Miércoles 27 de Febrero del 2013
Primera lectura
Lectura del libro de Jeremías (18,18-20):
Dijeron: «Venid, maquinemos contra Jeremías, porque no falta la ley del sacerdote, ni el consejo del sabio, ni el oráculo del profeta; venid, lo heriremos con su propia lengua y no haremos caso de sus oraculos.»
Señor, hazme caso, oye cómo me acusan. ¿Es que se paga el bien con mal, que han cavado una fosa para mí? Acuérdate de cómo estuve en tu presencia, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu enojo.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 30,5-6.14.15-16
R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia
Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás, R/.
Oigo el cuchicheo de la gente,
y todo me da miedo;
se conjuran contra mí
y traman quitarme la vida. R/.
Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,17-28):
En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.»
Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Miércoles 27 de Febrero del 2013
Queridos amigos y amigas:
El evangelio de hoy me gusta especialmente. No sólo porque presenta a Jesús como el servidor que camina resueltamente hacia Jerusalén, sino también porque dibuja un retrato robot de su comunidad de discípulos. La tradición sinóptica nos ha legado una joya que a lo mejor hoy no hubiera pasado la censura eclesial. Es bueno saber que en el entorno de Jesús había algunos con ambiciones de carrera y otros con una envidia mal disimulada. O sea, que aquel grupo primero no se diferenciaba mucho de los grupos humanos y eclesiales de hoy. Podemos detenernos en las actitudes que se dibujan.
La primera es la actitud del que quiere sacar partido de la proximidad a Jesús. ¿Podemos hacer del evangelio una excusa para nuestra promoción personal? ¡Podemos! Por desgracia, el carrerismo en todas sus manifestaciones no es un mal ausente de la Iglesia. A veces, reviste formas ridículamente infantiles. Otras, se pierde por los entresijos del reconocimiento social, del poder sobre las conciencias, y hasta del lucro económico.
La segunda actitud se parece mucho al resentimiento. Cuando uno se enfada es porque, en el fondo, está en una onda muy semejante a aquella que le ha provocado la irritación. Si los diez discípulos restantes hubieran estado identificados con el Maestro Jesús, habrían sentido compasión de Santiago. ¡Qué pena que se pierdan la alegría del Reino simplemente por querer subir al podio! Pero no. Lo que sienten es rabia. También ellos aspiraban a lo mismo y en parece que en el podio sólo hay dos puestos: uno a la derecha y otro a la izquierda. Nada de enchufes. Que se proceda por méritos.
Jesús debió de sentirse un poco frustrado. El final era inminente y los suyos estaban todavía en las primeras lecciones del manual del seguidor. En el relato de Mateo, sin embargo, no aparece ninguna reacción airada por su parte. Apela pacientemente a su experiencia. Hay una pregunta (¿Sois capaces de?") y una conexión con su mundo de experiencia ("Sabéis que los jefes de los pueblos"). Se dirige al adulto que llevan dentro, no al niño caprichoso que muestran sus conductas. Y estimula su libertad: "El que quiera ser").
Apelar a la inteligencia y estimular la libertad me sigue em mejor camino para entender lo que el Maestro quiere transmitirnos.
Vuestro amigo:
Fernando González
No hay comentarios:
Publicar un comentario