13 de Mayo de 1977
CON JESÚS Y MARÍA
Escribe hijo,
es mi padre putativo que te quiere hablar. Hijito, soy el padre putativo del Unigénito, hijo de Dios, Dios como el Padre y Dios
como el Espíritu Santo.
Yo, pobre carpintero de Nazaret, fui elegido para la grande y única misión; fui yo, José, escogido para otra
altísima tarea, la de ser el Esposo de la Madre de Dios; la fundadora que ha dado origen a la familia de la segunda creación
espiritual, juntamente con Su Hijo e Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre.
Ella, mi Esposa, la segunda Eva, Él, su
Hijo, el segundo Adán. Adán y Eva con su pecado han destruido la obra maestra de la creación, Jesús y María han rehecho la obra
del Padre, más bella porque por Ellos y con Ellos, Dios ha manifestado su Amor infinito por la humanidad.
Tanto amó Dios a los
hombres, etc.
Yo, José, fui llamado junto al Unigénito Hijo de Dios para ejercer mi paternidad, no carnal sino real, porque este don me fue
conferido por Dios mismo; fui y me sentí verdaderamente Padre, misterio en verdad grande; ejercí poder y autoridad sobre el
verdadero Hijo de Dios, el Cual estuvo sometido a mí y obedeció. Hijo, hoy no se quiere ya obedecer, este es otro aspecto de la
impresionante perversión moral que el neopaganismo ha realizado en el mundo.
Amor grande, pero puro, corría entre mí, y mi verdadera esposa María; nuestro amor jamás estuvo contaminado por sentimientos
carnales, nos amamos como los ángeles que no tienen cuerpo y se aman. Jamás yo, pobre carpintero, hubiera podido asumir mi
misión, te repito única en la historia del género humano, que me fue confiada, si no hubiera tenido conmigo a Jesús y a María.
El misterio de la Redención continúa
Hijo mío, Yo, San José con la Virgen Santísima y con Jesús, nuestro Hijo, formamos la más santa de todas las familias humanas;
jamás habrá nunca otra similar. Familia Santa, querida y dispuesta como la única cátedra en la que padres e hijos deberían
inspirarse. Hijito, así como estuve unido a Jesús y a María en la tierra, así estoy a Ellos unido en el Cielo.
A Jesús por Naturaleza
divina le es conferido por el Padre todo poder en el Cielo y en la tierra, a María le es conferido ese mismo poder por gracia, y por
reflejo también a mí, José. ¿Quién, hijo mío, podrá Jamás narrar las maravillas de Dios? Los hombres no profundizan estos
sublimes misterios.
Hijito, el misterio de la Redención continúa; esto parece que lo han olvidado pastores y sacerdotes y la multitud de los cristianos
que viven del recuerdo del misterio de la Cruz como un hecho lejano en el tiempo y no como una realidad en acto; de aquí la crisis
de fe que los ha sumergido en la oscuridad y en la aridez espiritual.
Jesús, de continuo se ofrece a Sí Mismo al Padre como Víctima santa, pura e inmaculada en holocausto por la remisión de los
pecados.
Si en la Iglesia esto fuera creído y vivido por todos no habría menester y necesidad de la purificación.
Pero por desgracia, hijito, la
purificación ya está en acto como repetidamente se te ha dicho, y seguirá su curso. La rabia de Infierno no pudiendo nada contra
Dios se vierte contra vosotros, pero no prevalece. Valor, pues, no perdáis el ánimo. Estamos en medio de vosotros, junto a
vosotros; hace falta perseverar en la fe, se necesita sufrir y ofrecer uniéndoos a la Víctima Santa; es así como podréis abreviar la
hora oscura que cada vez se acerca más.
Jesús bendito, Uno con el Padre y con el Espíritu Santo os bendiga y os proteja de todas las astucias e insidias del enemigo.
San José
No hay comentarios:
Publicar un comentario