02-05-2011
Virgen:
Es falso lo que dicen de que la Gracia no depende de vuestro esfuerzo. El hombre
siempre ha de tener el esfuerzo de la voluntad y la libertad, el ansia del querer.
Si
no, decidme: ¿de dónde vendría vuestro mérito?
Amada: en estos Libros se encuentra la respuesta para mucha gente en el mundo
actual.
Por eso: normal que te cueste y requiera de ti tamaño esfuerzo y un sentir
que “mueres”. Mueres a ti misma para poder dar fruto.
Sí: es la agonía de la muerte. Todos debéis pasarla, hijos, pues sois mortales.
Marga: tú mueres ahora. Es ahora tu suplicio y tu tormento. Tu Cruz.
El Espíritu, progresivamente, se os ha ido revelando.
Existen prodigios de la Gracia. Vosotros sois uno de ellos.
Amada: Debes dejar de mirar tu vida de tejas para abajo. Tú nada puedes, pero en
Dios: ¡LO PUEDES TODO! ¡Créelo! Ten fe en Él.
Amada, mira: No existen muchas almas en el mundo que tengan este privilegio de
tener hilo directo conmigo. Es un privilegio, aunque tú lo consideres como algo
natural.
¡Benditos sean los que creen en estas cosas! Ellos tienen más fe que tú, porque sí
ven en ello una Manifestación palpable de Dios.
Tú, Amada, ves esto como si todos lo pudieran tener. Como si a todos les estuviera
concedido. Y lo que les está concedido a ellos es que me encuentren a través de ti.
Esto Dios se lo da a las almas escogidas, que Él hace víctimas con Él. Y requiere
mucho esfuerzo. Por eso las pone siempre a buen cuidado de otras almas
“maestros”. Por eso las cuida tanto y no las deja.
La Serpiente tampoco las deja nunca. Y siempre se sitúa delante de estas almas,
entre Dios y ellas, para hacerlas desistir de su misión. Siempre corren mucho
riesgo. Yo las defiendo perennemente. Algunas se malogran, hija mía: tú lo has
visto. No es un camino común. Es un camino difícil, hija mía.
¡Entiéndelo! Valóralo, amor, como un Don. No temas engreírte por valorarlo en su
gran magnitud. No temas, amada.
05-05-2011
Virgen:
Amada: ayer, cuando casi me voy a Medjugorje, mi corazón saltaba de gozo.
(Tenía posibilidad de irme en una Peregrinación. Luego no pude ir)
Y entendiste, hija mía, que Medjugorje es en todos lados.
Quisiera… quisiéramos, hija, que fueras ejemplo de cómo vivir según Cristo en
este mundo de hoy, al margen de las vicisitudes que te sucedan.
Quiero que tú seas ejemplo de la alegría de un cristiano, pase lo que pase. Porque
está en Dios.
Ésa es su máxima alegría: el cumplir con Su Voluntad.
Imagínate, niña, en este mundo, donde hay tantas desgracias ya que falta el amor y
os invade por doquier el desamor. La vida de todos mis hijos está marcada por la
desgracia. En una u otra medida.
No quisiéramos a ti tenerte al margen de las desgracias de tus coetáneos, porque
poco tendría que decirles al respecto de mejorar su vida alguien que jamás ha
sufrido en la suya.
Por eso, amada, hemos querido que pases por cada una de las grandes tentaciones
que sumergen al mundo de hoy en negrura. No hemos querido ahorrártelas.
Diríamos que las sufres todas, en pequeñito.
Dios mío: ¿cómo hacer, Madre, que ellos te conozcan y se vuelvan a Ti?
Con la Alegría, hija. Serán “cautivados por la alegría”. La verdadera alegría. No la
ficticia y exagerada. La alegría de estar en Mí.
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