1 de Diciembre de 1977
MI IGLESIA
Pocos advierten el misterioso fermento
Soy Yo, Jesús y quiero continuar con la manifestación de mis pensamientos acerca de mi Iglesia actual. Es mi Iglesia que se está
renovando, sólo que muy pocas almas se han dado cuenta de mi divina actividad.
Te he hecho tocar con la mano la realidad de mi
activa presencia en mi Iglesia; has visto a algunas de las almas que he elegido y que tendrán importantes misiones en mi Cuerpo
Místico, pero por parte de mis ministros, muy pocos advierten este misterioso fermento, la mayoría están engolfados en sus cosas,
que no son mis cosas, como debería ser, porque mis ministros deberían estar ocupados da y noche en las cosas Mías, en las cosas
que Me tocan; deberían estar ocupados en tutelar y defender mis intereses, es decir, la gloria de Dios y el bien de las almas; pero
en estas cosas piensan bien pocos... la política, los deportes, las películas, a veces hasta pornográficas, vistas en la televisión o en
salas públicas, forman su alimento, cuando no se alimentan de cosas peores.
Siempre sordos, siempre prontos a las murmuraciones, casi siempre indiferentes al problema para el que han sido creados y para
el cual han sido llamados y elegidos...
Un tal comportamiento con el que se dice No, al Amor; No, a la Luz; No, a la verdad; y Sí,
a lo que a estos bienes se opone, es verdaderamente paradójico, absurdo e inconcebible, y por lo que ya no es tolerable.
Quiero solo sacerdotes santos…
Dispersaré a los demás como paja al viento
Mira entonces cómo Yo, Verbo de Dios, presente en mi Iglesia estoy realizando la obra de la Purificación que deberá restablecer
el equilibrio y la armonía destruidos bajo la apremiante acción maléfica del Príncipe de las tinieblas y de la mentira.
En mi Iglesia renovada quiero sólo Sacerdotes Santos para santificar, quiero sólo Sacerdotes conscientes y responsables de su
grandeza, poder y dignidad sacerdotal; dispersaré a los demás como cascarilla al viento y de ellos no quedará en mis santos,
recuerdo alguno.
Mis santos sacerdotes estarán animados por el amor y por el temor de Dios, conscientes de ser en mis manos
instrumentos de la nueva creación.
Sabrán y creerán verdaderamente que son los Ministros de un Rey Omnipotente y Universal; sabrán valorar el precio de las almas,
por lo que día y noche buscarán salvarlas; sabrán que además de ser mis ministros son mis amigos, lo que quiere decir, amigos de
Dios, "ya no os llamo siervos, sino amigos", sabrán mis santos sacerdotes de la Iglesia regenerada que no son extranjeros en la
Casa del Padre sino futuros ciudadanos de la Jerusalén Celeste y familiares de Dios.
Los pondré como cabezas en medio de mi Pueblo; harán recordar mi Santo Nombre de generación en generación; serán ellos
quienes van a señalar ante todos los pueblos y naciones al Cordero de Dios; serán ellos quienes lo harán amar y lo pondrán como
Alfa y Omega de todo y de todos, como la resurrección y la vida, corno el Amor eterno e increado que llena el universo de Sí;
serán ellos quienes narrarán a todos mis maravillas, quienes proclamarán a los pueblos al Dios Viviente, serán ellos los que
proclamarán Sus mandamientos; serán ellos los que llevarán por doquier la imagen del hombre celeste y no la del hombre hecho
de tierra y, con la imagen del hombre celeste, ellos llevarán la integridad de vida, de santidad y verdad.
Es tiempo de perdición, pero también de salvación
Así serán y deberán ser los ministros de mi Iglesia renovada y resplandeciente de luz como nunca antes lo fue; hijo, éste es
tiempo de calamidad, pero también de gran Misericordia; es tiempo de llanto pero también de alegría, es tiempo de perdición,
pero también de salvación, y mi Iglesia será salvada de las garras de Satanás, que la quisiera para siempre destruida. Será tiempo
de victorias y de triunfos, será el tiempo del triunfo de mi Madre que, por segunda vez, con su calcañar aplastará la cabeza a la
malvada Serpiente, será tiempo de vida y de resurrección.
Verás hijo mío, sí, lo verás, el desarrollo de estos acontecimientos sin comparación en la historia humana. Muchos aún se
negarán a creer, desgraciadamente creerán cuando sea demasiado tarde; Hijo, es cierto, la Cruz no te faltará, pero la Cruz, para ti,
no sólo es predilección, sino es amor.
Animo, hijo mío, sé lo que piensas, pero no olvides que Yo soy Dios y todo lo puedo. Sí, hijo, todo lo puedo. Puedo tomar al
repugnante gusano que se arrastra en el fango de la tierra y elevarlo hasta Mí y hacer de él un ángel de luz. Tú serás Profeta de la
Iglesia del mañana y vendrán a ti para conocer mis pensamientos.
No te turbes, hijo, es tu Jesús quien te habla, que te sigue, que
te ama; es el Amor que en ti busca el amor. No me defraudes, hijo, demasiadas almas me han defraudado, demasiadas almas me
han traicionado.
Animo, hijo, acoge mi bendición como prenda de mi amor; contigo bendigo a quienes te son queridos y por quienes rezas,
ámame y ofréceme tus sufrimientos.
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