Redacción ACI Prensa
El Papa durante la audiencia. Foto: Vatican Media
El Papa Francisco hizo un llamado a aplicar el estilo sinodal propuesto para toda la Iglesia al servicio pastoral hacia los enfermos y necesitados.
Así lo señaló durante la audiencia que concedió este lunes 18 de marzo en el Palacio Apostólico del Vaticano a los miembros de la Familia Carismática Camilliana, conocidos como “camilos”, una orden religiosa, fundada por San Camillo de Lellis, cuyo carisma se centra en la atención a los enfermos.
Francisco, de hecho, alabó su trabajo: “Os sentís constantemente comprometidos con una entrega amorosa y generosa hacia los enfermos, desempeñando una misión preciosa en la Iglesia y en la sociedad junto con los que sufren”.
En este sentido, hizo una reflexión sobre el sentido de la enfermedad. “Cuando la enfermedad llega a turbar y, en ocasiones, a trastornar nuestra vida, sentimos entonces una fuerte necesidad de tener a nuestro lado a un hermano o a una hermana, compasiva y competente que nos consuele, nos sostenga y nos ayude a recuperar el precioso bien de la salud, o que nos acompañe hasta el último encuentro con el Señor”.
Además, el Papa destacó que el carisma de los camilos se encuentra en el centro de la vocación cristiana: “testimoniar en todo tiempo y lugar el amor misericordioso de Cristo hacia los enfermos”.
Asimismo, invitó a renovar ese carisma a la luz del estilo sinodal que el mismo Francisco propone para toda la Iglesia. “Os animo a cultivar siempre entre vosotros la comunión, en ese estilo sinodal que he propuesto a toda la Iglesia, en escucha unos de otros, y todos en escucha del Espíritu Santo, para revalorizar la aportación de cada realidad individual a la única familia”.
Así, “se expresa más plenamente las múltiples potencialidades que el carisma exige”. Destacó que, en el origen del carisma de los camilos, había “una escucha de muchas formas de sufrimiento y de pobreza de la humanidad de hoy”.
Con ese recuerdo siempre presente, “sabréis hacer resplandecer la luz siempre nueva del don recibido, y muchos jóvenes de todo el mundo podrán sentirse atraídos y unirse a vosotros para continuar testimoniando la ternura de Dios”.
Al final de su discurso, el Papa se detuvo un poco en la palabra “ternura”. “Es una palabra que hoy parece en riesgo de caerse del diccionario. Debemos rescatarla y actualizarla. El cristianismo, sin ternura, no va. La ternura es una actitud propia del cristiano, y también es la médula de nuestro encuentro con las personas que sufren”.
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