- Bendito seas amado Padre Celestial, he sentido el murmullo de tus pasos acercándose a mí y el aroma inconfundible de tu presencia. Dime soberano Creador ¿Qué deseas de mí?
He venido a compartir vuestras oraciones y vuestras alabanzas. Es grato ver a los hijos reunidos en oración y sobre todo es más grato verlos unidos como Comunidad. Es grato verlos y oírlos en sus peticiones, en sus súplicas confiadas. Es maravilloso para un Padre deleitarse con las voces de los hijos, acudiendo por consejos, acudiendo por ayuda, pues un Padre, hija mía, aunque no diga, aunque jamás de sus labios aflore una sola palabra, vive esperando la voz de los hijos, aunque ya sepa lo que el hijo necesita de antemano es grato mirarlo directamente a los ojos y poco a poco adivinar cada palabra que ha de salir de sus labios. Entonces el Padre siente dentro de sí, la necesidad de colmar de amor a su hijo, siente dentro de sí la imperiosa necesidad de saciar todas sus necesidades, aún aquellas que no se animó a pedir
- Dime Padre cuando estamos unidos en ti y cuando nos inundas, ¿de qué te agrada más conversar?
Del AMOR. El amor es mi tema preferido, será tal vez, hija mía que los hombres han olvidado un poco practicar el amor pleno, o quizás será porque la palabra AMOR es tan usada livianamente que cuando un hijo se dispone a hablar con un Padre, sinceramente y con profundidad del amor, entonces esa conversación es esperada y disfrutada, en cada tramo, en cada palabra y en cada gesto
- Háblame del Amor, Padre. Háblame de ese amor que no conocemos y que lo siento, pues fluye de ti como un manantial de agua fresca, la que sacia mi sed más profunda, que refresca todo mi cuerpo y toda mi alma. Háblame del amor, amado Padre, de ese amor que todos deberíamos conocer y experimentar
El Amor, hija mía, El Amor es la vida entregada. El Amor es la pasión desenfrenada. El Amor es la Gloria que se toca con las manos. El Amor verdadero, hija mía, atraviesa las piedras y se convierte en la más tierna de las flores o en un aceite perfumado. Para el Amor, hija mía, la dureza no existe, no existe la mezquindad, no existe la maldad, sencillamente esas palabras no entran en el concepto de Amor. El Amor es un Padre arrodillado al lado de su hijo acariciando su mente, su frente, su cuerpo, cuando se encuentra triste o cuando se encuentra enfermo. El Amor es la madre que lleva dentro de su vientre la semilla que da nueva vida y entrega su propia vida para que la semilla germine. Es esa madre que se olvida de sí para dar luz al ser que lleva dentro. El Amor es ese niño que tu miras caminar por las calles dando sus primeros pasos, que se cae y se levanta para continuar su marcha. El Amor es el amanecer más bello dentro del espíritu del hombre. El Amor es este Padre que vela por vosotros y que os llama a su encuentro día y noche. Es la voz del pastor que llama a sus ovejas y las apacienta con delicadeza, las protege del frío intenso y las lleva a beber agua fresca del arroyo que fluye desde la montaña en las tardes de calor abrasador. El Amor es cada instante de vuestras vidas, pues vosotros tenéis vida porque os Amé antes de forjaros con mis manos. El Amor es cada ser viviente, desde el más pequeño al más grande, todos provienen de una historia de amor. El Amor es el Hijo que en obediencia al Padre se entrega para salvación y rescate de toda una humanidad. Es ese Hijo que no teme descender a las oscuridades más profundas de los abismos para salir y resurgir de esas profundidades, llevando por Amor a las almas que gemían condenadas. El Amor es la Madre Santa que llora con vosotros, ríe con vuestras bromas, baila con agilidad incomparable al son de la música que tanto ama y se deja llevar por los aires por el hijo que la lleva con presteza, haciendo que brote de sus labios las más bella sonrisa. Hija mía, el Amor sois vosotros. No comprendo en por qué os afanáis tanto en buscar un amor si el Amor sois vosotros mismos. Para disfrutar del Amor de Dios debéis aprender a amaros un poco más. Os he Creado tan bellos y os véis tan poca cosa, sin embargo no existe creación que supere vuestra hermosura. Y el Amor lo lleváis dentro, un amor pensado para ser entregado y repartido a manos llenas. No sabéis aún cuánto bien sois capaces de hacer, lo que una palabra vuestra es capáz de generar. Miráis al cielo y decís - Padre, concédeme esta vida que tengo en armonía y paz, y vosotros sois los que debéis forjarla con amor, día a día, paso a paso.. Sólo se trata, hija mía, de NO CORTAR JAMÁS EL HILO QUE OS UNE A VUESTRA ESENCIA, A VUESTRO DIOS. En toda construcción, hija mía, es necesario una base fuerte y sólida que sostenga las estructuras que harán la morada. Pues bien, vosotros debéis tener esa base sólidamente construída sobre roca. Ahora mira un poco tu ser y dime ¿ Dónde crees tú que el Amor puede construir su morada? ¿Cuál es el espacio en vuestro ser que pueda dar albergue al Amor?
El corazon, Padre ???
No, hija. El corazón va y viene, un día está bien y al día siguiente se rompe en mil pedazos y es precisamente el Amor el que debe reconstruírlo
- Mi mente, Padre?
