El obispo de Segovia, Ángel Rubio, ha denunciado hoy que los abortos constituyen un «negocio» que, según sus datos, mueve alrededor de 50 millones de euros en España. En la carta pastoral de este fin de semana condena que cada día mueren aproximadamente 300 niños por esa práctica. El prelado suscribe las palabras de la directora de la Fundación Red Madre, Carmina García-Valdés, en las que señaló que «en un año de crisis vemos que el aborto es un negocio saneado, protegido y subvencionado por el Estado».
Rubio recuerda que en 2011 se practicaron 118.359 abortos en el país, lo que representa un 4,5% más respecto al curso anterior. De ellos, el 97% se efectuaron en centros privados, según los datos del Ministerio de Sanidad. En su misiva, el obispo de Segovia critica la «falsísima» idea del «sector proabortista» de que la práctica no mata a ningún ser humano. Califica la interrupción voluntaria del embarazo de «crimen abominable», informa Ical.
El prelado segoviano reitera que existe vida humana desde el instante mismo de la fecundación y critica los «chantajes efectivos» de quienes alegan que los futuros hijos pueden llegar a convertirse «en grave problema doméstico y social». A ellos les recrimina que se les puede responder que por esa misma regla que «se podrá aniquilar a todo el que molesta o supone una carga social».
Cita al Concilio Vaticano II para señalar además que el aborto deja profundos traumas psicológicos y morales sobre quien toma la decisión y asegura que sobrepasa las opciones sobre el propio cuerpo, sobre la salud de la madre o sobre la elección de la maternidad. «Es una decisión sobre un hijo indefenso y totalmente dependiente de quien lo lleva en su seno», subraya.
Con respecto a la Ley del Aborto, Ángel Rubio critica que el Estado otorgue calificación de derecho a lo que es «un atentado contra el derecho fundamental a la vida», y le asigna «la tutela del bien fundamental de la vida humana y del derecho a vivir» como parte esencial de sus obligaciones. «La vida de cada ser humano es un bien básico, sagrado e intangible; y el derecho a vivir no está a disposición de nadie: no puede ser violado por ningún ciudadano ni por el Estado; menos, si cabe, por aquellos que tienen particulares obligaciones de atención a la vida incipiente de un ser indefenso, como son sus padres o los médicos», concluye el obispo de Segovia.
"El derecho a la vida no es una concesión del Estado; es un derecho anterior al Estado, y él mismo tiene siempre la obligación de garantizarlo", asegura Carlos López, obispo de Salamanca.
Al coincidir la Solemnidad de la Anunciación del Señor, el 25 de marzo, con la Semana Santa, este año se trasladó al 8 de abril su celebración litúrgica y la Jornada por la Vida que lleva consigo. Ante esta fecha, el obispo de Salamanca, Carlos López, ha publicado un texto en la página web de la Diócesis en el que insta al Gobierno a reformar la Ley del Aborto pues "el derecho a la vida no es una concesión del Estado; es un derecho anterior al Estado, y él mismo tiene siempre la obligación de garantizarlo".
"La Iglesia reconoce en esta Jornada por la Vida el don precioso de la vida humana, especialmente en las primeras etapas tras su concepción. Y llama a un mayor compromiso de todos en orden a su necesaria protección, habida cuenta de las gravísimas e injustas agresiones a las que está actualmente sometida", explica Carlos López. Y añade: "Todo atentado contra la vida del hombre es también un atentado contra la razón, contra la justicia, y constituye una grave ofensa a Dios. El derecho a la vida se nos muestra aún con mayor fuerza cuanto más inocente es su titular o más indefenso se encuentra, como en el caso de un hijo en el seno materno".
Por eso, "afirmar y proteger el derecho de todo ser humano a la vida y, en concreto, el derecho de un hijo a la vida en el seno materno, constituye la base de la justa convivencia social y de la seguridad jurídica. La adecuada protección del derecho a la vida es la raíz más básica de la esperanza y de la prosperidad de una sociedad". Y concluye el obispo: "Ante estas exigencias éticas fundamentales e irrenunciables, los creyentes deben tener conciencia de que está en juego la esencia del orden moral, que concierne al bien integral de la persona. Y tal es el caso de la actual legislación española sobre el aborto, que es gravemente injusta y debe ser reformada, puesto que no reconoce ni protege adecuadamente el derecho del no nacido a la vida, ni garantiza eficazmente a la mujer el ejercicio del derecho a la maternidad".
(Rd/Agencias)
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