Queridos amigos:
El derecho, la compasión y la sinceridad. Curioso… Para Jesús, “lo más grave de la Ley”. De toda la Ley judía, Jesús señala como lo más importante esas tres. Añadirá una nueva Ley, además, que integra y supera toda la anterior: la del amor. Pero resulta interesante ver que de esa antigua Ley lo más importante según él tiene que ver con el trabajo por la justicia, hacer propio el sufrimiento de los otros y la defensa de la verdad. Curioso. Quizá porque no es posible amar de verdad si uno no sufre con el que sufre, defiende la verdad y trabaja por la justicia, en este mundo en el que tantos sufren las injusticias provocadas por otros y en el que la verdad se disfraza para tranquilizar nuestras conciencias.
Ocurre hoy día, pero ocurría también en tiempos de Jesús. Y para colmo, legitimado por las mentiras e incoherencias de los que entonces eran intérpretes oficiales de la Palabra de Dios, los escribas y fariseos. Las palabras de Jesús contra ellos son duras, denuncian la mentira y la hipocresía de quienes olvidaban el sufrimiento de tantos, supuestamente en nombre de Dios.
Como pastor de la Iglesia de hoy no puedo menos que preguntarme, con la mano en el corazón: ¿y no estaremos haciendo nosotros cosas parecidas a veces? Cuando hablamos en nombre de Dios, ¿denunciamos injusticias, compartimos el sufrimiento de los pobres, defendemos la verdad? Es cierto que generalmente en nuestras palabras sí, pero no olvidemos que Jesús pedía más: no basta hablar, hay que vivir de verdad desde el amor que denuncia la injusticia, comparte el sufrimiento, lucha por la verdad. Nuestro Señor, el Buen Pastor, nos pedirá cuentas de ello.
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