7 de Diciembre de 1976
ENGENDRADOS EN EL AMOR Y EN EL DOLOR
Escribe, hijo mío:
Soy Yo, la Madre, Virgen Inmaculada, soy la Madre del Unigénito Hijo, desde siempre generado por el Padre, en la plenitud de
los tiempos, hecho Carne en mi seno purísimo; soy la Hija predilecta del Padre, sobre Mí se posa Su mirada misericordiosa; soy la
Esposa del Espíritu Santo que me irradia con su Amor Infinito; soy, hijo, la Inmaculada Concepción, Madre de Mi Jesús y vuestro
también, Salvador y Redentor; soy vuestra Madre.
Os he engendrado en el amor y en el dolor; y en el amor y en el dolor continúo engendrándoos.
Amo a Jesús, el amor por El no es
explicable en términos humanos, no lo podéis comprender estando aún sobre la tierra, Él es verdadero Hijo de Dios y verdadero
hijo mío. Amarlo a Él verdadero Dios y verdadero Hombre, es para Mí una ley de naturaleza, es para Mí necesidad absoluta, más
de lo que sea para vosotros el respirar para vivir. Yo no puedo no amar a Dios, Uno en su naturaleza, esencia y Voluntad, aun en la
Trinidad de las Tres Personas.
Pero, hijo mío, soy también Madre vuestra y como tal Yo os amo con la misma intensidad con la que amo a Dios; pero mientras
mi amor a Dios genera en Mí una felicidad, también ésta inexplicable en términos humanos porque en Mi el amor por la Trinidad
Divina es perfecto,
Yo vivo en la Trinidad, vivo de la misma Vida Divina, partícipe de las perfecciones divinas y de la misma
omnipotencia, omnipresencia y omnisciencia divinas por gracia, para el amor que nutro por vosotros no es así, porque mi amor por
vosotros está ligado a un sufrimiento, que también para vosotros éste es incomprensible, en cuanto que vosotros hombres sois
incapaces de vivir vuestra vida de prueba con la fidelidad plena como deberíais, porque vosotros hombres ¡ofendéis tan
gravemente al Mío y vuestro Dios, mi Amor!
Yo soy la Virgen Inmaculada, Madre de mi Dios, Uno y Trino y Madre vuestra, pero entre vosotros y Yo está el pecado vuestro,
están los pecados de la humanidad.
Con mi Jesús os he liberado de las garras de las potencias del mal; vosotros hombres ingratos no queréis creer, y, en vuestra
ilimitada malicia, continuáis ofendiendo a Jesús, traspasando continuamente mi Corazón de Madre.
El Calvario continúa y Yo con dolor indecible debo continuamente repetir al Padre:
"Padre mío perdónalos porque no saben lo que
hacen".
La ofensa hecha a Mi Hijo es espada que penetra en mi Corazón.
Ni siquiera las lágrimas de sangre han servido para sacudir la dureza del corazón humano.
Mañana, 8 de Diciembre, es la fiesta de vuestra Madre Celestial y los hijos buenos festejan gozosamente a su Madre en las
ocasiones que a Ella se refieren. Hijos míos, festejad La Inmaculada, poned ante sus pies vuestros gozos, vuestros dolores y
vuestras oraciones; Ella está al pié de la Cruz y mira hacia vosotros y os bendice.
Rezadle y poned a sus pies vuestros propósitos de bien; decidle que queréis estar con Ella en vida y en muerte; hijos míos, sed
bendecidos, sed perseverantes.
La hora no está lejana; preparaos con confianza, Yo, la Inmaculada no abandonaré a las fauces salvajes de las potencias del mal y
salvaré a quien me haya honrado con la fe, la fidelidad y con la oración del Santo Rosario.
¡Rezadlo todos los días con perseverancia y Yo vuestra Madre, os salvaré!
Hijo, te bendigo; tú sabes que con mi Esposo José estamos a tu lado; los hijos no temen, sino que aman a la Madre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario