25-07-1999
Jesús:
Dame tus obras de amor. Yo vengo a recoger tus frutos. ¿Qué encuentro? Frutas a
destiempo en higuera tardía.
Colaborad con la Gracia. Podéis ser linterna que alumbre allá por donde vaya,
aunque el mundo esté sumido en la profundidad de la tiniebla. Podéis ser foco,
podéis ser faro. ¿Habéis visto los faros? Así os quiero a vosotros. Piedra de toque
que diga al mundo en tinieblas: ¡Aquí está! ¡aquí está la Verdad! La tiniebla no es
más grande que el Poder de Dios. Y mi Padre, cuando le haya parecido bien, dirá a
este lupanar: ¡Desaparece!, y no quedará rastro.
Jugáis con el Poder de Dios, pero no se puede jugar con Dios.
No se puede jugar
con la propia salvación o condenación, porque la muerte puede venir en el
momento en que la ficha ha caído en la casilla de la condenación, y no podéis
volver a tirar, e irremediablemente caeréis hacia el fuego eterno. Vosotros que
sabéis, no juguéis, no frecuentéis lugares públicos donde se peca, ¿por qué entrar
en la guarida de los lobos, vosotros mis corderos? Como tontos os exponéis al
fuego enemigo. Temed al que puede condenar el alma y llevarla a la gehenna, y no
flirteéis con él. No deja a la presa en que ha hincado sus garras. ¡Vosotros que lo
sabéis!, no vayáis tras él.
Y advertid a los necios: ¡Necios!, ¿dónde vais?, ¿qué hacéis con vuestra alma?,
¿qué con vuestra condenación? Esta vida os parecerá en la eternidad como una
fugaz llama de cerilla apagada por un niño. Dura un instante. ¡Y dedicasteis tanto
tiempo en vuestro propio placer! Tiempo perdido, tiempo echado a la ciénaga.
¿Dónde está el tiempo dedicado a vuestro Dios y Señor? ¿No teníais más rey que al
César? ¿Cuánto duró su efímera vida? Decídmelo ahora que estáis en la eternidad.
Nada: Soplo fugaz de fugaz cerilla.
Yo Soy el Señor del Tiempo. Todo está bajo mis órdenes. Vosotros sois sostenidos
por mis Manos Todopoderosas.
Si Yo os dejo ahora, caéis sin remisión al abismo. Os sobrevendría la muerte al
instante.
31-07-1999
Virgen:
La nave de la Iglesia irá a la deriva, porque Dios herirá al Pastor, y se dispersarán
las ovejas. Tanto, que vosotros pareceréis anatema a ojos de los supuestos justos, y
creerán que hacen un beneficio a Dios persiguiéndoos.164
Someteos a la persecución y a la tortura a imitación de Cristo que, como manso
Cordero, fue llevado al matadero sin abrir la boca. Nunca jamás os faltará mi
ayuda, nunca el Aliento del Espíritu.
Permaneced unidos y bajo una sola voz.
Yo os diré lo que debéis hacer. Que no se turbe vuestro corazón.
Aceptad alegremente el suplicio, porque Dios, de esa manera, humillándoos, quiere
encumbraros, y vuestro sacrificio servirá en rescate de muchos.
Alegraos en el Señor, estad alegres.165
Mirad que ya viene. Seguido de su cortejo, viene a recoger los frutos de la siega.
¿Os ha de encontrar ya segados? Si no sois segados, os marchitáis en los campos, y
no serviríais para proporcionar alimento a vuestros hermanos. Someteos
voluntariamente a la siega del Señor, id con alegría, id por vuestro propio pie a su
siega.
El trigo será separado de la cizaña, y esto será doloroso para vosotros, trigo del
Señor. Siega necesaria, recolección fructuosa y duradera por los siglos.
Que vuestro fruto dure, y sea semilla de nuevos santos.
Sabéis que los mártires son semilla de nuevos santos, alegraos y corred a vuestro
martirio; entregaos como si cada día murierais, como si cada día fuerais clavados
en una Cruz, la Cruz que Yo misma os presento y os doy, que Yo misma os
preparo. Por eso, no tengáis miedo: de mi Mano será fácil. Veréis qué alegría sin
par, sin límites, experimentaréis durante el martirio y posteriormente de camino
derecho al Cielo, para alabar su Nombre por los siglos.
Porque Yo os confortaré en
vuestra prueba, y os daré consuelo, y paz y alegría. Porque al Señor le ha parecido
bien. Porque os amó hasta tal punto, que quiso encumbraros, para que gocéis de su
Gloria.
No penséis en vosotros mismos como personas muy especiales. Porque erais nada,
Él se sintió atraído por vuestra miseria, y quiso levantaros y encumbraros para que
su Nombre sea alabado por todas las criaturas y le den Gloria.
164 Cfr. Jn 16,2.
165 Cfr. Flp 3,1.
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