VATICANO, 30 Mar. 16 / 05:02 pm (
ACI).- De tener un puesto de gran relevancia en una empresa multinacional, a ayudar a jóvenes y adolescentes en Venezuela. Es la historia de Alejandro Marius, de 44 años de edad, casado y con cuatro hijas, quien en 2007 comenzó a preguntarse “¿qué significa viajar tanto?”, dado que se ocupaba de importantes responsabilidades en América Latina.
“Empecé a pensar qué era ser marido, ser padre, ser ciudadano y amigo viajando tanto, en una realidad que cada vez era más complicada”, cuenta a ACI Prensa coincidiendo con una visita al Vaticano.
“Mi mujer me decía que cuando hacía algo relacionado con la caridad, con ayudar a los demás, los ojos me brillaban” y eso “fue un bonito signo”. Pero el cambio de
vida también llegaría gracias a unas religiosas benedictinas de un monasterio. “Allí conocí la experiencia de San Benito de ‘Ora et labora’ (reza y trabaja) y me cautivó”.
Después, “con ellas reflexioné sobre educar a la gente para el trabajo”, y “al contrario de lo que sucede ahora en Venezuela, donde muchos profesionales se están yendo del país, yo renuncié a este cargo internacional para quedarme”.
Poco después creó Trabajo y Persona, una asociación civil sin ánimo de lucro y basada en el humanismo cristiano. “Hacemos proyectos sociales para educar para el trabajo a quien no ha tenido oportunidad, principalmente a jóvenes y mujeres”.
“Es muy difícil dar el paso de dejarlo todo para ayudar a los demás si uno no entiende lo que es la vocación. Si uno piensa que vale más la pena el proyecto que Dios tiene para ti que tu propio proyecto, es fácil”, expresa Marius.
Alejandro recuerda que “al dejar de percibir ese importante sueldo tuve que pensar durante un año cómo hacer para pagar las cosas básicas para vivir”.
El proyecto también ayuda a que los jóvenes “se conozcan a sí mismos y descubran la vocación a la que Dios los llama, qué tarea pueden desarrollar en la vida”.
“Hacemos alianzas con empresas, con universidades… nosotros les damos la capacitación necesaria para conseguir empleo y para emprender, porque a esto último casi nunca se les enseña”, explicó. Para ello, “hemos desarrollado el método ‘Emprender 360’ y ya hemos hecho muchas cosas gracias a acuerdos con diferentes empresas”.
“A nosotros se nos mete en la cabeza ciertos estándares de vida que están rodeados de una cantidad de cosas que no valen la pena”, asegura al ser preguntado sobre este método.
Durante estos años, Alejandro ha vivido múltiples experiencias que le han permitido ver precisamente la eficiencia de la preparación que ofrecen.
Por ejemplo, “el caso de una chica que tuvo la tentación de entrar en el mundo del contrabando y en cambio siguió el programa de ‘Emprendedores del Chocolate’ con nosotros porque decía que no podía regresar cada noche a su casa y mirar a su hijo a los ojos si se dedicaba a contrabandear”.
También está el caso “de otro chico que me pidió una oportunidad para estudiar mecánica porque había terminado la relación con su novia ya que la
familia de ella lo presionaba diciéndole que él no era nadie en la vida puesto que no estudiaba ni trabajaba”. “Le dimos la oportunidad, volvió con su novia y ahora en diciembre vino a Caracas para pedir que sea el padrino de su boda, en un barrio muy pobre de la ciudad de Valencia”.
“No hay poder, no hay situación de opresión de la gente que pueda conquistar su corazón”, indica. Al contrario, esta “es una propuesta que parte del amor de Cristo que me abraza a mi primero y luego me permite llegar a otros, y que puede cambiar la historia”.
Alejandro cuenta que todos los que le piden ayuda saben que la asociación es católica, pero no rechazan a nadie. “Hay una propuesta que parte de mí y de mi encuentro con el Señor y eso se va contagiando poco a poco”.
Al hacer un balance de estos seis años, afirma: “he aprendido más que haciendo un MBA en Harvard porque he tenido que aprender finanzas, manejo de riesgos, manejo de personal… y lo más importante es que estoy muy contento”.
"Los jóvenes están muy desesperanzados”, comenta. “No ven un futuro claro, ven problemas por todos lados”, añade. “Pero cuando tú enseñas a trabajar a alguien, ahi cambia la perspectiva porque la gente se da cuenta de que a través del esfuerzo se puede mantener a la familia… es una esperanza”.
Durante su visita al Vaticano, Marius participó del Congreso Internacional
Deus Caritas Est, organizado por el Pontificio Consejo Cor Unum. Allí tuvo la ocasión de conversar brevemente con el Papa Francisco de hacerle un regalo: varias cajas de chocolates de la Colección Bombones de San Benito elaboradas por los jóvenes que se forman en su asociación.
“Después de presentarme habló él, me expresó una gran sensibilidad y preocupación por lo que está pasando en Venezuela y dijo que todos estamos en sus oraciones; pero lo más impactante fue su mirada. Es una presencia que cambia todo y no las ideas o proyectos que tenemos nosotros”, recuerda Marius con emoción.
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