10 de Diciembre de 1978
"PODER" SOBRENATURAL, esto es, no debido
Escribe, hijo mío, soy otra vez Yo, Jesús, que llamo a la puerta de tu corazón y deseo proseguir con el mensaje de hoy mismo. Veo que estás cansado, pero me agrada y me alegra que hayas preferido quedarte Conmigo para escuchar lo que te voy a decir.
Así, pues, Mi Iglesia está dotada con un poder que ninguna otra sociedad humana posee; es un poder sobrenatural, esto es, no debido a la naturaleza humana; y dado sólo a Ella porque es Sacramento de salvación, donde lo humano y lo Divino se encuentran y se funden…
pero no es todo; ¡en este don hay un "algo" más, tan grande, sublime y estupendo como para dejar extáticos a los Ángeles del Cielo!
Que Yo, Dios Uno y Trino, puesto que soy el Amor y Amor infinito, haya llegado a darme a Mí mismo en mano a los hombres para que pudieran hacer de Mí lo que quisieran, en bien o en mal, y que lo haya hecho no "una sola vez", sino que lo continúe haciendo sin interrupción hasta el fin de los tiempos, es una cosa tan extraordinaria y superior al más alto vuelo de la más vivida y encendida fantasía que nadie habría podido ni pensar, y tal de dejar verdaderamente extasiados a los Ángeles del Cielo!
¡A esto ha llegado mi Amor!
¡He llegado a esto a pesar de que "conocía y sabía" el comportamiento humano respecto a Mí!
solo por amor me he entregado en sus manos
Cuando en el Huerto de los Olivos sudaba Sangre bajo el peso de todos los pecados de la humanidad, consumados o por consumarse hasta el fin de los tiempos, veía que para muchos todo habría sido inútil pero veía también hasta qué punto llegaría la ingratitud humana ante mi Amor Infinito... a pesar de todo no titubeé en entregarme a mis enemigos, no sin antes haberles demostrado que me daba en sus manos "sólo por amor", pero que era Dios Omnipotente.
Después del "beso" de Judas me acometieron: "¿A quién buscáis?" les dije, y ellos: "A Jesús de Nazaret". "Ego sum"[113] y ¡en esta respuesta mía estuvo la manifestación de mi Omnipotencia, todos en efecto cayeron por tierra golpeados violentamente y "sólo" cuando les ordené levantarse lo pudieron hacer!
¡Cuántos milagros hice también durante mi misma Pasión porque quería hacer comprender a los hombres de todas las generaciones que fue siempre y sólo el influjo de Mi Amor el que me movía!
¡Quería que en Mí, más que los demás Atributos Divinos vieran siempre y sólo el Amor!
A pesar de todo, ante Mis ojos, en el Huerto de los Olivos y durante todo el tiempo de mi dolorosísima Pasión no eran sólo a mis verdugos a quienes veía sino también todas las Misas sacrílegas, las Misas negras..., veía los insultos y las burlas de los presentes y de todos los futuros enemigos de mi Amor...
¿Hay acaso alguien en el universo mundo que haya hecho lo que Yo he hecho y hago?
¡No! Sin embargo, hijo mío, a pesar de todo, Yo, Dios, di a los hombres "poder" sobre Mí, sobre mi Cuerpo... ¡y a los hombres de mi Iglesia dejaré este poder hasta la consumación de los tiempos!
¿No es éste un misterio tan grande como para solicitar la confianza más total, la admiración y la adoración más íntima de mis Pastores, Sacerdotes y Consagrados en general?
¡ Hijo mío, dirige una mirada a tu alrededor y, salvas siempre las excepciones, juzga tú cómo soy tratado!
¿Qué más habría podido hacer que no haya hecho?
En Mi Iglesia está el poder de transubstanciar el pan, y el vino en Mi Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad;
está el poder de perdonar los pecados. ¿«quién puede perdonar los pecados sino Dios»? Sin embargo, con la participación de Mi Sacerdocio hecha a los Apóstoles y a los Sacerdotes les he dado también este gran poder, que no tienen los Querubines ni los Serafines del Paraíso;
también he participado a Mi Iglesia el poder de administrar los Sacramentos, que tienen el precio de mi Sangre, de Mi Pasión y Muerte.
En el matrimonio los padres tienen el poder participado por Dios, sólo y único Autor de la vida, de generar la vida física de sus hijos, pero el poder de generar la vida sobrenatural de la Gracia en los hijos de los hombres Dios lo ha participado a Su Iglesia mediante un Sacramento, el Orden.
¿Qué otra sociedad en el mundo puede disponer de tantos inigualables tesoros cuales son aquellos de los que dispone la Iglesia?
No busquemos las causas de la gélida penumbra, de la neblina y de la indiferencia que ahora verificamos en Mi Iglesia, porque las hemos localizado más y más veces, pero después de la purificación las cosas cambiarán;
no han servido, desgraciadamente, las llamadas venidas de lo Alto, ni los milagros realizados para confirmar estas realidades divinas; no han servido los validísimos testimonios de los Santos, que no han faltado nunca, no faltan, ni faltarán jamás, como tampoco han faltado los testimonios de los Mártires; no se arroja la vida por una quimera, y tales testimonios han sido continuos.
¿Qué más habría podido hacer y no he hecho para manifestar Mi Amor a los hombres?
Tú mismo, hijo mío, puedes medir Mi Amor y la perfidia e ingratitud humanas.
Te bendigo, hijo, y contigo a todas las personas que te son queridas; ámame, reza, y una vez más te pido tus sufrimientos para reparar tanto mal que hay en el mundo.
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