1. La grandeza del que puede perdonar
Nuestro mundo mide la grandeza en términos de poder, fuerza, riqueza, ostentación o capacidad de daño. La Biblia conoce un modo distinto de medir el poder: es más fuerte el que puede perdonar más.
¿De quién sino del Espíritu Santo podría venir una frase tan sorprendente como esta que hemos escuchado en la primera lectura?: "¿Qué Dios hay como tú, que quitas la iniquidad y pasas por alto la rebeldía del resto de tu heredad?"
Dios no nos trata como enemigos, sino que se pone a nuestro lado contra nuestro enemigo, que es también su enemigo: el pecado. Por eso el perdón es parte de su estrategia de amor con nosotros. Como dice el salmo 103: "él aparta de nosotros nuestros delitos", con lo cual le quita al arrogante su presa, que éramos nosotros mismos.
Dicho de otro modo: perdonar demuestra el poder de Dios porque es la victoria contra uno que era inmensamente más fuerte que nosotros: el pecado, y detrás de él, Satanás.
2. Un Examen de Conciencia
La parábola inmortal del Padre Misericordioso, conocida también como de "El Hijo Pródigo" es el banquete que la Iglesia nos regala para hoy. Y es una ocasión preciosa para hacer un examen de conciencia. Al fin y al cabo, fue el descubrimiento de la voz de su conciencia lo que puso en marcha a aquel joven. Examínate, ayudado por estas preguntas: ¿qué pecados has cometido desde tu última confesión? Trata de no quedarte en lo exterior, sino en las actitudes del corazón y las omisiones.
RUPTURA CON DIOS: ¿Amo en verdad a Dios con todo mi corazón o vivo más pegado a las cosas materiales? ¿Me he preocupado por renovar mi fe cristiana a través de la oración, la participación activa y atenta en la misa dominical, la lectura de la Palabra de Dios, etc.? ¿Guardo los domingos y días de fiesta de la Iglesia? ¿He cumplido con el precepto anual de la confesión y la comunión pascual? ¿Tengo una relación de confianza y amistad con Dios, o cumplo solamente con ritos externos? ¿He profesado siempre, con vigor y sin temores mi fe en Dios? ¿He manifestado mi condición de cristiano en la vida pública y privada? ¿Ofrezco al Señor mis trabajos y alegrías? Recurro a Él constantemente, o ¿sólo lo busco cuando lo necesito? ¿Tengo reverencia y amor hacia el nombre de Dios o le ofendo con blasfemias, falsos juramentos o usando su nombre en vano?
RUPTURA CONMIGO MISMO: ¿Soy soberbio y vanidoso? ¿Me considero superior a los demás? ¿Busco aparentar algo que no soy para ser valorado por otros? ¿Me acepto a mi mismo, o vivo en la mentira y el engaño? ¿Soy esclavo de mis complejos? ¿Qué uso he hecho del tiempo y de los talentos que Dios me dio? ¿Me esfuerzo por superar los vicios e inclinaciones malas como la pereza, la avaricia, la gula, la bebida, la droga? ¿He caído en la lujuria con palabra y pensamientos impuros, con deseos o acciones impuras? ¿He realizado lecturas o asistido a espectáculos que reducen la sexualidad a un mero objeto de placer? ¿He caído en la masturbación o la fornicación? ¿He cometido adulterio? ¿He recurrido a métodos artificiales para el control de la natalidad?
RUPTURA CON LOS HERMANOS Y CON LA CREACIÓN: ¿Amo de corazón a mi prójimo como a mí mismo y como el Señor Jesús me pide que lo ame?
¿En mi familia colaboro en crear un clima de reconciliación con paciencia y espíritu de servicio? ¿Han sido los hijos obedientes a sus padres, prestándoles respeto y ayuda en todo momento? ¿Se preocupan los padres de educar cristianamente a sus hijos y de alentarlos en su compromiso de vida con el Señor Jesús?
¿He abusado de mis hermanos más débiles, usándolos para mis fines?
¿He insultado a mi prójimo? ¿Lo he escandalizado gravemente con palabras o con acciones?
Si me han ofendido, ¿sé perdonar, o guardo rencor y deseo de venganza?
¿Comparto mis bienes y mi tiempo con los más pobres, o soy egoísta e indiferente al dolor de los demás? ¿Participo de las obras de evangelización y promoción humana de la Iglesia?
¿Me he preocupado por el bien y la prosperidad de la comunidad humana en la que vivo o me paso la vida preocupado tan sólo de mi mismo? ¿He cumplido con mis deberes cívicos? ¿He pagado mis tributos?
¿Soy envidioso? ¿Soy chismoso y charlatán? ¿He difamado o calumniado a alguien? ¿He violado secretos? ¿He hecho juicios temerarios sobre otros?
¿Soy mentiroso?
¿He hecho algún daño físico o moral a otros? ¿Me he enemistado con odios, ofensas o peleas con mi prójimo? ¿He sido violento?
¿He procurado o inducido al aborto?
¿He sido honesto en mi trabajo? ¿He usado rectamente de la creación o he abusado de ella con fines egoístas? ¿He robado? ¿He sido justo en la relación con mis subordinados tratándolos como yo quisiera ser tratado por ellos? ¿He participado en el negocio o consumo de drogas? ¿He caído en la estafa o el fraude?
¿He recibido dinero ilícito?
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