P. Livio: El tiempo de las apariciones llega ya a los 37 años. Es un tiempo muy largo, como el de los judíos en el desierto. ¿No te parece que debido a ese periodo tan largo de las apariciones, muchos se cansan, como el lamento de haber dejado Egipto? ¿O quizás abandonan el fervor de los primeros tiempos? Puede que haya el riesgo de que cuando llegue el tiempo de estar preparados, las lámparas estén apagadas y no haya aceite. ¿No te parece que se corre este peligro?
Marija: Existe este peligro para los tibios. Mira, he regresado de Medjugorje hace poco y a pesar de ser invierno con un tiempo tan frio y de haber menos peregrinos, la espiritualidad a la que nos ha llamado la Virgen, está viva. Cuando me cruzo con esas personas, veo que hay esa frescura, también en personas que a pesar de no haber estado en Medjugorje durante mucho tiempo por diferentes problemas, cuando les hablas de ello, se iluminan y les ves ese frescor, porque la Virgen es frescura. Sí, ciertamente hay gente que se cansa, pero si quieres frescura en tu vida, tienes que amar a la Virgen. San Luis María Grignion de Montfort amó tanto a la Virgen, que fue su esclavo, su gran apóstol; la amó siempre de una forma muy especial. Ella ha enamorado a miles y miles de personas, entre ellas a Juan Pablo II que la amó durante toda su vida, y nosotros estamos llamados a ser como ellos. La Virgen quiere que estemos cerca de Ella, porque si en todas las cosas, por pequeñas que sean, ponemos a la Virgen como ejemplo, Ella con su amor nos llevará a Jesús. Cuando le tenemos a Él, estamos tranquilos, estamos en la barca serena a pesar de la tormenta, de las borrascas de la vida, estamos seguros porque estamos bajo el manto de la Virgen. Yo creo que en nuestros días, muchas personas van al psicólogo o al psiquiatra porque no rezan, porque se sienten vacíos. Los mismos psicólogos a veces no les pueden ayudar a pesar de poner en ello buena voluntad. Están vacíos porque no tienen a Dios y nosotros estamos hechos para Dios. Yo no digo que un psicólogo no pueda ayudar, pero si hay oración, la persona es más positiva, más abierta, amorosa, etc.
P. Livio: Entonces Marija, la fidelidad en Medjugorje, el estar cerca de María es una garantía para que las lámparas se mantengan encendidas, la lámpara de la fe, de la esperanza y de la caridad. Estar cerca de María no nos cansa, nos impide mirar atrás y volver al pasado.
Marija: Padre Livio, yo siempre digo que Medjugorje no es Medjugorje. Medjugorje es la presencia de la Virgen, de esta gracia que nosotros no merecemos. No somos dignos de esta gracia, pero Dios nos ha elegido y nosotros, con nuestra pobreza, respondemos con todas nuestras fuerzas. Nosotros lo proclamamos a los cuatro vientos. Después, nos dicen de todo, porque ya lo hemos oído. Pero la cosa más bella es que cuando es el momento de la aparición, yo siento una gran emoción en mi corazón por esta gracia que Dios me da. Nosotros vivimos en este tiempo de gracia en que la Virgen se aparece cada día, no sé hasta cuándo. Con Jacob, de un día para otro, la Virgen le dijo que no se le aparecería más, solo una vez al año, tal como pasó con Ivanka. Pero seguimos recibiendo esta gracia de la Virgen, no solo de conversión a personas que llegan aquí por primera vez y que se convierten radicalmente. En estos días estamos viviendo momentos muy bellos viendo cuántas vocaciones han surgido de Medjugorje. ¡Cuántos consagrados que viven profundamente los mensajes de la Virgen! Esta frescura que se vive, que se transmite, nadie la puede ignorar. Esto no es mérito nuestro, sino del poder de Dios y del Espíritu Santo que guía a través de María y que sopla cuando quiere, donde quiere y como quiere. Medjugorje está en nuestra vida. Tantos grupos de oración, tantas obras a través de las personas que han cambiado completamente su vida. Tantas personas que han abierto sus casas transformándolas en casas de oración, como una familia escocesa que tenían un pequeño hotel para ir de caza y que desde hace 25 años se convirtió en casa de retiro y allí vive toda la familia (padres, hijos y nietos) y dan su testimonio. Esta es la belleza que Dios nos da. Dios nos llama a la conversión a través de la Virgen, pero después ya depende de nosotros si queremos responder o preferimos ignorar. Algunas personas dicen: “Ah, yo he estado una vez en Medjugorje y ya tengo bastante”. Estas personas no han entendido nada. No se trata de ir a Medjugorje para hacer una ruta turística, se trata de ir a recoger esa gracia que Dios nos envía, para convertirnos, para ponerle a Él en el primer lugar de nuestra vida.
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