Elementos para discernir.
A veces no resulta fácil determinar si es Dios el que nos impulsa a hacer algo o nos impide hacerlo. Hay momentos en que Ud. puede pensar que elmaligno está en su camino y era realmente la presencia del Espíritu Santo para prevenirle. Y en otros momentos Ud. puede pensar que era el Espíritu Santo quien estaba abriendo la puerta y era realmente el mal, que aprovechando alguna debilidad en su propio corazón, le preparaba para un desastre.
Tentaciones e ilusiones aisladas de todo contexto son la base de las promesas del maligno, en cambio las promesas de Dios para nuestra vida en el tiempo histórico, están relacionadas con el plan maestro que tiene Dios para la humanidad, y que vemos transcurrir desde el antiguo testamento a nuestros días, pasando por el nuevo testamento. Están relacionadas con nuestra posición en el plan divino para la humanidad; esta es una primera evaluación, gruesa.
Pero en términos más operacionales, puede haber casos en que discernimos que algo perfectamente cabe dentro del plan divino para la humanidad, pero ¿Dios quiere que yo lo haga ahora o no?
Por más que hayamos crecido en el camino de Cristo, todos somos propensos a la duda. La comprensión de cómo guía el Espíritu Santo y cómo engaña el diablo puede ayudarle a seguir los pasos que el Señor ha ordenado para usted en vez de caer en la trampa del león que ruge; pero siempre es necesario orar en cada paso particular.
Podemos tomar una lección del apóstol Pablo, quien observó con agudeza la diferencia entre sus propios planes, los planes del Espíritu Santo y los planes del diablo.
EL TESTIMONIO DE SAN PABLO
Pablo fue llamado a predicar el evangelio a los gentiles, y se puso a realizar los pedidos de su Padre con fervor, todo lo que se muestra en la persecución de la iglesia.
Pablo viajó por el mundo en su época, pero cuando él y su equipoapostólico pasaron por algunas ciudades para predicar la Palabra, el Espíritu Santo se lo impidió a favor de una misión más estratégica. En Hechos 16: 6-10, Lucas registra:
“Atravesaron Frigia y la región de Galacia, pues el Espíritu Santo no les dejó que fueran a predicar la Palabra en Asia. Estando cerca de Misia intentaron dirigirse a Bitinia, pero no se lo consintió el Espíritu de Jesús. Atravesaron entonces Misia y bajaron a Tróade. Por la noche Pablo tuvo una visión. Ante él estaba de pie un macedonio que le suplicaba: «Ven a Macedonia y ayúdanos». Al despertar nos contó la visión y comprendimos que el Señor nos llamaba para evangelizar a Macedonia”.
Pablo llegó a la conclusión de que el Señor quería que él predicara el evangelio en Macedonia sólo después de que el Espíritu Santo dos veces le impidió predicar en otras ciudades, y luego le dio una visión que claramente estableció la siguiente etapa de su viaje misionero.
En otras palabras, Pablo tenía sus planes, pero el Espíritu Santo tenía un plan diferente. Pablo pudo haber culpado equivocadamente al diablo de los obstáculos para llevar el evangelio a Frigia y a la región de Galacia y Bitinia, pero él percibió que era el Espíritu Santo, no el diablo quien impedía el cumplimiento de su misión.
Claro que Ud. se preguntará ¿cuántos de nosotros hemos tenido una visión del espíritu santo alguna vez? Pero considere también hay visiones retrospectivas, postdicciones no predicciones.
Cuando nos abandonamos en el camino de Dios que va surgiendo en nuestra vida, sin poner resistencias, y echamos una mirada para atrás, vemos la estela que deja nuestra historia, y ahí será mas claro cual es el rumbo e incluso por qué no sucedió una cosa y sí otra, aunque las dos podrían haber sido válidas para el plan de Dios, a nuestro juicio.
Este análisis de la estela, nos sirve como background para discernir nuevas cosas que se nos presentan, porque enriqueció lo que Dios quiere para mi concretamente.
La historia fue muy diferente en los esfuerzos de Pablo para visitar la iglesia de Tesalónica, ahí Pablo estuvo seguro desde el inicio quien impidió un hecho. Pablo escribe:
“Quisimos ir a visitarles y, en cuanto a mí, Pablo, lo intenté varias veces, pero satanás nos puso trabas” (1 Tes. 2:18).
No sabemos exactamente cómo Pablo determinó que satanás le dificultó y no fue el Espíritu Santo quien se lo impidió o lo que satanás pudo haber hecho para impedírselo. Pero Pablo estaba seguro que el diablo era el culpable.
DISCERNIR OBSTÁCULOS SATÁNICOS
A veces es obvio que el Espíritu Santo le impide o que el diablo le está frustrando. Pero a veces no es tan obvio. Entonces, ¿cómo saber la diferencia?
Pregunte al Espíritu Santo que está pasando. Primero que nada tenemos que orar y preguntar al Señor lo que está pasando. En caso de duda,nuestro mejor primer paso es confiar en el Señor y no en nuestro propio entendimiento.
Sólo porque hemos visto un patrón de cómo se mueve el Espíritu Santo o cómo satanás obra, no significa que automáticamente se puede presumir que está detrás de algo. Dicho esto, hay algunos indicios demoníacos discernibles.
Por ejemplo…
¿Dios ya le dijo que Ud. lo hiciera? Si usted está convencido de que el Espíritu Santo le dijo expresamente respecto a hacer algo y Ud. se encuentra con obstáculos, es probable que el enemigo esté tratando de evitar frutos para el Reino; satanás trabaja constantemente para impedir el plan de Dios, a pesar de que ya está vencido.
¿Cuál es el objetivo del obstáculo? Cualquier obstáculo que le impide acercarse a Dios no es de Dios. El maligno pondrá ídolos en nuestras vidas con la esperanza de que vayamos por ellos, el dinero, el entretenimiento, la fama o el algo más. Por supuesto, él usa nuestra propia carne y los deseos anímicos para distraernos.
¿Qué pasa por su mente? La Palabra dice que debemos pensar en las cosas buenas. Si el obstáculo que enfrentamos viene en la forma de pensamientos desagradables e imaginaciones temerosas, no es Dios hablándole. Esa es la manera del diablo para conseguir su miedo, su duda y su incredulidad.
Recuerde, no estamos luchando contra la sangre y la carne, pero estamos luchando. La clave está en luchar contra el enemigo y no contra Dios.
En otras palabras, no queremos ser resistentes a Dios cuando deberíamos resistir al enemigo y no queremos estar cooperando con el enemigo, cuando deberíamos estar cooperando con Dios.
El enemigo está caminando como león rugiente buscando a quien devorar. Los ojos de Dios recorren la tierra con el fin de fortalecer aquellos cuyos corazones que están totalmente comprometidos con él (ver 2 Crón. 16:9).
El último consejo es hacer lo que hizo Pablo:
“Encomienda tu camino al Señor, confía en él, y él hará que pase”(Salmo 37:5)
No hay diablo en el infierno que pueda impedir la voluntad de Dios si Ud. acepta su plan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario