El hombre no es sólo cuerpo, sino que también tiene una mente y un alma. Para la mente necesita el alimento de la verdad, y para el alma necesita la gracia santificante. Por eso el hombre no sólo vive de pan, sino también del alimento espiritual, porque el hombre es un compuesto de cuerpo y alma.
¿Y qué hace el mundo moderno y los enemigos de Dios? Tratan de llevar a la humanidad por el camino del materialismo, haciendo creer a los hombres que se puede ser feliz sólo por tener muchas "cosas" y todo el bienestar material y tecnológico.
Así vemos cómo aumentan en el mundo la depresión, el suicidio, el egoísmo y la desesperación, porque el hombre, que está hecho para conocer a Dios y amarlo, saber la verdad y adherirse a ella, se encuentra con que lo quieren satisfacer sólo con cosas materiales, y su deseo de espiritualidad, de infinito, queda profundamente insatisfecho.
La vorágine de los medios modernos de comunicación y la tecnología están tratando de crear una especie de paraíso en la tierra. Pero el verdadero Paraíso nunca podrá estar en la tierra. Y además, si queremos que la tierra sea la antesala del Paraíso, la única opción es que Dios reine en el mundo, que se difunda la verdad y el Evangelio, porque Dios, que ha creado al hombre, sabe cómo lo ha creado, y por eso es que le ha dado leyes para que se rija en la vida y sea feliz en ella, y luego sea feliz para siempre en el más allá.
Tenemos un alma y ella tiene derechos tanto, o incluso más, que el cuerpo. Así que si alimentamos y cuidamos nuestro cuerpo, que está bien hacerlo, mucho más debemos cuidar nuestra alma, que es inmortal, y que es lo más precioso que poseemos, porque es una imagencita de Dios.
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