Musulmanes rezando en la mezquita de la m-30 / Actuall
Que adelanten o atrasen la selectividad para que no coincida con el Ramadán, el mes lunar santo de los musulmanes, o, en el peor de los casos, poner todas las pruebas a primera hora cuando se dé esa coincidencia es la reciente petición realizada al Gobierno por la Comisión Islámica de España (CIE).
Al igual que la Semana Santa, el Ramadán está basado en el calendario lunar, por lo que es ‘móvil’ con respecto al calendario estándar, y en los próximos tres años su comienzo coincidirá con las fechas de los exámenes, en junio.

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La propuesta es un pulso, un modo de probar la fuerza de esta comunidad que en España representa una proporción aún menor que en otros países de nuestro entorno, como Francia, Gran Bretaña o Bélgica: el Ministerio de Educación no tiene esa competencia, que está en todos los casos -salvo Ceuta y Melilla- transferida a las comunidades autónomas. Por lo demás, la exégesis ortodoxa musulmana permite aplazar el ayuno en casos de este tipo.
El presidente de la Comisión Islámica de España, Riay Tatary /La Hispanidad
El presidente de la Comisión Islámica de España, Riay Tatary /La Hispanidad
En 1992 ya se firmó un acuerdo entre el Estado y la Comisión Islamica que dispensa a los alumnos musulmanes de la asistencia a clase durante el Ramadán o de realizar exámenes los viernes, así como otros privilegios debidos a su fe.
Esta petición para que nuestro muy laico Estado tuerza una vez más sus disposiciones generales para adaptarlas a una minoría por razones religiosas llega justo después de que los cristianos celebremos nuestra Cuaresma y Semana Santa en medio de sucesivos actos de desprecio por parte de nuestros políticos, desde la llamada de Podemos para que se prohíban las procesiones hasta el gesto de la alcaldesa de Madrid de destinar a los fastos de las populares fiestas tanto como a las mucho más minoritarias del Ramadán, precisamente.
Por cierto, aunque nadie lo diría, el cristianismo no solo sigue siendo con diferencia la confesión más seguida por los españoles, sino que es la que ha creado su propia civilización.
Occidente busca halagar, calmar y complacer al islam, mientras muestra hostilidad a la fe en la que se funda nuestra civilización
“Cuando uno ve dos caballos, uno lustroso, grande y fuerte, y otro deslucido, flaco y débil, elige naturalmente el fuerte”. Son palabras del más famoso de los cerebros del terrorismo islamista, Osama bin Laden. Y creo que hay poco que ocultar sobre la debilidad de muestro Occidente frente al Islam, al que busca halagar, calmar y complacer de todas las formas mientras muestra crecientes desprecio y hostilidad hacia la fe sobre la que se funda nuestra civilización. Es lo que se llama ‘apaciguamiento’, lo mismo que llevó a Chamberlain a ceder frente a Hitler una y otra vez cuando aún era débil.
No es, por lo demás, una cesión que nos distinga especialmente. Este año, por primera vez, los británicos van a adaptar su calendario escolar al Ramadán. Aunque la población islámica no llega al 5% del total, entre los jóvenes en edad escolar es muy superior, alcanzando el 8%, y en algunas ciudades y barrios llegan a un cuarto de la población.
En el mes sagrado de los musulmanes, ya se sabe, hay que abstenerse de todo alimento y aun de agua desde el amanecer hasta que no se distingue un hilo negro de uno blanco, algo que hace caer en picado la producción económica en los países mayoritariamente musulmanes y multiplica los accidentes. Y, claro, los pobres estudiantes islámicos no dan pie con bola.
El terrorista Osama bin Laden /Youtube
El terrorista Osama bin Laden /Youtube
Pero no solo los estudiantes. El extremado ayuno coránico afecta hasta tal punto la vida social de las comunidades con importante presencia musulmana hasta el punto de que hay ya catalogado un fenómeno conocido como ‘furor del Ramadán’, cuando los servicios de urgencias se ven colapsados por un aumento exponencial de la violencia.
Aparte de los efectos físicos inmediatos y esperables -migrañas, mareos, taquicardias, somnolencia, náuseas e incluso indigestión por las enormes comilonas con que se rompe cada noche el ayuno (es frecuente ganar peso durante el mes sagrado)-, lo que preocupa a las autoridades son otros daños colaterales del ayuno: irritabilidad y propensión a la violencia. Está sobradamente estudiado que la violencia doméstica y las conductas antisociales se multiplican a lo largo de este tiempo.
Durante el Ramadán el maltrato conyugal y  menores se incrementa un 120% en países como Argelia
Uno de los estudios más completos realizados en Argelia revela que los delitos menores se incrementan en un espectacular 220% en Ramandán. Las peleas, discusiones violentas y asaltos crecen un 320% y el maltrato conyugal y a menores, un 120%. Además de un aumento del 410% en accidentes de todo tipo y del 80% de la mortalidad.
Si Occidente va a mantener su política de constante cesión a esta religión minoritaria -demostrando, de paso, que su tan cacareado laicismo no es más que un pomposo disfraz de la ya vieja cristofobia-, hará bien en prepararse para todas estas contingencias.