El arzobispo de Valencia, el cardenal Antonio Cañizares, ha querido entrar en el debate público para denunciar los últimos ataques que se han producido en España contra la libertad religiosa. Y casos no le faltan como el escándalo de la Semana Santa en Sevilla o elPadre Nuestro blasfemo en la Barcelona de Ada Colau.
En un artículo escrito en La Razón, ha denunciado las “verdaderas agresiones” producidas en España “confundiendo gravemente, con intencionalidad clara, la acofensionalidad justa de la sociedad, que asegura la Constitución  con una sociedad laica o con el laicismo”.

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En este sentido, el cardenal valenciano indica que “nadie tema, no vea menoscabo, ni amenaza para el hombre, la paz y la convivencia en el acercarse a Dios. Ni las religiones en su verdad, y menos aún Dios, amenazan la paz; al contrario, son apoyo y garantía ineludibles para la misma”.
El prelado aclara que “hay que señalar que, en las relaciones con los poderes públicos, la Iglesia no pide volver a formas de Estado confesional. Al mismo tiempo, deplora todo tipo de laicismo ideológico o separación hostil entre las instituciones civiles y las confesiones religiosas”.
España está “ante el afianzamiento de aquella tendencia que quisiera ‘privatizar’ cada vez más a las Iglesias”
En su opinión, las leyes españolas y la Constitución “no definen bien, en general, el lugar que hay que reservar a las religiones o a las Iglesias”.  Por ello, Cañizares considera que “es necesario que definan mejor este lugar por el bien común y la convivencia entre todos”.
Y es que, el cardenal dice que España está “ante el afianzamiento de aquella tendencia que quisiera ‘privatizar’ cada vez más a las Iglesias y transformar la libertad de religión en una especia de tolerancia aséptica”.
El error está, a su juicio, que “se argumenta que cada uno es libre de hacer lo que quiera y, por consiguiente, puede adherirse a una fe, profesar determinadas confesiones religiosas,pero lo importante es que esto no se vea públicamente o no tenga una incidencia pública”.
De este modo, el arzobispo de Valencia considera que el “equívoco de fondo, que no puede ser aceptado ni por los creyentes ni por los no creyentes, es reducir la libertad religiosa al ámbito exclusivo de la conciencia personal –por lo cual, ordinariamente, se habla de religión como de un ‘asunto privado’- y considerar la Iglesia del mismo modo que cualquier organización no gubernamental”.