27-05-2011
Jesús:
Hablemos de la Creación, que es lo que estamos tratando últimamente. De la
esponsalidad humana y divina.
Te muestro cómo es el amor de un ser humano masculino, por una mujer.
Querida: quiero que os améis, debéis amaros todos. No temas dar muestras de tu
amor. Yo quiero que aprendáis a amaros con un amor limpio, libre de
concupiscencias. Como es mi Amor por mi Madre.
Yo amo todas sus virtudes femeninas. Estoy enamorado de ellas, como un Dios.
¿Cómo no? ¿Cómo no estarlo? Me fascinan sus Dones y son mi Delicia, mi
Consuelo. ¡Porque aman tanto a Dios!, ¡aman tanto a las criaturas!
Reconoce que en cada persona humana está el germen de la Vida de Dios. Y que
cada persona humana es algo bueno.
Trataos entre vosotros sin concupiscencias, con naturalidad. Tened trato masculino y femenino, pero sin caer en la coquetería o devaneos.
Es mi Voluntad que el mundo fuera poblado por hombres y mujeres. Y es mi
Voluntad que sepáis trataros.
“La Mujer vestida de Sol”. Ésa es mi Madre. Esa fue Eva también.
Todos los dones de Eva, la alumbraban con el Sol. De ella salía la Luz. Eso fue lo
que vio Adán cuando la vio por primera vez. Esa preciosidad de cuerpo y alma,
unidos en unidad armónica y hechos para dar amor a él513. La mujer, apareció ante
Adán “vestida de sol”.
(¿Quién ha dicho que Adán y Eva eran parecidos a los primates? Son de una
belleza magnífica. Veo a Eva guapísima. Es una mujer imponente, rubia,
preciosa, sonríe. Está con Adán, guapísimo también. Sonríen ambos en su
unión esponsal según Dios, que les llena de felicidad. Se hacen felices el uno
al otro. Ella está en primer plano. Les cubre las plantas del jardín del Edén,
no veo todo su cuerpo, sólo el busto. Eva no tiene nada de concupiscencia de
la sexualidad. Es una persona luminosa. Esto lo he visto en otras ocasiones
también. Ahora veo cómo fue la presentación de Eva a Adán. Y el impacto
producido en él. Eva sonríe en todo momento y es feliz. Adán agradece a Dios
tal regalo).
Cuando pecó, se nubló de pecado. Nublada de fealdad y oscuridad.
Por eso, la mujer, busca siempre adornarse. Son los adornos que debía tener, pero
que le fueron arrebatados por el pecado. Debía plantearse bella hacia su marido.
Para cumplir su misión.
Nublada de oscuridad. Su cuerpo le recordaba al hombre su pecado. Por eso la
delicadeza de la mujer al cubrirlo. Y al cubrirlo la mujer, el hombre le secundó en
hacerlo.
Si hay mujeres delicadas, hay mujeres dignas en el pudor. Es una delicadeza hacia
su marido o hacia el hombre.
En tanto en cuanto la mujer se ve admirada, confía en el hombre y su corazón se va
tras él, para poder entregarse a él. Por eso, muchas mujeres confunden la
admiración que causan en el hombre o que están llamadas a causar, con la atracción
femenina sexual. Se puede confundir.
El hombre también confunde el deseo sexual hacia la mujer, con su atracción hacia
ella.
No es ése atractivo el que tiene que figurar en primer plano, o toda su estructura
quedará confundida.
Acto seguido tienen un rechazo a sentirse atraídos así y a provocar su atracción, y
su propia persona entra para sí mismos en infravaloración y a veces hasta desprecio. No son los órganos sexuales los que deben quedar como centro de la atracción.
Aquello que debería quedar cubierto porque recuerda la caída, recuerda cómo se
rebajó la persona a nivel de lo animal y material.
Lo que debe quedar al descubierto, porque es fuente de atracción, es la bondad del
alma. Eso es lo que hace a la persona refulgente. Aunque sea una persona que la
estética actual daría como “fea”. Hermosa puede quedar ante el otro si cuida su
alma para el bien y la saca del pecado, para introducirla y vivir en el Amor.
¡El hombre perdió tanto con la caída de Eva!
