A Julie Quintana de Los Ángeles le habían descubierto recientemente un cáncer de mama cuando llegó a  Medjugorje en junio. En el momento que se colocó un pañuelo empapado en agua que sale desde la escultura del Cristo resucitado sintió un fuerte calor en el pecho. Mientras volvía a su casa la biopsia reveló que gozaba de buena salud.
Durante diez años, a partir de 2001, la escultura de bronce del Cristo Resucitado, detrás de la Iglesia de Santiago Apóstol de Medjugorje, ha exudado un liquido. En el mes de junio de 2017, fue con esa misma agua, que parece haber curado instantáneamente de cáncer de mama a Julie Quintana de Los Ángeles. Ella misma contaba:
“El miércoles, antes de mi viaje a Medjugorje, me hicieron una biopsia de mama. Los resultados de las pruebas revelaron un pólipo pre-canceroso en las células de mi útero. No podía ver a un especialista, tenía que esperar hasta mi regreso de la peregrinación. Así que fui a Medjugorje en estado de shock”.
Preguntándole por qué estaba planeando hacer un viaje en un momento como este ella contestaba: “Uno de los muchos hermosos regalos de Medjugorje, de pie a pocos metros detrás de la Iglesia de Santiago, está una estatua de Cristo Resucitado, de la cual sale agua de su rodilla derecha, de forma continua desde hace muchos años. Muchas curaciones  que se han atribuido a este tipo de agua, por lo que mi compañero de viaje, junto a otros peregrinos, compraron pañuelos para recoger unas gotas de este líquido”.
Ella no decidió mojar sus ojos con esas gotas de líquido, ya que el pasado año se había sometido a una cirugía ocular, aunque prefirió mojarme a mí.
“Toqué el líquido con los dedos, hice la señal de la cruz, y me puse los pañuelos. Entonces puse una gota  en el lugar donde se me había realizado la biopsia”, dice Julie Quintana.
A los pies del Cristo alguien exclamó: “Me arden los ojos”. Fue una intensa sensación de calor en el tejido de los ojos, desde la parte superior de los párpados a los pómulos.
“Yo también había sentido una fuerte sensación de calor cuando el líquido tocó mi cuerpo, tanto en la mano como en el punto exacto del cáncer en mi seno derecho. Tres veces lo toqué, mientras el seno izquierdo estaba a temperatura normal el lugar donde estaba el tumor, en el seno derecho, lo notaba muy caliente; no sólo externamente, sino  también internamente”, dice Julie Quintana.
Cuando volví me realizaron una biopsia, el miércoles 15 de junio. Después de una semana recibí el informe de que el tumor en mi mama era benigno. Los especialistas dijeron que no era “nada, absolutamente nada”. Las células precancerosas habían desaparecido por completo.