31-10-2010
Virgen:
Marga amada, ¡ven!
Alégrate, pues Yo quiero enviarte a mis ovejas, las que nadie quiere porque no
saben guiar, quiero enviártelas a ti, para que les enseñes cómo se vive el Amor en
exclusiva de Dios, pese a estar casado o soltero o viudo o ser joven imberbe o niño
pequeño.
¿No ves cómo Dios, en este tiempo, está comunicándose a su grey más que nunca,
como el Esposo ardiente que desea reunirse con su enamorada? Y lo hace a gente
de toda condición.
Dios te ha escogido para hacer ver a las gentes que su Amor es para todos. ¡Para
todos! Sin excepción. Por eso tu vida adquiere la originalidad de alguien en el
pleno de su desvalimiento, que es sostenida milagrosamente por Dios.
Tú sólo mira a tu alrededor para fijarte en lo positivo. Y tienes muchas cosas
positivas que te rodean, y tú sola ya estás rodeada por el halo protector del Amor de
Dios. Que no dejará que le pase nada a su reinecita. Nada, hasta que Él decida que
ha llegado el tiempo de reunirse contigo.
Mira: imagínate un pequeño barco en medio de la tormenta. Imagínate un barco
que, pese a ser pequeño, es consistente. Todo está oscuro, pero él es luminoso y las
olas de alrededor parecen no hacerle nada. Camina firme en su rumbo fijado. Y
dentro de él hay alegría. Así.
Mírame, Marga: soy tu Madre amada. Esa Madre Soy Yo. Que no sólo te
correspondo en tu amor, sino que te lleno del Mío.
03-11-2010
(En una especie de barranco, veía a un gran número de personas. Los que
hablaban, tendían los brazos hacia arriba, y decían: “¡¡Dichosos vosotros,
los que aún podéis sufrir!!”) 401
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