5 de Mayo de 1977
LA HORA DECISIVA NO ESTÁ LEJANA
Escribe, hijo mío:
Soy Yo, tu Jesús, que te hablo. Ya te he dicho algo acerca de Mi Iglesia regenerada, pero no es todo; ahora escucha: Todos
advierten actualmente que la situación de los pueblos y de mi Iglesia esta saturada de contradicciones, e impregnada de una
peligrosa electricidad; todos pueden ver y constatar que unas nubes oscuras se condensan amenazadoras en el cielo; todos por una
misteriosa y providencial intuición, se esperan acontecimientos de tal gravedad como para cambiar el curso de la historia.
En este
clima de tensión entre los resplandores de los incendios que se inflaman por aquí y por allá, se mueven los hombres de gobierno,
los hombres de la política, de la cultura.
Entre intrigas y conjuras se agitan con los grandes del mundo no pocos hombres de
iglesia, todos impotentes frente a los males de los que en parte son responsables.
Hijo mío, Yo, Dios, no quiero ningún mal, ni espiritual, moral, o físico; el mal es una imperfección y no puede ser de Dios.
El mal viene siempre del enemigo de Dios y de sus cómplices visibles e invisibles.
Yo, Jesús, Verdadero Dios y Verdadero
Hombre, lo podría impedir, y no rara vez lo impido, pero lo permito con frecuencia por fines algunos de los cuales son conocidos
por vosotros, y los otros fines actualmente de vosotros ignorados y que los conoceréis un día en la casa de Mi Padre.
Por ahora No
toca a vosotros conocer los secretos de Mi Padre, pero la hora decisiva para el mundo y para la Iglesia no está lejana.
La medida está colmada
El mundo y mi misma Iglesia han llegado a tal nivel de perversión moral y espiritual no tolerable ya por la divina Justicia.
Esta
justicia divina (ya en curso) se manifestará cada vez más, dejando a merced de sí mismos, mundo e iglesia, a los que, viniéndoles a
faltar la asistencia divina, serán mayormente tiranizadas por las hordas oscuras y malvadas del infierno, que al no encontrar
obstáculos de la Omnipotencia divina, desfogarán su sadismo, pérfido e inhumano, sobre todo y sobre todos; se multiplicarán los
atentados a las iglesias, las profanaciones de personas y cosas sagradas; correrá sangre, sangre, sangre.
He aquí, hijo mío, por qué
ya hoy asistís a hechos tan graves, tan inhumanos, tan salvajes, por los que frecuentemente os preguntáis cómo es posible llegar a
estos excesos.
Pasada esta hora que, como en otros mensajes se ha dicho, no encontrará comparación por su tremenda oscuridad en la historia del
pasado, la Iglesia regenerada, actualmente ella también en formación, templada en la fe, en la esperanza y en el amor, es decir, en
mi gracia, purificada por el sufrimiento, animada por la divina Palabra; iluminada, vivificada, santificada y fortificada por el
Espíritu Santo, será verdaderamente un solo cuerpo, de la que la Cabeza reconocida, aceptada y amada seré Yo, Verbo Eterno de
Dios hecho Carne, uno con el Padre y el Espíritu Santo, Sumo y Eterno Sacerdote y Rey universal; reinaré sobre la tierra para dar
paz y serenidad a los pueblos y a Mi Iglesia que después de la purificación ocupará en el mundo el puesto y el lugar que le
compete como madre y maestra de los pueblos.
La Iglesia no perecerá
Hijo, hijo mío, el Padre ha hecho buenas todas cosas y los hombres en su perversidad han hecho Dios de todas las cosas, excepto
de Dios. El hombre de esta generación impía y atea, repudiando a Dios, Alfa y Omega de todo y de todos, ha perdido el
conocimiento de sí mismo, pobre criatura, extraviada, ronda en la oscuridad ignorando su dignidad humana y cristiana de Hijo de
Dios.
Dios ha amado tanto a la humanidad que por ella ha dado a su Unigénito Hijo, máxima, suma e infinita expresión de amor. Pero
¿qué ha hecho el mundo del Hijo de Dios? ¿Qué ha hecho la Iglesia de su Cabeza Invisible y visible? ¿Qué han hecho de ello los
Pastores, los sacerdotes, los cristianos? ¿Creen los hombres poder neciamente burlarse de Dios? Hijo, ¿hasta cuándo? Iglesia nueva quiere decir Iglesia regenerada por la acción del Espíritu Santo, quiere decir iglesia liberada de las intrigas, de las
ambiciones, de los egoísmos, de las di visiones que la despedazan y que la entregan en comida, a expensas de sus enemigos
visibles e invisibles.
Iglesia renacida, regenerada quiere decir Iglesia unida, quiere decir pastores santos, sacerdotes santos y cristianos santos, unidos
entre todos por el primer y máximo mandamiento del amor de Dios y del prójimo. Iglesia regenerada quiere decir bloque granítico
que ninguna fuerza adversaria podrá hacer un rasguño, a cuyo vértice estaré Yo, Verbo Eterno de Dios, verdadero Dios y
verdadero Hombre, presente hasta la consumación de los tiempos.
No, hijo, la Iglesia con su Cabeza invisible y visible el Romano
Pontífice, no perecerá.
Mi palabra, que es palabra de verdad y de vida, da testimonio,
La Iglesia es Mi Cuerpo, Místico pero real, y como vuestro cuerpo
se renueva expulsando de sí las células muertas e inactivas, así también Mi Cuerpo social expulsará de sí todas las células muertas
(y ¡cuántas son!) para dejar puesto a células nuevas y vitales. Esta regeneración, oh hijo, está en acto, pero explotará bajo la acción
prodigiosa del Espíritu vivificador, en el momento fijado en los eternos decretos de Dios.
Hijo mío, no temas, ámame; reza, repara y ofrécete.
Te bendigo, hijo.
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