No, hija amada. La mente está gobernada por las pasiones buenas y no tan buenas y el Amor puro debe gobernar también a ambas
- Entonces dime, Padre, ¿Dónde está la morada del Amor?
En vuestra alma, hija mía. Vuestra alma, la que está unida a vuestro Dios. Por eso es que cuando vuestra mente dice al alma- No te necesito, puedo vivir sin ti!!!, perdéis por completo el sentido del Amor y de la Vida misma, sencillamente cortáis el vínculo con Dios
- Pero Jesús, Padre, habita en nuestro corazón, allí dijo que haría su nido de Amor.¿Por qué entonces el Amor no está allí?
¡Claro que está, hija mía! Vuestro Hermano y Señor es el Amor, como vuestro Padre es el Amor, pero desde la plenitud del alma, el Amor puede habitar todo vuestro ser. Cuando el alma no está en paz, cuando el alma ha perdido su rumbo, el amor se torna mezquino y vuestro yo, lo invade todo. Sólo cuando vuestra alma está dentro de vuestro Dios y vuestro Dios es dueño y Señor de vuestra alma, sólo cuando le dáis a vuestro Padre la llave para abrir los siete cerrojos que le habéis puesto, sólo entonces, alcanzáis la iluminación y la perfección en el Amor
-Y esos siete cerrojos, ¿los conozco, Padre?
El principal es la desconfianza, luego viene el temor, luego vienen sucesivamente cada una de vuestras pasiones, el odio, la venganza, el resentimiento. Y así una tras otra de vuestras pasiones encadenan vuestro Espíritu y no le permiten crecer ni en el Amor ni en la vida del Espíritu. Vuestro Padre, hoy, ha venido a disfrutar de un momento de Amor, el Amor que se eleva por sobre todo el orbe cuando su pueblo ora. Entonces los ángeles danzan y la orquesta Celestial toca la música de Dios, cuando vuestra oración se transforma en ofrenda de Amor. Es allí cuando la plenitud se hace presente en todos vosotros. Allí sois plenos, allí no hay mejores ni peores, allí no hay uno que ore mejor ni otro que ore peor, allí sois uno solo. Desearía que el mundo esté en continua oración, entonces las guerras no encontrarían eco entre vosotros, los poderosos no podrían oprimir a nadie, pues el Amor sería un enemigo imposible de derrotar. “Practicad el Amor” Practicadlo todo el tiempo, cada instante de vuestras vidas, nunca deis paso a la tristeza.
¿No tenéis esposa a quién amar? Ama a quien no tiene amor
¿No tenéis padre? Ama a este Padre que os ha creado y vive por vosotros
¿No tenéis madre terrenal? Tenéis vuestra Madre Divina, que es capáz de dar el más grande de los amores y que se brinda por completo a sus hijos.
¿No tenéis hermanos? Tenéis a vuestro Hermano Jesús
¿No tenéis familia? Mirad la tierra ¿Cuántos seres caminan en ella?¿Cientos?¿Miles?¿Millones? Pues allí tenéis a vuestra familia. Amadlos. No estáis solos, no estáis olvidados. Un Padre jamás olvida a sus hijos, ya ves no me esperabas y aquí estoy una vez más a vuestro lado. Así como nadie puede decir cuando ha de finalizar la vida en la tierra, tampoco podéis predecir cuando vuestro Padre se hará presente para hablaros directamente al corazón. Vuestro Padre no precisa un llamado, pues jamás se marcha de vuestro lado. Aquí estoy disfrutando junto a vosotros del verdadero y único Amor
- Padre
Dime, hija
- La vida de nosotros, tus hijos, está siempre coronada de tu presencia y de tu infinito Amor y Misericordia. Tómanos de la mano, Padre, y guíanos por el camino del Amor verdadero en Dios. No permitas que nos apartemos de ti. . Solo te pido, Padre, que si alguna vez nos apartamos de la senda que nos ha sido trazada, nos deis voces desde la Cruz de Cristo y nos digas- Mira hijo mío cuánto sufro por ti y por tu falta de amor y tú no atiendes mi voz, ven a mis brazos, refúgiate en ellos y encuentra dentro de mí el amor que da sentido a cada uno de vuestros actos. Padre que jamás nos apartemos de tí
Amados hijos, no podéis apartaros de mi Amor, pues vosotros hace tiempo que habéis abierto vuestra alma, y allí vive el Amor. Sólo os pido que guiéis a otros al conocimiento del Amor pleno y de la sabiduría infinita. Que así como se os ha dado vosotros déis, Que así como se os ha enseñado vosotros enseñéis, que así como se os ha amado, améis. Es la fórmula de Dios. La verdadera forma de amar. Aprender, Enseñar, Entregar. Que nada quede guardado, ni en la oscuridad. Que así como en vosotros se hizo la Luz, la Luz sea para otros. Que así como el Amor se hizo en vosotros, el Amor pleno sea para el mundo entero. Y entonces viviréis eternamente enamorados como Yo, vuestro Dios, lo estoy de vosotros, mis hijos. Así sea
Gracias hijo mío, Gracias por la montaña y por refrendar el Sello que te fue dado, Gracias por decir Sí una vez más, sea lo que sea y cueste lo que cueste. Gracias amado hijo por responder al llamado de mi Voz. Amén
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