30-08-1999
Virgen:
Mirad que vienen días en que se oscurecerá, se os nublará más el horizonte, y el
buscar a Dios requerirá un esfuerzo de héroes. Pulíos ahora.
Atraed con mi Rosario las Bendiciones de Dios sobre vosotros. Cread así el cerco
que os defiende del enemigo.
Oh niña, no hay nada más cierto que esto: Yo os libro del “Malo”. Acudid a Mí y
recibiréis las Bendiciones de Dios. Así lo quiere Dios. Atraed con mi Rosario las
Bendiciones para el mundo, la Bonanza para vuestros hogares. Atraed la
Misericordia de Dios para el mundo ...
Atraed su Amor, no su Ira. Repartid ese
Amor.
Expandid con mi Rosario una alfombra de rosas para el mundo por donde Dios, en
Su Venida, pueda pisar.
05-09-1999
Jesús:
Mi Mano sostiene al malvado, que quiere caer contra vosotros, que quiere aplastar
mi heredad, que quiere apagar mi Llama, ocultar mi Luz.
Mi Madre, con sus rosas169, teje una corona que coloca en vuestras cabezas y os
distingue así como porción que he de salvar, como el resto de mi heredad.
Cuando Yo venga, ¿os encontraré creyendo?,170 ¿os encontraré confiando?,
¿amando? O quizá mi Resto, en quien confío, también ha bajado a formar parte con
los impíos... ¡Oh, no me abandonéis ahora, cuando más os necesito!
Venid a Mí. Venid Conmigo. No dejéis que Satanás se ría viendo cómo ha
conseguido haceros perder al Amor.
169 Rosario
170 Cfr. Lc 18,8.
10-09-1999
Jesús:
Yo vengo con fuerza sobre vosotros.
Benditos aquellos que me saben descubrir, que permanecen en Gracia, puros y
sencillos de corazón, y pueden reconocer así la Segunda Venida del Espíritu Santo,
que viene ya sobre vosotros, para prepararme el camino, para allanar las sendas,
para limpiar los terrenos, abrir las fuentes, bregar en las aguas, recolectar en los
campos. Viene ahora. Benditos aquellos que lo sabéis reconocer, recibir, aceptar,
asimilar y dar. Recibiréis la recompensa eterna.
Yo os envío. Trabajad, recolectad, sembrad, bregad en mi Nombre y con mi
Espíritu. Preparad el mundo para mi Segunda Venida.
Yo os preparo personalmente. Mi Madre se ocupa de vosotros, sois objeto de sus
preocupaciones.
Decid que Yo vengo. Llamad a conversión. Tocad la campana del peligro
inminente. Hacedme caso en lo que ya se os ha dicho. Sed ejemplo de acatar mis
órdenes.
¡Despertad! Que cada uno medite en su corazón y vea todo lo que ha recibido.
Descubriréis que sois ricos, no pobres como pensáis, y que como ricos desalmados,
os habéis vuelto egoístas, intentando contener en vosotros solos todos esos tesoros,
bebiendo y embriagándoos de la superabundancia de Dones.
¡Dadlos a los demás!
A vuestra puerta se agolpan los hambrientos, los sedientos. Dad gratis lo que
recibisteis gratis. Los Dones de Dios son para compartir. Que cada uno reciba por
otros su ración, y nadie quede en la indigencia. Abrid las puertas de vuestras casas
a los pobres que desde fuera llaman, y dad también a los que no saben, y piensan
que Dios les ha abandonado.
¡Cuánta tristeza, cuánta indigencia en el mundo! Mientras, los ricos banquetean
escondidos en su sombría mansión. ¿No os apena ver el estado de vuestros
hermanos? Mirad que Yo os pediré cuenta de cómo administrasteis mis Dones.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, estuve
desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a
verme.171
¿No me amáis? Reconoced mi Rostro desfigurado en las almas moribundas que os
encontráis a la salida de vuestros hogares. Muero continuamente, porque nadie se
apiada de Mí. Muero en mis hermanos. ¡Venid a socorrerme! ¿No escucharéis mi
llamada de auxilio?
Vanos ricos que acumuláis riquezas ordenándolas en vuestras estanterías.172 Las
riquezas son para compartirlas. Su lugar no está de adorno en una pared. No
diréis que Yo no os he advertido.
¡Os Amo tanto! No deseo vuestra condenación. No deseo que el Día del Juicio el
Padre os pida cuentas de lo que no hicisteis
¡Actuad hijos míos!, actuad sin dilación, hacedlo con amor, con mi Amor. Mirad
que el Tiempo se acaba.
Recibid el milagro de convertir vuestros huesos muertos en carne resucitada para la
Vida Eterna, la Vida Verdadera.173 ¡Amén!
171 Cfr. Mt 25,31-46.
172 Cfr. Mt 6,19-21.
173 Cfr. Ez 37,1-14.
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