comunión con él.
Mundo en el que no se aprovecha el sufrimiento, queda baldío, como una ofrenda
ajada que se echó a perder por descuido antes de poder ser presentada.
No os extrañéis de que a vuestro paso no se convierta la gente, no llaméis la
atención de los jóvenes: vuestras vidas adolecen de sufrimiento y penitencia, el
ayuno ha entrado en vuestro olvido. No digo como los paganos, pero sí con muy
poca diferencia de ellos: coméis, bebéis, gastáis, derrocháis y malgastáis, poseéis y
codiciáis, regaláis a vuestro cuerpo y a vuestros sentidos y os tenéis mucha
compasión y os evitáis toda clase de males, incomodidades y penitencia. Vivís una
vida “sana” en el sentido más pagano de vuestra existencia: el culto al “yo”, el
terror del sufrimiento, la vanagloria de ser.
¿No os dais cuenta de que vuestra vida, pendiente de cada grano del cuerpo, os
quita fuerzas para el bien y para hacer el bien?
Por eso hoy os digo: sacrificio, ayuno y penitencia. Estas son las tres cosas que
tenéis que buscar si deseáis salvar y mover las almas para Cristo.... ¡o a lo mejor no
lo deseáis! Pensadlo.
Ven, no te desanimes al ver tu cuerpo tan llagado, Yo te lo curaré y sanaré. Ven, te
haremos robusto en el Amor, te limpiaré las heridas y podrás volar, podrás volar
anunciando a todos los pueblos la Buena nueva del Amor. Vuela, alondra, vuela
golondrina385, ven, ve y vuela; tus alas no estaban cortadas, sólo estaban heridas,
ahora las he recompuesto para que puedas ir, ir por todo el mundo predicando el
Evangelio, la Buena noticia de la Salvación.
Y adorémoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz Redimiste al mundo.
383 Cfr. Is 9,1.
384 Cfr. Jn 1,11s
385 Alondras y golondrinas son muy comunes en España, son aves migratorias.
09-01-2002
Jesús:
Dile a mi Pueblo: Pueblo de dura cerviz, de ojos altaneros de mirada desafiante con
su Dios, de manos dilatadas por la fortuna y echadas a perder por el mal uso del
haber, de piernas cortas para el bien, largas para el mal, cuerpo acorde con el alma:
perdida, negra y hundida en el fango, en el fango de vuestras dichas y placeres. Oh, Pueblo ingrato al Amor de Dios, ingrato a sus Ojos. ¿Hasta cuándo he de
soportarte? ¿Hasta cuándo soportar tu hedor que sube hacia Mí como oblación? 386
Oh Dios mío, ¿tan enojado estás con tu Pueblo?
No tengas miedo.387 Sigue.
Pueblo de dura cerviz, escucha hoy a tu Señor, escucha a tu Ángel que te habla y
que te guarda de tus enemigos, te defiende del Maligno.
Pueblo mío, ¿qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido?, respóndeme.388
Dime el por qué de tu odio al Señor, cuando de El sólo recibiste bienes y eras tú
quien te perdías solo por el camino del mal. Oh, no eches la culpa a Dios de tus
propios males, échatela a ti mismo extraviado por los caminos del odio y la
perdición.
Dime: ¿qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido?, respóndeme.
Yo hice para ti los Cielos y la tierra y te establecí en el Paraíso. En él gozabas de
mis bienes, que eran tus bienes. ¿Por qué te perdiste, Pueblo mío, por qué te fuiste
de mi lado?
Escucha: Yo te amo. Escucha, escucha mis Latidos de Amor por ti, Pueblo mío,
inserto en la negra oscuridad, todo a oscuras sin dejar que brille la luz. Pueblo mío,
¿qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido?, respóndeme.
Mírame. Mira a este Corazón que tanto ha amado a los hombres, mírame y
escúchame. Ven a Mí, ven a mi Silbido, oye mi Llamada. Mira que te llamo en esta
última hora de la historia. Mira que Soy Yo ahora quien clamo hacia ti. Me dirijo
personalmente a ti e invoco tu perdón: ¿Qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido?,
respóndeme.
Yo te di mi Sangre, te di mi Vida. Por ti me clavé en una Cruz. Por ti fui exhibido
al mundo para burla de los impíos, escándalo de los judíos.389 Por ti desde la Cruz
grité: ¿Qué te he hecho?, ¿en qué te he ofendido? ¿Para qué este Sacrificio?
