15-08-2010
Jesús:
Quiero que enseñes que la llamada de Dios en el hombre a veces es imperceptible
por los sentidos. A veces es muy suave, muy tenue. Tanto, que si el hombre no está
atento y en silencio, no la oye. No llega a oírla. A veces se puede confundir con
otra cosa, a veces no es rotunda. Muchas veces deja cabida a la fe en ella. No se
impone al hombre.
Si todos me percibierais a través de apariciones inequívocas, no tendríais mérito en
vosotros de creer en Mí.
Por eso Yo gusto de ocultarme la mayoría de las veces. Para que los hombres me
busquéis, y así poder daros el mérito de la fe, de creer en Mí. ¿Qué cosa obtendría
de ti, si a ti me mostrara abiertamente?
Este tipo de manifestaciones son más perfectas que las otras376
, porque exigen más
fe tanto del “representante”, como de sus directores y de los destinatarios. Exigen
más autenticidad de vida por parte del receptor para ser creídas. Exigen más
esfuerzo y más trabajo.
Cuando no estoy en oración, Jesús mío, dudo de que sea real.
Sí. Porque Yo no me he impuesto nunca a ti.
No me ha gustado, en ti, dar muestras palpables y abiertas, como he hecho en otros
videntes, receptores o profetas.
Si dudas tanto cuando no estás conmigo: reza más.
Marga: ahora te encuentras a las puertas de ser lanzada para tu última misión, que
es: ser María para Cristo y para el mundo.
Vive el momento presente, dedicándote a lo que tienes entre manos, realizando la
labor bien hecha. Aunque ésta sea pequeña.
Cuando te presentes ante la gente, no te importe lo que tienes que hablar.377
Haz el
siguiente ejercicio: invoca al Espíritu Santo y pon tu mente como en blanco, para
que Él la llene. Y así, ¡iremos llegando a tantos! ¡A tantos, Marga! ¡A tantos!
376 Por ejemplo, Apariciones.
377 Cfr. Mt 10,19s.
18-08-2010
Virgen:
(Como es verano, con la terraza abierta, oigo a las pandillas de jóvenes que
se reúnen abajo por la noche, mientras rezo. Oigo sus conversaciones casi
íntegras).
Ves a las almas de esos jóvenes y tu corazón se llena de lucha, de pena. Almas que
están por salvar. Almas que caminan derechas al Abismo. ¡Y son tan jóvenes! –
piensas - tanto, que podían ser mis hijos.
Y piensas también: ¿quiénes fueron sus padres y educadores? Y tu alma se
consume en el dolor. Un Dolor que te viene de Mí, su verdadera Madre y la tuya.
Porque no merece el nombre de madre ni de padre el de los que encaminaron a sus
hijos a la ruina.
Por eso tú estate muy atenta a cada cosa que puedas orientar y hacer a favor de tus
hijos o de los que otros han puesto en tu camino. ¡Es tan importante la formación
de los hijos! Y sólo se puede dar si con ellos está la madre.
Dime: ¿cómo educar en esas actitudes, en esas pequeñas cosas que luego se
convertirán en grandes cosas en un futuro? Cómo hacerlo si no estás con ellos.
Y a ti te llaman “valiente” por tener cuatro hijos…
(Así me llama una mamá vecina, en tono un poco despectivo).
¡Y Dios mío, quiera Dios que no le hayan de pedir cuentas de los niños que no
tuvieron!
No penséis que “poco podéis hacer”, dado que el mundo está tan mal.
El mundo está tan mal porque no hay gente que lo ponga al derecho.
No os quiero ocultos en vuestras casas, no, no. Sois Apóstoles. Y como tales, tenéis
que predicar.
Has visto cómo hay un fallo en los padres, al regañar a sus hijos.
Y la razón es ésta:
cuando se regaña, se debe acompañar de mucho amor y nunca de resentimiento. Si
es posible grave, pero con una mirada o sonrisa de cariño al final. Para que el niño
sepa que lo haces por su bien y porque le quieres.
Así no tendrá que siempre excusarse. Y aceptará el castigo como algo merecido.
No le deis más vueltas: si les amáis, ellos lo notan.
He ahí la diferencia del gran pedagogo de uno que no lo es: el amor a sus
discípulos.
Que ellos vean en ti las actitudes de delicadeza de alguien que sabe lo que han
hecho, pero no deja por ello de querer. Es importante que ellos sepan que tú te das
cuenta cuando te quieren tomar el pelo o, digámoslo mejor, escabullir.
Si uno sale ileso de las miles de escabullidas, termina por pensar que eso es lo que
tiene que hacer para hacerlo bien.
Al mismo tiempo: no reproche delante de otros o falta de caridad al corregirles.
Corrige sus faltas de caridad también, que son muchas. No dejes pasar ni una.
Otro defecto es no hacer las cosas por sí mismos. Todo lo que puedan hacerlo por sí
mismos, no se lo hagas tú.
Sí, sí que es mejor que cada uno quiera coger la vida espiritual por sí mismo. Pero
no les dejes tanta libertad. Hay días que no les apetecerá cogerla, y esos días
pensarán que no lo deben hacer, pues creen que no les sale del corazón. Y eso no es
correcto. Corrígelo.
Y tantas otras cosas, Marga, que irás poniendo en práctica teniéndome a Mí como
Consejera.
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