Lunes 06 de Mayo del 2013
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15):
En aquellos días, zarpamos de Troas rumbo a Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, colonia romana, capital del distrito de Macedonia. Allí nos detuvimos unos días. El sábado salimos de la ciudad y fuimos por la orilla del río a un sitio donde pensábamos que se reunían para orar; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Se bautizó con toda su familia y nos invitó: «Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa.»
Y nos obligó a aceptar.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 149,1-2.3-4.5-6a.9b
R/. El Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas,
con vítores a Dios en la boca;
es un honor para todos sus fieles. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26–16,4a):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho.»
Palabra del Señor
Comentario al Evangelio del Lunes 06 de Mayo del 2013
Queridos amigos:
Testimonio y persecución. Dos claves para este día. Dos claves para la vida. ¿Cómo se articulan? Persecución a causa del testimonio. Testimonio en la persecución.
El testimonio de Lidia. Una mujer que ya se reunía con otras mujeres para orar antes de que llegara Pablo y que creía en el Dios verdadero. Con ella se bautizan todos los suyos, con la fuerza que tienen todas las madres de ser sembradoras de vida, aglutinadoras de familia. No importan las dificultades que a partir de ahora puedan sobrevenir. La prueba de fe es la aceptación de la hospitalidad. Compartir la mesa y el techo. "Y nos obligó a aceptar". Bueno, parece que Lidia les ayudó a decidir. ¿No os recuerda a tantas madres deshechas en atenciones, a tanto corazón hospitalario entregado al máximo? ¿Acaso hay testimonio mejor?
Quizá sí. El testimonio en medio de la persecución. Como los primeros cristianos, como tantos cristianos. "Llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte, pensará que da culto a Dios". Cuando leo esta frase cuánto dolor se me condensa en el corazón. Qué miedo me da cuando el otro día aparecía una fotografía de Le Pen con un crucifijo en la mano o echando un discurso junto al monumento de Juana de Arco. Uno se estremece cada vez que ve manipular los símbolos religiosos en favor de intereses políticos, económicos, militares. Pienso en los muchos que a lo largo de la historia creyeron que al enarbolar la espada, el fusil, el tanque o la bomba en su pecho estaban dando culto y gloria a Dios. ¡Qué equivocados! La gloria del Dios es que el hombre viva. Pero la frase de san Ireneo no se queda ahí, sino que continúa: vita hominis visio Dei. La vida del hombre es la visión de Dios. Y quien ve al Hijo, ve al Padre. Miremos a Jesús. Aún en medio de la persecución. Ése será nuestro mejor testimonio.
Vuestro amigo.
Carlos M.
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