SANTIAGO, 20 Jun. 16 / 02:39 am (
ACI).- La política es un ámbito importante en la
vida de las personas que lamentablemente se ha desprestigiado debido a la corrupción. Pese a sus limitaciones y considerando los desafíos que representa, un católico podría preguntarse si vale la pena o no participar en ella.
Danae Navia, portavoz de Voces Católicas en Chile, comentó que un creyente “tiene mucho que aportar porque también es parte de la sociedad y tiene el rol fundamental de hacer presente los valores del Evangelio en todo el espacio público”.
Si bien, fe y política son “instancias separadas” de todas formas están “interconectadas” porque “no somos católicos aislados y nuestra labor es en función del bienestar de todos”, resaltó.
Al respecto la vocera de la organización, presenta cuatro razones para entender por qué un católico debe participar en los procesos políticos.
1.- Defensa de la vida
“Debemos sacar la voz y defender el derecho a la vida en toda su amplitud desde la concepción hasta la muerte natural. Esta vida debe ser de calidad por eso el Estado debe garantizar el desarrollo humano integral para todas las personas procurando cuidar la salud, la educación y la cultura”, afirma Navia.
“Debemos proteger a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y cuidarla en todas sus etapas. También es deber del Estado protegerla y promover su fortalecimiento ayudando a aquellas que no pueden alcanzar su pleno desarrollo”, señala.
3.- Respeto a los Derechos Humanos
“Estamos llamados a promover el respeto por los Derechos Humanos velando por la dignidad de la persona en toda circunstancia como invita la Doctrina Social de la
Iglesia” Por su parte, el Estado debe “velar por el cumplimiento de todos los derechos esenciales del hombre”.
4.- Cuidado y respeto del medio ambiente
Danae Navia también alienta a “recordar que tenemos derechos y deberes con el cuidado del medioambiente. El cuidado de la “casa común” es responsabilidad de todos. La economía debe estar orientada hacia un desarrollo sustentable, hacia una ecología humana pensando no sólo en hoy sino, en los que vendrán”.
A modo de ejemplo, Chile realiza actualmente una consulta ciudadana respecto a los principios, derechos y deberes que debe contemplar la próxima reforma de la Constitución. La actual ley fundamental de Chile es de 1980, con dos reformas de 1989 y 2005.
El Arzobispado de Santiago contribuyó a la reflexión y publicó en abril un folleto informativo llamado
“¿Qué necesito saber y hacer?” sobre el proceso que plantea que “como ciudadanos y católicos, tenemos un compromiso de buscar y promover la verdad en la sociedad”.
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