19-09-2000
Jesús:
Como se manifiesta un huracán, un fuerte viento a los hombres, viene y de
improviso les sacude el rostro, les desparrama el sembrado, la cosecha, les vuela
los enseres y sólo les queda tiempo de refugiarse su propia persona, he aquí que así
vengo.
Margarita, vengo, y no dejaré piedra sobre piedra de todas vuestras obras de
muerte. Vengo y sólo quedarán los que me amen.
No, no temas. Tú has de estar atenta para avisar al resto. Diles que vengo y no
tardo. Que preparen sus lámparas de aceite,222 que se unjan la cabeza con perfume,
que preparen sus vestiduras para venir al encuentro del Novio (Esposo), que les
llama.
Yo les llamo a cada uno por su propio nombre, tan querido y amado por Mí, que llevo tatuado en las palmas de mis Manos,223 Yo les llamo: VENID, venid al
encuentro del Esposo.
¿Estáis preparados? Ya vengo, con mi Fuerza y Majestad, rasgando las nubes del
Cielo, ¿os he de encontrar preparados?
Necesito que hoy, más que nunca, abandonéis todo lo-que-no-es-Dios, más
radicalmente, más a fondo, todavía más, para que así Yo pueda manifestarme en
vosotros. Necesito poder así manifestarme en vosotros, que mi Santo Espíritu se
manifieste en vosotros y a través vuestro.
Entrad a vivir plenamente la vida de la Gracia para la que fuisteis destinados.
Que
los demás vean mis prodigios a través vuestro, el primero de todos y más grande
será la transformación de vuestros corazones.
No podéis estar inactivos, necesito en vosotros la fuerte actividad que nace de mi
Espíritu. Necesito un corazón activo, ardiente, que busca sólo y sobre todo, en
cualquier momento, la Gloria de Dios. Esa actividad que nace del Amor. Y veréis
mis prodigios a través de vosotros.
¡Benditos días!, sí, bendecid -no maldigáis como los demás lo harán- los días de la
Ira de Yahveh. ¡Benditos días!, porque terminarán vuestra purificación y podré por
fin encontrarme con vosotros según había sido mi deseo desde siempre.
¡Fuertes!, ¡fuertes!, ¡permaneced fuertes!, hijos. El huracán ya llega.
Estudia, escudriña los Tiempos para que puedas guiar, guiar al Resto por el camino
de la oscuridad, que Yo iré abriendo para ti.
222 Cfr. Mt 25,1-13; Lc 12,35.
223 Cfr. Is 49,16.
28-09-2000
Virgen:
Soy María, la Madre de la humanidad, la Nueva Eva, la que destronó al Maligno y
lo sometió al abismo.
Soy María, la Madre, María Madre, Madre del Redentor y Salvador, la que lleva en
su pecho las siete espadas clavadas, la que lleva en su alma la salvación del género
humano, su Redención.
Soy María, tu Madre y vuestra Madre, la que no os abandona, aunque todos os
abandonaran, la que nunca teme y siempre alienta, la que os alimenta con el Pan de
Vida y os da el Agua de Vida, la que de sus pechos saca el Agua que os sacia la sed
inmensa de vuestras pobres bocas, la sed de Dios. La que os da la Vida, la que os
ha dado al Amor. Por medio de la cual vino la salvación al mundo; la Mujer, la
Nueva Eva.
Soy María, tu Madre y Madre de todos. Yo Soy la que había de venir para que de
mi Seno se Encarnase el Verbo, Soy la que esperabais.
Y mirad que ahora también vengo, precediendo a mi Hijo en esta su Segunda
Venida a la tierra desde los Cielos.
Gloria al Creador, Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu. Amén.
Vengo y me comunico a ti, a ti y a tantos que, como tú, prestan su oído, prestan su
voz, su tiempo, que se vuelve oro al dármelo y dárselo a Dios para esta misión:
proclamad el Reino, el advenimiento del Reino del Padre, del Hijo y del Paráclito
Espíritu por los siglos, para esta tierra, bendita por Dios y maldita por Satanás.
Vengo y os digo: arreglad vuestras vestiduras, engalanaos como una novia se
engalana para su Novio, pues el Señor está cerca, viene con su fuerza y Majestad,
rasgando las nubes del Cielo.
Sí, os digo: sed cautos, el Demonio os ronda y pretende engañaros. Llegará un
momento que ni siquiera vosotros creeréis que esto que yo comunico a mi niña es
cierto y viene de Dios
Que nadie escandalice aquí su corazón. Yo hablo, porque el Señor quiere, porque a
El le ha parecido bien, y Yo comunico lo que son sus Deseos e intervengo para que
se cumplan sus designios amorosos para con el Resto de Israel.
La Hora es pesada como plomo, la Hora es tremenda, horrible para algunos. Los
infieles tendrán parte con los cerdos en la piara, en lo más inmundo de Israel, y ése
será su merecido.
¡Oh mis fieles! ¡Venid!, ¡venid a Reinar Conmigo!, ¡venid a aplastar Conmigo la
cabeza de la Serpiente!
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