6 de Diciembre de 1976
ESTOY A LA PUERTA Y LLAMO
Hijo mío, escribe:
¿De qué cosa se han hecho responsables muchos Obispos míos y muchísimos sacerdotes?
1º - Son culpables de la herejía de la acción, es decir, de pseudo celo bajo el cual se oculta vanidad.
2º - Son culpables de haberse dejado absorber por la actividad exterior a veces hasta agotarse; esto no responde a un designio
de la Divina Voluntad sino a un sutil orgullo y a una insidiosa maniobra del Maligno.
3º - Esta exasperada actividad no ha tenido y no tiene una correspondiente actividad interior, por lo que se ha enraizado en su
espíritu la convicción de ser los muros de carga, sin los cuales todo está destinado a derrumbarse; en palabras más sencillas, estima
exagerada de sí mismos con una consiguiente disminución de la confianza y abandono en Dios.
4º - Rechazo a reformarse y a reformar seria y eficazmente sus Iglesias inspirándose en principios evangélicos; ésta es
gravísima culpa, porque no les han faltado llamadas de lo Alto, advertencias, admoniciones ni hechos y sucesos sobrenaturales.
5º - Cómoda prudencia en virtud de la cual han impedido un bien inmenso para las almas, cometiendo ellos mismos
innumerables imprudencias.
6º - No son pocos mis Obispos embebidos de racionalismo y hasta de marxismo.
7º - Imputación grave les hago por haber buscado siempre y únicamente el compromiso con el objeto de evitar molestias en el
vértice. y críticas y reproches en la base, pero ese compromiso no es de Dios, no ha sido ni jamás lo será de sus santos porque está
en discrepancia con Mi Evangelio.
8º - Son también responsables de la anarquía reinante en Mi Iglesia.
9º - Son responsables de la infección en el campo doctrinal y no pocas veces moral en muchos seminarios y de la difusión de
errores y herejías, haciendo de la Iglesia una pavorosa Babel por lo que no se entienden ya sino poco y mal.
10º - ¿A quién se deben imputar las múltiples contradicciones de la Pastoral moderna, sino a los Pastores y a los sacerdotes
debido al torpe uso de su autoridad?
Justamente se ha dicho que se debe defender y salvaguardar el principio de autoridad a causa de la anarquía que se propaga, pero
también se ha dicho que el ejercicio de la autoridad debe cambiar y que la paternidad y la firmeza se pueden conciliar muy bien en
un padre Pastor de almas.
11º - Es luego culpa gravísima de muchos Obispos y sacerdotes haberse dejado influenciar por la diabólica vida moderna, en
muchos casos aprobándola y bendiciéndola, ellos, escogidos para una acción totalmente contraria; ellos, escogidos para
contrarrestar las fuerzas oscuras del mal y oponerse a su acción demoledora en Mi Iglesia, ellos, las lámparas encendidas en el
mundo, se han dejado superar y apagar por la oscuridad del infierno, ellos, el fermento de vida y levadura para el pueblo de Dios,
ellos, la sal de la tierra, se han dejado desecar y paralizar por la agresividad de los Demonios.
12º - Son culpables de emular a los grandes y poderosos de la tierra en el modo de gobernar; son taimados en su diplomacia,
olvidando que Yo, Verbo Eterno de Dios, Redentor de la humanidad, Sumo y Máximo Embajador de Dios ante la humanidad
entera, he tenido una sola diplomacia, la de la Verdad; en cambio ellos, compitiendo y emulando a los diplomáticos del mundo se
han hecho unos expertos, y a menudo maestros de mentira; en realidad la diplomacia del mundo es el arte de mentir, y también
ésta es una tremenda responsabilidad.
El padre del hijo pródigo ha usado la diplomacia del amor.
Yo, Jesús, no he sido un gobernador en los tres años de mi vida pública, nunca he buscado honores, aprobaciones ni consensos
humanos, sino que Yo, el Buen Pastor, el Padre del hijo pródigo, he tenido siempre y sólo un único deseo: la Voluntad del Padre y
la liberación de las almas del terrible yugo de Satanás en quien hoy ya no se cree.
13º - Por último, debo imputar todavía a Pastores y sacerdotes, como culpa grave, una insensibilidad por los que sufren, por los
enfermos, de mente y cuerpo, por culpa de las fuerzas oscuras del infierno.
Insensibilidad increíble, inconcebible insensibilidad en estridente contraste con las enseñanzas evangélicas, con los ejemplos de
Mí, Verdadero Dios y Verdadero hombre, y con los poderes que Yo he dado a Mis Apóstoles y a sus sucesores de curar a los
enfermos y de echar a los demonios.
¡En esto la mistificación se ha llevado a los límites extremos!
¿Pero qué piensan Obispos y sacerdotes que Yo, Verdadero Dios, haya dicho cosas inútiles y vanas? ¿Qué piensan que Yo, Jesús,
Verdadero Dios haya pronunciado palabras e impartido enseñanzas no útiles y no necesarias en todos los tiempos?
Yo soy Dios, no estoy condicionado ni por el tiempo ni por el espacio, mis enseñanzas son válidas para todas las generaciones,
pero ¿Qué tipo de fe tienen Obispos y sacerdotes de esta generación atea, perversa e incrédula?
¿Pero cómo piensan mis Obispos que los tiempos actuales sean diversos de los tiempos míos cuando humanado viví sobre la
tierra?
¿No han caído entonces en la cuenta de que todo el progreso moderno, este progreso material manipulado por Satanás ha servido
al mismo Satanás como instrumento de desórdenes y de perversiones personales, sociales y mundiales?
¿No han caído en la cuenta mis Obispos y sacerdotes de que el fin del hombre no es la tecnología ni el bienestar material escindido
del supremo interés espiritual de la humanidad entera?
¿No han comprendido entonces Obispos y sacerdotes, o se les ha hecho más cómodo no querer comprender para no chocar contra
las fuerzas oscuras y misteriosas del mal, contra las cuales, en lugar de usar el arma de la verdad, han preferido usar el arma
diabólica del compromiso?
¿Qué han hecho de la tremenda responsabilidad, que incumbe sobre su sacerdocio, ellos que como naturales maestros eran y son
los únicos que tienen la obligación de poner en guardia a las almas contra el peligro, contra las insidias inherentes al progreso
material y a la civilización del consumo?
No, hijo mío, no te preocupes por la verdad; bienaventurados aquellos que sabrán acoger la verdad con humildad, para el bien
personal y social de Mi Iglesia.
Por desgracia no han sido escuchadas mis reiteradas llamadas e invitaciones para escudriñar e interrogar sus conciencias, ¡Todas
han caído en el vacío!
Hijo mío, es tremendo resistir a la Bondad Divina que llama a la puerta de las almas que quiere salvar; un predecesor de ellos,
Judas, resistió, pero su resistencia fue su perdición.
Te bendigo, hijo, repara, reza y ámame.
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