Pueblo mío, sé que permaneces sordo, mudo y cojo, ciego, permaneces ciego a mi
Amor, sordo a mis súplicas y a mis susurros de Amor. Dime: ¿qué te he hecho?,
¿en qué te he ofendido?, respóndeme.
¿Por qué tu Dios adolece de Amor, abandonado, olvidado en los Sagrarios de la
tierra? Olvidado, ultrajado y pisoteado por todos, Varón de Dolores, donde cada día
se realiza mi Sacrificio y los míos vienen a escupirme y a insultarme, a escucharme
para luego hacer oídos sordos, a lamer mi Sudor y luego enjuagarse la boca.
Pueblo mío, Pueblo de dura cerviz, aciago corazón helado, sordo a mis súplicas,
enfermo para mi Amor. Ven a Mí, escúchame y luego contéstame: ¿Qué te he
hecho?, ¿en qué te he ofendido? ¡Respóndeme!
No, no te interesa tu Dios, no te interesa que Yo muriera por ti, no te intereso. Tú,
invadido por tus propios intereses, no quieres reconocer a Dios que te llama, que
hoy llama a tu puerta y te dice: examina, examínate y piensa: ¿en qué me ha
ofendido Dios?, y ven a decírmelo; pero escucha hoy mi Voz, que te diré que todo
eso que te parecen afrentas, no son más que el Amor que Yo te tengo. Y mira, si
tuvieras los ojos de la fe, entenderías todo, entenderías tu vida, su por qué, su
finalidad, podrías encajar todo en las piezas del puzzle y darte cuenta que tus
enojos no responden más que a mis llamadas, llamadas mías de Amor.
Tú que me lees hoy y te reconoces y reconoces aquí mi Voz. Ven a Mí, ven hoy a
Mí, no lo demores más. Examínate y piensa: ¿Por qué odio a Dios?, ¿por qué ese
odio al Hacedor de todo? Si piensas: “yo no le odio, no es para mí”, te diré: “Si me
amaras, cumplirías mis Mandatos”.390 Empieza por ellos si es que quieres amarme
verdaderamente y hoy este texto tocó alguna fibra de tu corazón.
El mandato del amor los resume a todos,391 pero, hijo mío: ¿Cómo vas a amar si
sólo el odio es el que inunda tu corazón?
Ven al Amor, venid con amor al Amor, Yo os enseñaré cómo tenéis que amar,
cómo tenéis que amarme; y a mi lado aprenderéis a vivir la Verdadera Vida en
Dios, la Verdadera Vida en Cristo Jesús, Señor de todos, Señor de Señores y Rey
de Reyes. La Verdadera Vida del Amor. La Verdadera Devoción al Sacrosanto
Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, el Verdadero Amor.
Solos no podéis hacer nada.392 Caed en la cuenta que debéis venir a Mí si queréis
ser felices, que tenéis que tener trato conmigo si vuestra alma anhela ir al Cielo,
morada eterna donde Yo me manifestaré más abiertamente por fin a vosotros, y
podré abrazaros diciéndoos: Estáis con Dios, estáis conmigo, se acabaron vuestras
penas. Yo Soy lo que buscabais y aquí estoy para ti. Ven a estrecharte contra Mí en
este abrazo de Amor para fundirnos en un Corazón por toda la eternidad. Y vivid
eternamente felices.
¿Es esto posible? Se puede, por la fe. Venid, venid, no quiero repetir más esta queja
y esta súplica.393 Venid. Yo os espero hoy. El tiempo se acaba, terminan los días de
la Salvación para dar paso a los Terribles días de la Ira. Venid, venid antes de que
se cumplan los días, pasad, pasad al fondo de mi Corazón, ¡rápido!, ¡rápido!,
¡pasad!, ¡pasad!
Y adorámoste Cristo y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
386 Intentamos rezar a Dios y en apariencia es oración, pero en realidad no es
ofrecimiento del incienso de las buenas obras, sino del hedor del pecado, de vida
de pecado.
387 El Evangelio de hoy
388 Cfr. Mi 6,3.
389 Cfr. I Co 1,22-25.
390 Cfr. Jn 14,15.
391 Cfr. Rm 13,10; Ga 5,13s.
392 Cfr. Jn 15,5
393 “Pueblo mío, ¿qué te he hecho?, etc ...
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