Miércoles 08 de Mayo del 2013
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (17,15.22–18,1):
En aquellos días, los que conducían a Pablo lo llevaron hasta Atenas, y se volvieron con encargo de que Silas y Timoteo se reuniesen con Pablo cuanto antes.
Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: «Atenienses, veo que sois casi nimios en lo que toca a religión. Porque, paseándome por ahí y fijándome en vuestros monumentos sagrados, me encontré un altar con esta inscripción: "Al Dios desconocido." Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo. El Dios que hizo el mundo y lo que contiene, él es Señor de cielo y tierra y no habita en templos construidos por hombres, ni lo sirven manos humanas; como si necesitara de alguien, él que a todos da la vida y el aliento, y todo. De un solo hombre sacó todo el género humano para que habitara la tierra entera, determinando las épocas de su historia y las fronteras de sus territorios. Quería que lo buscasen a él, a ver si, al menos a tientas, lo encontraban; aunque no está lejos de ninguno de nosotros, pues en él vivimos, nos movemos y existimos; así lo dicen incluso algunos de vuestros poetas: "Somos estirpe suya." Por tanto, si somos estirpe de Dios, no podemos pensar que la divinidad se parezca a imágenes de oro o de plata o de piedra, esculpidas por la destreza y la fantasía de un hombre. Dios pasa por alto aquellos tiempos de ignorancia, pero ahora manda a todos los hombres en todas partes que se conviertan. Porque tiene señalado un día en que juzgará el universo con justicia, por medio del hombre designado por él; y ha dado a todos la prueba de esto, resucitándolo de entre los muertos.»
Al oír "resurrección de muertos" unos lo tomaban a broma, otros dijeron: «De esto te oiremos hablar en otra ocasión.»
Pablo se marchó del grupo. Algunos se le juntaron y creyeron, entre ellos Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris y algunos más. Después de esto, dejó Atenas y se fue a Corinto.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 148,1-2.11-12.13.14
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria
Alabad al Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R/.
Reyes y pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños. R/.
Alaben el nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.
Él acrece el vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,12-15):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues lo que hable no será suyo: hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de mí lo que os irá comunicando. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que toma de lo mío y os lo anunciará.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Miércoles 08 de Mayo del 2013
Queridos amigos:
Cada vez que me detengo ante el pasaje de Pablo en Atenas me viene a la mente el "vuelva usted mañana" de Larra. O lo que es lo mismo "de esto te oiremos hablar en otra ocasión". Hablar de Jesús resucitado ayer fue tarea ardua. Hablar de un Espíritu vivo hoy sigue siendo tremendamente difícil. Sobre todo en un mundo a veces tan vacío de espíritu y sobrado de materia. En un mundo tan increyente en lo divino y tan idólatra en lo humano. La Atenas de ayer y el mundo de hoy se parecen más de lo que creemos. El orgullo por el progreso y la cultura conquistada embotan mentes y ciegan corazones. La verdad sobre Dios o el acontecimiento de la resurrección suenan a broma o a curiosidades para mejor ocasión. Mas el evangelizador no ceja en su empeño. Si unos cauces no dan resultado, busca otros. Pero nunca se resigna a callar. Quizá la clave no sea intentar convertir a las elites de la Cultura (en singular), como durante tanto tiempo se ha pretendido; tampoco uniformar a todos sin distinguir. Quizá haya que sumergirse en las culturas (en plural), en ese suelo de verdades compartidas por un grupo humano. Evangelizar la cultura e inculturar el evangelio.
Pablo se adaptaba a las circunstancias que iba encontrando. A veces predicaba en la sinagoga, otras veces junto al río, o en la cárcel o en la plaza de Atenas. En esta ocasión fue "griego con los griegos". ¿Dónde nos toca evangelizar a nosotros? Puede que nuestras "ágoras" sean diferentes. Lo importante es anunciar a Cristo dejando que entre en nuestra vida. No sea que como Lope de Vega terminemos por responder: mañana le abriremos para lo mismo responder mañana. No lo dejemos para más tarde. Abramos hoy la puerta al Espíritu. A un Espíritu que, además de defensor y abogado, es maestro. Porque Él nos guiará hasta la verdad plena.
Vuestro amigo.
Carlos M.
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