El hombre busca siempre, en todas las mujeres, a esa “Eva” que no está. Por eso es
más frecuente la infidelidad masculina. Añora a Eva. Perdió mucho. Pero aun si
tuviera todas las mujeres de la tierra, no la podría encontrar. Tan grande era vuestra
madre, la madre de la humanidad514
.
El hombre ha de saber que su sed de Bondad no quedará nunca saciada en una
criatura, sino en Dios. Es el amor del hombre por Mí, lo que le hará ser pleno, y así
no confundirse intentando encontrar en la tierra su plenitud por medio de una
mujer. La mujer conduce a Dios, pero no es Dios.
Mira la tendencia de la mujer a ponerse como centro. Y mira la necesidad de atraer
a los hombres y a dejarlos en sí. Éste fue el pecado de Eva. Dejó a los hombres en
sí, sin remitirlos a Dios. Quiso ser dios para ellos. Y el hombre la odió por eso.
Posteriormente ambos se arrepintieron, pero ese germen del pecado, queda en
todos.
Digamos que el Poder de la mujer de conducir al hombre, Eva lo empleó en
destruirlo. Destruyó todo lo bueno. Y ambos lloraron. No conocían lo que era el
lloro. Ni las lágrimas, ni el dolor. Lo experimentaron para purgar sus culpas.
Pero Adán fue fiel a Eva.
Sí. Pero siempre añoró a la Eva inicial.
En las generaciones posteriores, se olvidó la primera pareja, y vinieron las
infidelidades.
Es por eso que los apóstoles, cuando Jesús les habló de la fidelidad a una sola
mujer en el matrimonio, dijeron: “entonces no trae cuenta casarse”.515
¿Y el celibato?
En un hombre virgen y célibe, si su alma permanece en unión íntima con Dios,
olvida las concupiscencias de la carne y le es más sencillo la fidelidad.
Es en un hombre casado, al estar despierto su instinto sexual, cómo no es saciado
con nada y lo busca en otras mujeres. Todas las mujeres que le resultan hermosas,
las haría suyas.
¡Jesús! pero hay hombres fieles.
Sí los hay. Los que permanecen muy unidos a Mí. Si el hombre olvida a Dios,
rápidamente será infiel.
Lo que los hombres no saben es que les es más sencillo ser célibes que ser fieles a
una sola mujer.
Pero hay una forma de ser casto en el matrimonio.
Sí: buscad la castidad. No todo en una mujer le está permitido al hombre por el mero hecho de ser su
mujer. Si queréis comportaros así, asistiréis pronto a la ruina de vuestro
matrimonio.
El amor que no rebaja al otro a pura animalidad. El amor que piensa en el otro.
Las imágenes pornográficas ensucian la mente del que mira y le incapacitan para
mirar a la mujer con ojos limpios. Y menos su mujer. En ella estará viendo siempre
a todas las posibles esposas con las que se ha acostado en su mente.
Mujeres: deberíais negaros a un juego tal. Si es que queréis conservar vuestra
dignidad.
Si os parece que nada valéis, poneos a la altura del suelo. Pero será porque vosotras
lo queráis, no porque Yo lo he querido ni porque Yo os haya reducido a eso.
Conoced vuestra naturaleza. Conoced la del hombre. La del hombre siempre
tenderá a encontrar a la Eva que vio en un principio. Y si vosotras no le recordáis a
Eva, la buscará en otro lado.
¿Cómo recordarle a Eva? Por vuestra parte, siempre poned en un primer plano que
sois espíritu antes que carne. En todo. Y que su labor es haceros felices y dichosas.
Amaos. No dejaos desdeñar ni pisar. No caigáis en la tentación de atarles con lazos
carnales. Esos, pronto se pudrirán. Durarán sólo lo que duran vuestros encantos
juveniles. ¿Pensáis que siempre habéis de ser jóvenes? ¿No? ¿Entonces? Atad con
lazos espirituales, que son los que perduran.
Os conjuro: aquellas que sois llamadas a un matrimonio católico, jamás lo hagáis
con nadie que no esté dispuesto a llevarlo a cabo. O buscaos vuestra ruina, si no.
¡No elijáis desatinadamente! La atracción sexual que pueden sentir por vosotras, en
la mayoría de los casos, no es reflejo de su amor por vosotras.
513 Adán.
514 Eva.
515 Cfr. Mt 19,10.
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