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Cuando Dios nos toma le lección.
Las pruebas de la vida, el dolor y la angustia que traen, es a veces algo incomprensible para los cristianos, que solemos verlas como un castigo o como un evento negativo en nuestra vida. El sufrimiento de esos momentos nos hace olvidar que Dios nos pone pruebas para que aprendamos una lección, e incluso para tomarnos lección sobre cuanto hemos aprendido.
¿Alguna vez ha escuchado o ha visto una prueba o un simulacro de emergencia en algúna calle o aeropuerto? La idea es preparar a los participantes, y también al público, sobre algo que pudiera suceder, porque en la realidad podría venir un accidente, porque esas cosas pasan.
COMO HEMOS APROVECHADO LA ENSEÑANZA
Dios dará pruebas también. Él traerá pruebas en nuestras vidas para ver si estamos aprendiendo el material que está tratando de enseñarnos.
A menudo pensamos que sabemos más de lo que realmente sabemos. Creemos que tenemos ciertas áreas bajo control y no necesitamos ninguna instrucción más sobre ellas. Creemos que hemos aprendido a caminar por la fe, que hemos aprendido a confiar en Dios. Pero a veces Dios nos vuelva a probar, y nos sorprendemos al descubrir que no sabemos todo lo que pensábamos que sabíamos.
Dios traerá pruebas en nuestras vidas para que nosotros aprendamos las lecciones que él está tratando de enseñarnos y así avancemos espiritualmente y no nos quedemos para siempre en el kinder espiritual.
Es como un águila madre le enseñará a sus aguiluchos a volar. Cuando llega el momento de que deben volar, la madre tiene un método poco ortodoxo de fomentarlo. Ella básicamente iniciará a los aguiluchos fuera del nido. Esa es una larga caída, porque las águilas tienden a ir a los picos más altos para construir sus nidos. Después de que la madre empuja al aguilucho fuera del nido, espera hasta que ha descendido cerca de 100 metros antes de que ella se abalance sobre él y lo ataje poniéndolo de nuevo en el nido, y luego comienza de nuevo.
SON PRUEBAS SORPRESA QUE NOS PONE EL MAESTRO
A veces, algo así es como pasa con nosotros. Estamos sentados cómodamente en nuestro pequeño nido. Todo va razonablemente bien. Y de repente, Dios nos da una pequeña patada y estamos en caída libre. Creemos que todo se va a acabar. Luego se abalanza sobre nosotros y nos levanta.
¿Por qué Dios hace eso? Él quiere que crezcamos espiritualmente. Él quiere que aprendamos a volar. Él quiere que aprendamos que Él es quien dice ser. Él quiere que confiemos en Él, incluso cuando no lo entendamos. Él quiere que seamos pacientes con Él, incluso cuando parece que Él no hace funcionar nuestras agendas. Él quiere que crezcamos y seamos fuertes espiritualmente.
En la carta de Santiago nos da algo de información acerca de las pruebas:
“Hermanos, considérense afortunados cuando les toca soportar toda clase de pruebas. Esta puesta a prueba de la fe desarrolla la capacidad de soportar, y la capacidad de soportar debe llegar a ser perfecta, si queremos ser perfectos, completos, sin que nos falte nada”. (Carta de Santiago 1:2-4).
Cuando viene una prueba, cuando llegan las dificultades, cuando llega la tentación, tendemos a decir: “¡Otra vez no!” ¿Nosotros no entendemos que se trata de una oportunidad para crecer? Es una oportunidad para aprender.
Dios no quiere que los seguidores “part time”. Él no quiere ser considerado como un amigo celestial en el cielo. Tampoco quiere que le sigamos porque nos hace sentir mejor con nosotros mismos o porque necesitamos “un poco de religión” en nuestras vidas. Él quiere que le sigamos porque lo amamos y queremos conocerlo.
DANOS HOY EL PAN DE CADA DÍA
Durante el ministerio de Jesús en la tierra, sabía que la gente le seguía por las razones equivocadas y por los motivos equivocados, e intencionalmente hizo cosas y dijo cosas que ralearon sus filas. Esto puede ser una sorpresa para nosotros, pero es cierto.
Jesús enseñó a sus discípulos a orar, “Danos hoy nuestro pan de cada día”(Mateo 6:11). Note que él no dijo: “Danos nuestro pan para todo el año” o “Danos el pan para todo el mes”, o incluso “Danos pan para toda la semana”. Sino “Danos hoy nuestro pan de cada día”.
Cuando Jesús nos enseñó a orar de esa manera, él nos estaba mostrando que tenemos que depender de Dios. Tenemos que estar buscando al Señor para proveernos de las cosas que necesitamos.
ANTES DE PEDIR, RECONOCER Y ALABAR
Pero antes de que la petición del pan de cada día, Jesús oró primero,
“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”(versículos 9-10).
Antes de ofrecer una palabra de petición personal, hemos de contemplar la grandeza de Dios y dejar sumirnos en Él. Y probablemente después de hacer esto, usted pueda cambiar sobre lo que está a punto de orar. Al pensar en Dios y su grandeza, podrá ver el problema en perspectiva.
PERDEMOS LA DIMENSIÓN DE LAS COSAS
Muchas veces se diluye en nuestras mentes lo grande que es Dios, yconsideramos nuestros problemas fuera de proporción, que son mucho peores de lo que son.
Lo que tenemos que hacer es poner las cosas en su justa dimensión y ver cuán grande y poderoso es nuestro Dios.
Nos ayudará a ver nuestros problemas como lo que son: cosas que se pueden resolver por Dios.
Así que cuando Dios nos da una prueba, cuando la prueba se le presente, no la trate como a un intruso, sino dele la bienvenida como a un amigo. Es una oportunidad para que Dios muestre su poder en nuestra vida. Es una oportunidad de aprender cosas que usted necesita aprender.
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