Las batallas contra las tentaciones.
Hay una batalla espiritual que se libra en lugares que no podemos ver con nuestros ojos ni oír con nuestros oídos. Ruge en nuestros corazones, nuestra cultura, y en nuestro mundo. Nos quieren tentar para que nos pasemos al bando perdedor.
En la Sagrada Escritura Dios advierte continuamente a su pueblo que debe prepararse para la guerra. Él es el Rey victorioso que ha saltado a la palestra y satanás y todo el infierno saben que no hay esperanza de la victoria final, pero por despecho, luchan para arruinar las almas que puedan.
Nuestra guerra no se combate con armas hechas de nuestras propias manos, sino por la gracia de Dios.
Ahora es el momento de luchar, durante nuestras vidas. Ahora es el momento para ponernos la armadura de Dios y tomar la espada.
Si no somos capaces de elegir un bando en la guerra, quiere decir que ya hemos elegido - “el que no está conmigo, está contra mí”.
¿Puede usted no oír las bombas que caen y los cañones disparando?
Aquí están 9 estrategias para luchar en esta guerra:
9 MANERAS DE VENCER LA TENTACIÓN
1. Evite y/o huya de ella. A veces, la discreción es la mejor parte del valor.
La mujer lo agarró de la ropa diciendo: “Vamos, acuéstate conmigo”. Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió afuera corriendo. Gen 39:12
2. Presente sus pensamientos a Dios. Él sabe mejor que nosotros lo que es bueno.
Por lo demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble, justo, limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso; en todos los valores morales que merecen alabanza. Fil 4:8
3. Supere el egoísmo. El verdadero amor no conoce el egoísmo. Porque, si ama a Jesús usted no se pertenece a sí mismo.
Y vosotros sois de Cristo y Cristo es de Dios. 1 Cor 3:23
4. Espere y esté listo para la tentación. Tenemos que estar preparados para la batalla espiritual.
Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el día malo puedan resistir y mantenerse en la fila valiéndose de todas sus armas. Efe 6:13
5. Recuérdese a sí mismo las consecuencias del pecado.
Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas y desvergüenzas; culto de los ídolos y magia; odios, ira y violencias; celos, furores, ambiciones, divisiones, sectarismo y envidias; borracheras, orgías y cosas semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. Gal 5:19-21
6. Memorice la Palabra de Dios, llene su mente con las cosas de Dios, para que estén disponibles en todo momento; esto es muy sabio.
Él respondió: “Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios, y la guardan”. Luc 11:28
7. Cultive un sentido de la presencia de Dios, pero no sólo escuchar – obedecer.
Mejor acércate tú para oír todo lo que diga Yavé, nuestro Dios, y luego tú nos las dices para que las pongamos en práctica. Deut 5:27
8. La confesión frecuente nos sana y comenzamos de nuevo espiritualmente saludables.
Reconozcan sus pecados unos ante otros y recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante. Sant 5:16
9. La rendición de cuentas nos ayuda a evitar el pecado. Cuando somos responsables ante el hombre y Dios, nos ayuda a superar la tentación.
Yavé preguntó a Caín: “¿Dónde está tu hermano?” Respondió: “No lo sé. ¿Soy acaso el guardián de mi hermano?”. Entonces Yavé le dijo: “¿Qué has hecho? Clama la sangre de tu hermano y su grito me llega desde la tierra”. Gen 4:9-10
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