12-12-2002
Jesús:
Todavía os falta mucho camino que recorrer, que recorreréis de mi Mano, y de mi
Pecho beberéis las Fuentes Purísimas de la Salvación.625 El Camino se os irá
abriendo a medida que avancéis, iréis comprendiendo más mi Revelación para esta
hora, más lo que han de ser mis enviados para esta hora.
¡Oh!, no se parece en nada a las otras horas de la Iglesia, al papel de mis otros
enviados, porque ellos no gozaron, como vosotros lo hacéis de las Revelaciones
Purísimas de mi Espíritu Divino, que se manifiesta más y más y con mayor
intensidad cada vez, a medida en que se acerca el Tiempo, el Tiempo de vuestra
Salvación.
Mirad los grandes Santos y comparaos en dones. ¡Vosotros gozáis infinitamente
más de las Maravillas de vuestro Señor! Habéis sido regalados con creces de los
Dones de la Salvación. ¡Sabedlos aprovechar!
Que nadie se crea un indigente y un abandonado de Mí: ¡Sois las primicias de la
Resurrección!
Dejad de mirar con los ojos de la carne, ¡no miréis ya con los ojos de la carne!, y
hacedlo según el Espíritu.
Descubriréis a mi Ángel de Luz 626 repartiendo a manos
llenas, rebosantes, mis Dones sobre vosotros. Porque donde abundó el pecado, sobreabundará la Gracia.627 Y qué mayores días de pecado sobre la tierra que
vuestros días, los días de la Gran Tribulación.
Cuando veáis venir, con toda su fuerza, la Gran Tribulación sobre vosotros,
acordaos, oh hijos, que sois los hijos predilectos del Altísimo, y que sobre vosotros
descansan todos sus Dones. No tenéis nada que temer, pues grande es el Poder de
Dios y os hace triunfadores de todos vuestros enemigos.
El tiempo de la elección ha pasado, ya no es la hora de la decisión, ésta es la hora
de la acción. De la acción luchadora en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la hora
de la acción en el Amor.
Y para esto hoy os envío: para que seáis heraldos de la Salvación, soldados de
Cristo en esta cruenta batalla contra el mundo, el demonio y la carne, que ya está
teniendo lugar, y ahora encrudece su ataque todavía más.
¡Pero más fuerte es el Poder de Dios! ¡Venceréis de vuestros enemigos! Yo os digo
que saldréis victoriosos.
Alabad a Dios en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Alabadle con vuestras preciosas vidas cedidas al Amor.
Alabadle en lo cotidiano y en lo extraordinario.
Alabadle en el apostolado y en el silencio628
Alabadle, al fin, con vuestras vidas humanas cedidas al Amor y ofrecidas para la
batalla.
625 Cfr. Is 12,3; Jn 7,37s.
626 El Espíritu Santo.
627 Cfr. Rm 5,20.
628 En la oración.
AÑO 2003
20-01-2003
Virgen:
¡Oh!, ¡¿a quién no conquista el Amor de Dios?!
Mira cómo los hombres se oponen, y se oponen, y se oponen a la conquista del
Amor de Dios. Y es por su soberbia.
Pecado de siempre, antiguo y nuevo. Pecado de soberbia ante el Amor de Dios,
ante el TODO. La nada se engríe frente al Todo. ¿Existe insensatez mayor? Pero
mira cómo lo insensato reina frente a lo sensato, lo irracional frente a lo racional.
Es la hora de las tinieblas. Es la época en que la Verdad permanecerá más que
nunca velada, tapada, oculta.
El Amor no encontrará cauce donde derramarse,
porque le cerraron todos los diques, porque desde su misma Iglesia son los
ministros los que no le dejarán abrirse paso.
Pero he aquí que un día, cual presa ingente que se pretende contener, resquebrajada
por tanta presión del caudal de su Amor, reventará toda, arrasando a su paso todos
los campos inertes, todos los ríos desérticos, inundando acequias, campos, ríos,
desiertos, páramos, montes, lagunas, ciudades, llanuras y pedregales: todo. Porque
el Amor tiene capacidad para llenarlo todo. Y se le pretende contener, hija. Se le
pretende contener, se le quiere taponar, pero el Amor se abrirá cabida.
Yo os lo
prometo, en una Promesa de vuestro Dios y mi Dios. Yo os prometo: EL AMOR
TRIUNFARÁ DE SUS ENEMIGOS.
Y cuando todos han huido de los campos de batalla, han dejado la siega, han
dimitido de sus funciones, han dejado sus puestos y han sido ocupados por el mal,
he aquí que Yo me he procurado un diminuto pero potente ejército de lucha contra
el Malo, de contrafuerte para la Iglesia, de caudal abierto, de río suave y ligero pero
firme y poderoso de corriente de Amor que comunique el Amor a todos los
pueblos.
No dimitáis, no desertéis, no dejéis vosotros vuestras funciones, porque he aquí que
uno de vosotros tiene que hacer las veces de 1.000, porque han sido 1.000 los que
han desertado de sus puestos.
Yo os he dicho a cada uno: nada que temer, nada por lo que temblar. ¡Yo os espero
al final del Camino para daros mi abrazo de Amor! ¡Venid! ¡Venid Conmigo!
¡¡Venid a reinar Conmigo!! Amén.
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