El demonio es un mensajero de malas noticias y quiere llevarnos por el camino de la tristeza y la angustia. No le demos el gusto y confiemos en Dios, que gobierna todas las cosas y que nada escapa a su adorable providencia.
Ya San Juan Bosco nos dice que: "El demonio tiene miedo de la gente alegre". Y es una gran verdad que debemos tener en cuenta en nuestra vida cristiana, porque hechos desafortunados y problemas no nos faltarán en el camino, pero si pensamos que todo está en los planes de Dios, y que él no deja que se muera ni un pajarillo sin su consentimiento, entonces debemos vivir confiados y alegres, sabiendo que hay un Padre bueno que vela por nosotros y por los que amamos.
Pensemos siempre en el Cielo que nos espera, y no hagamos caso al diablo cuando nos quiere convencer de que el Paraíso no está hecho para nosotros, porque con esa astucia nos quiere quitar la alegría de la Vida futura, que nos da alegría continua para vivir alegres en este mundo.
Porque al fin y al cabo, los planes de Dios se cumplirán todos, y en definitiva se condenarán aquellos que rechazaron el plan de Dios, y quienes hemos sido predestinados al Cielo, no perderemos tan gran recompensa.
Entonces no le demos el gusto al diablo y vivamos siempre alegres. ¿Cómo lograrlo? Pensando SIEMPRE que Dios está al tanto de lo que nos sucede hasta en lo más mínimo, hasta en lo más insignificante y secreto. Y no sólo sabe de lo nuestro, sino que está al tanto de lo que pasa en los que amamos, y en el mundo entero. Viviendo colgados de su Providencia, estaremos siempre alegres, pase lo que pase.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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