Semana apoteósica para el laicismo más intolerante. Semana inquietante para los que aman la libertad individual.
Dos obispos católicos españoles, monseñor Antonio María Rouco Varela y monseñor Juan Antonio Reig Pla, se han convertido en el premio gordo de la piñata de palos a la Iglesia, juego o deporte nacional que ya está entre los más practicados por la clase política y periodística española.
El discurso de monseñor Rouco en la apertura de la Asamblea de la Conferencia Episcopal, el pasado lunes 15 de abril, ha excitado una carrera de instintos, a cuál más zafio e intolerante, entre los portavoces del PSOE y PP.
El cardenal volvió a pedir que se reforme la ley del aborto para proteger la vida humana desde la concepción y se restituya el derecho al matrimonio natural en nuestro Código Civil.
¡Menuda novedad!
¡Y qué gran delito, para los partidos políticos, ejercer la libertad de expresión y contribuir a que las leyes respeten la dignidad humana y los derechos fundamentales!
Todos salieron inmediatamente, y en tromba, a mandar callar al presidente de los obispos.
PP y PSOE se llevaron la palma de la intolerancia y el desprecio a los ciudadanos.
La vicesecretaria del PSOE, Elena Valenciano, ha vuelto a amenazar con pedir la derogación de los acuerdos Iglesia-Estado, como si estos fueran un privilegio de la Iglesia.
Y al portavoz del PP en el Congreso, Alfonso Alonso, le faltó tiempo para descalificar expresamente a la Iglesia como actor democrático:"La reforma del aborto que el Gobierno está elaborando NO gustará a los obispos", zanjó con displicencia, como si la distancia con la Iglesia fuera una garantía infalible de calidad de las leyes.
En cuanto a monseñor Juan Antonio Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares y presidente de la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española, se ha convertido en el chivo expiatorio predilecto para los vengativos y dogmáticos portavoces del lobby abortista y de género.
No hay discurso, entrevista u homilía suya que no sea rápidamente deformada, caricaturizada, denigrada y manipulada para injuriarle a discreción y pedir su ostracismo a perpetuidad en algún gulag especial para él, que la mente humana todavía no ha sido capaz de concebir, porque todas las mazmorras y Guantánamos que existen, al ku kux klan abortista y gay le parece poco para enterrar a Reig Pla.
Esta semana, monseñor Reig ha concedido una entrevista al programa de opinión política 'El Gato al Agua', de Intereconomía TV, en la que ha insistido en el melancólico esfuerzo de razonar sobre la realidad singular del matrimonio como la unión de un hombre y una mujer en el amor y la apertura al don de la vida.
"Vanidad y pelo negro", dice el Eclesiastes.
Es inútil intentar razonar con la turbamulta sectaria e intolerante que milita con ardor guerrero norcoreano en la ideología de género.
Al día siguiente, las portadas, las tertulias y los tuits vomitaron lava biliosa contra el obispo de Alcalá.
Esto es lo que hay.
Ser católico en España es tener todos los boletos para circular por las cunetas de la democracia, mientras otros van por los carriles rápidos.
Si estás harto de que traten a los católicos como ciudadanos de segunda...
Si apoyas la libertad de expresión de todos...
Si crees que un obispo, como cualquier ciudadano, tiene no solo la libertad, sino también la obligación, de opinar sobre las leyes y actuar para que respeten los derechos fundamentales y la dignidad de la persona, entonces:
- Envía tu testimonio de apoyo a monseñor Rouco y monseñor Reig y anímales a seguir oponiéndose a las leyes injustas y expresándose en libertad
- http://hazteoir.org
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