01-12-2002
Jesús:
Israel apóstata, ven a Mí.615 Has olvidado la fe, has renegado de ella y te has
lanzado abiertamente por el Camino del mal, pero Yo te digo: ven a Mí, ¡ven hoy a
Mí!
Israel apóstata, escúchame. Has olvidado mis mandatos, has renegado de ellos y te
has lanzado abiertamente al pecado. Por eso hoy te digo: ven a Mí, ¡ven hoy a Mí!
Escucha al Señor tu Dios.
Israel apóstata, no sigas, no sigas matando a tus hijos y lanzándolos por el camino
del mal. Escucha hoy mi Llamada, atiende mis llamamientos y cumple mis
mandamientos y podrás ver finalmente la luz: cuando te decidas a venir
decididamente a Mí.
Este es mi Mensaje para las gentes de España: nación elegida, Israel apóstata, que
has renegado de tu fe: ¡ven hoy a Mí sin dilatarlo más! Yo puedo olvidar tu
presente. Corréis camino del abismo. Yo os lo digo: Arrepentíos y venid a Mí.
Yo vengo, venid antes a Mí.
¿Me reconoceréis cuando caiga sobre vosotros como Maldición para poder daros
mi Bendición?
Así no os puedo bendecir, y Yo no deseo otra cosa que llenaros de bendiciones.
Convertíos y cambiad de vida antes de que os cubra de maldiciones, porque si no
será sólo así como os podré llenar de bendiciones.
Amén. Yo lo he dicho y es Palabra de Dios.
615 Cfr. Jr 3,6.8.11.12.
04-12-2002
Jesús:
(desde la Cruz)
Nada me es ajeno de ti, estoy pendiente de hasta el último pelo de tu peinado, de la
chinita de tu zapato ... ¿Querrás tú estar tan pendiente de Mí?
Mira, a Mí me han despeinado hasta clavarme una Corona de Espinas, me han
taladrado los pies, todos los huesos los tengo contados,616 Soy un Varón de
Dolores, sabedor de dolencias.617
Mira que Yo me vuelvo a mis amigos y les digo: ¿Querrá alguno estar pendiente de
Mí?
Solo, sin amigos, abandonado, ultrajado por mi esposa, ridiculizado por las gentes,
hecho una burla de los impíos, escándalo de los judíos.
“¡¿Para qué sirvió tu Sacrificio?!”, resuena en mis adentros, porque es el Demonio
quien me lo dice de la mano de mis enemigos. Y no encuentro dónde reclinar la
cabeza.618
Soy como el más pobre de todos los hombres. El último, el despreciado.
Y Yo me vuelvo a mis amigos y les digo: ¿Alguno querrá estar pendiente de Mí?
¿Quién estará pendiente hoy de Mí?
Es sólo mi Madre en donde puedo reclinar la cabeza, pero hasta Ella me ha sido
negada, no puedo acercarme al abrazo de su Corazón, porque todo Yo Soy una pura
dolencia, que duele sólo con rozarla.
Tú dices: necesitas una cercanía física, asirte a algo de la tierra que se pueda palpar,
porque eres hombre. Y Yo te digo: mira al Hombre clavado en una Cruz, pendiente
su Vida de un hilo, sin asideros físicos, sin cariños humanos.
Miradme a Mí aquí, crucificado. Sin ningún asidero material ni humano al que
pueda asirme, sin ni tan siquiera el asidero espiritual. Éste, al menos, os aseguro
que nunca os faltará. Si me amáis y perseveráis, si os tenéis amor unos a otros, si os
amáis y me amáis como Yo os he amado.
Pendiente mi cuerpo sólo de unos clavos, mi alma se sumía en el abismo. Los míos
me habían abandonado, el sufrimiento moral era atroz, superior al material, a todos
los tormentos que tuve que soportar juntos. También los soporté todos en el campo
espiritual.
Miradme a Mí ahí clavado, en la Cruz. Por ti, es por tu amor, es por el amor que te
tengo muy–amada–criatura, es por el amor que espero obtener de ti.
Por eso me
hice Hombre y me sometí, humillado, a todas las bajezas de la tierra, como el
menor de todos, y fui contado entre los peores, como malhechor,619 y lo que es
peor, blasfemo.620
Miradme, aquí estoy. Y subí a la Cruz dichoso en el fondo de mi alma, porque
aunque sólo hubiera bastado mi Sacrificio para uno de vosotros, mil veces Yo lo
hubiera hecho, si esa era la Voluntad de mi Padre y a El le hubiera parecido bien.
Tal es el Amor que os tengo y Le tengo. ¿Comprendéis ese Amor?
Miradme cómo Yo, desde aquí, sólo os pido un poco de sufrimiento por Mí, que no
es nada comparado con el que Yo sufrí por vosotros.
Y diréis: “pero eres Dios”. Sí, pero también fui Hombre. Sometida mi naturaleza a
las leyes de la carne, como vosotros, también luché contra ella, contra la
repugnancia y repulsa que me daba someterme a la Cruz por quienes no me iban a
responder. Y aunque sabía esto de vosotros, Yo os escogí, poniendo toda mi
confianza en vosotros, para que fuerais y vuestro fruto dure621 y vuestra cosecha
fuera abundante.
En espera de esto, permanezco hoy todavía clavado en esta Cruz, escarnecido. En
espera de obtener de vosotros tan sólo una mirada de amor. ¿Qué obtengo?
Que cada uno revise en su interior qué da a este Mendigo del Amor.
616 Cfr. Sal 22,17s.
617 Cfr. Is 53,3.4.
618 Cfr. Lc 9,57.
619 Cfr. Is 53,12.
620 Cfr. Jn 10,33.36; Mt 26,65; Mc 14,64.
621 Cfr. Jn 15,16.
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