23-06-2011
(Miro al cielo, y las nubes recordaban peldaños de escaleritas. El impulso era
irse por ellas hacia Arriba)
Jesús:
Pensad a menudo que la otra vida os espera. Que la otra es la verdadera Vida. Que
a ella estáis llamados y a ella iréis. Así, todos los padecimientos de ésta, se os harán
breves. Porque la otra es la auténtica.
En ella, ya no entenderéis por figura, sino que se os presentará la Verdad cara a
cara.539 En ella, todos los malos momentos, se os harán nada. Es más, desearéis
haber vivido más padecimientos.
539 Cfr. I Co 13,12.
30-06-2011
Virgen:
Querida Marga: no descuides la espiritualidad de tus hijos, aunque en tu haber y en
tu cabeza, tengas mil otras ocupaciones diversas.
Lo más importante: son tus hijos.
Las personas más directas a ti confiadas.
No los dejes en manos de nadie. ¡Tú eres su madre! ¡Tú organízales un horario!
Aquí no es el “todo vale”.
La mayoría de ustedes no vive una vida matrimonial según Dios. Por eso tanta
tristeza y tanta desdicha.
Si no hay apertura a la vida. Si dejáis la Iglesia porque no os permite vivir con
anticonceptivos o si habéis encontrado un cura que os da el visto bueno por su
cuenta, porque vosotros le engañáis con los “supuestos” personales.
Si la mujer ha irrumpido en el mundo del trabajo huyendo de sus responsabilidades
familiares y de sus hijos. Si prefiere vivir otra vida diversa, a sabiendas de que la
suya no es la auténtica. Esto es una manera de ponerse un velo en los ojos para no
ver problemas conyugales y problemas graves de los hijos. Vive en un mundo laboral, a veces más placentero, o en cualquier caso, diferente de su vida familiar,
que se la hace olvidar.
¿Decidme por qué organizáis eventos religiosos de vuestros hijos, como es una
Comunión, si luego no lo vais a vivir en familia? Les dais las cartas para la
apostasía. Les enseñáis cómo hacerlo. Tiernos niños, que sólo esperaban de
vosotros que les enseñarais a vivir.
Si veo todo esto en vosotros, y ninguna gana de enmendaros, decidme, hijos míos,
cómo es posible que frene, de parte de vuestro Padre, el castigo tan merecido. No
me dais opción. No puedo permitir que se condene ninguno más de mis
pequeñuelos.
Hija mía: mira cómo mi Corazón, como el tuyo, sufre por toda esa juventud de tu
España, que no han querido educar sus mayores para el bien.
Es lastimoso, es doloroso. Verlos cómo se desprecian y se matan a sí mismos.
Lo que están haciendo con esos comportamientos, es matarse a sí mismos. Porque
no les gusta la vida, porque desean morir y dejar esta existencia tan dolorosa y sin
sentido para ellos.
Por ellos, hija mía, por ellos, ¿no querrías tú vivir y ofrecerte?
Sí, Mamá. Pobres hijos. Pobres chicos.
Pues si es así, hija mía, que por ellos quieres vivir y ofrecerte: ofrece todos estos
sufrimientos tuyos de ahora y los que vendrán, a partir de ahora.
Toma fuerzas de Mí. Sabes que soy la Madre Buena y Verdadera, que jamás te
miente y siempre quiere, busca y desea vuestro bien.
Yo aplico, los sufrimientos de las almas víctima por sus hermanos necesitados.
Y ahora, vete a dormir, hija. Deja ya la oración.
Y te bendigo: en el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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