Está cambiando el foco del aborto.
A principios de siglo XX surgió una corriente occidental eugenésica, cuyo mayor exponente fue Margaret Sanger, pero que tuvo que mantener luego bajo perfil por la satanización que se hizo de las prácticas de Hitler. Pero esa corriente renació y goza cada vez de más fuerza, impulsada por la legalización del aborto. Hoy más del 85% de los fetos en que se detecta alguna discapacidad son abortados, llegando casi al 100% en los que se detecta el Síndrome de Down, a pesar que existe una Convención en la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad.
Hoy los nuevos eugenistas, a través de la brecha abierta por Planned Parenthood, heredera de las teorías de Margaret Sanger, están concentrados en los posibles defectos que pudieran tener los fetos, de acuerdo a las enfermedades familiares y a los estudios fetales. ¿Qué diferencia tiene esto con la super raza que buscaban los nazis?
Esto ya sucedió en el régimen nazi, que tenía el programa Aktion T4 para acabar con los discapacitados, lo que fue un preludio del holocausto posterior. Quienes no se acuerdan de su historia están condenados a repetirla.
LAS RAICES NO SATANIZADAS DEL EUGENISMO
El control de la natalidad tiene “no sólo valor eugenésico, sino que es prácticamente idéntico al ideal, con los objetivos finales de la eugenesia.”
Dos de tales objetivos eran la “regeneración racial” y “mejorar la calidad de las generaciones del futuras”.
Ella dijo que el desequilibrio entre la tasa de natalidad de los ‘no aptos’ y el ‘ajuste’ era la mayor amenaza actual a la civilización.
Ell pensaba que:
la “propaganda del control de la natalidad es, pues, la cuña de entrada para el educadoreugénico”.
Si indeseables no dejan voluntariamente de hacer bebés, se deberán tomar medidas:
“Es posible que métodos drásticos y espartanos sean forzados en la sociedad si continúa complacientemente fomentar la cría al azar y caótica que es el resultado de nuestro sentimentalismo estúpidamente cruel”.
Disparidades raciales reales e imaginarias se discutieron con entusiasmo. Se sacaron conclusiones. Pero entonces llegó Hitler; campos de concentración, y la horrible experiencia práctica de purgar la impureza racial. Los eugenistas estaban avergonzados y callaron.
El campo estuvo en barbecho durante medio siglo, hasta el surgimiento de los “derechos” del aborto y la expansión de las universidades en el siglo XX.
Surgió una nueva generación de académicos convencidos de que si se pusieran al mando, sólo las personas adecuadas serían abortadas, y el mundo sería un lugar mejor.
¿QUE DIFERENCIA HAY CON LO QUE YA PASÓ EN EL RÉGIMEN NAZI?
Los nazis tenía el programa secreto Aktion T4 para acabar con los discapacitados. La protesta social logró cerrar aparentemente el programa, preludio del Holocausto, tras 70.274 personas exterminadas, entre ellas un primo de Benedicto XVI con síndrome de Down.
Con un carta firmada por Hitler se comenzó a materializar la locura de la ideología nazi. El programa Aktion T4 trataba de ahorrar recursos económicos y reducir el número de pacientes considerados incurables en los hospitales. Empezó en enero de 1940 y terminó en agosto del 41.
“La Aktion T4 era un programa secreto ideado por Hitler. El objetivo era eliminar a las personas con discapacidad, las personas que eran consideradas un peso para la sociedad”.
Los directores de los hospitales hicieron una lista donde escribían a las personas que según este programa no tenían derecho a vivir. En la lista había enfermos mentales, discapacitados y cualquiera que no pudiera valerse por sí mismo.
En la sede central en Berlín analizaban los datos y decidían qué personas calificaban como “no productivas” y que por tanto tendrían que abandonar el hospital. Eran tantos que surgió un problema logístico y se creó una empresa de transporte con vehículos perfectamente camuflados. Los considerados incurables eran trasladados a viejos hospitales o cárceles abandonadas que habían sido adaptados para poder hacer experimentos con ellos y acabar con su vida.
“Se trasladaba a la gente con la excusa de llevarlas a un sitio donde podrían ser vistos por un especialista, donde podrían tener un tratamiento mejor. A la familia no se le comunicaba este traslado. En realidad, a la familia sólo le llegaba después un comunicado del fallecimiento”.
En los nuevos centros, los pacientes eran engañados y se les sometía a un supuesto reconocimiento médico. Después pasaban a otra habitación donde pondrían fin a su vida. Fueron los comienzos de las cámaras de gas, un escándalo que hizo levantar las sospechas sobre todo cuando hubo un escape del primer centro.
“El humo llegó al exterior y las instalaciones estaban muy cerca de la aldea. La gente podía sentir el olor y comenzaron a hacerse preguntas. ¿Qué está sucediendo ahí dentro?”
La desconfianza se generalizó. Familias enteras escribían a los hospitales preguntando por su hijo, su sobrino, amigos, etc. La sospecha era tal que el mismo obispo de Münster, Von Galen, denunció las desapariciones de pacientes desde el púlpito.
Las protestas y presión social consiguieron cerrar aparentemente el programa Aktion T4 un año y medio después, tras 70.274 personas exterminadas. Aunque se terminó con este programa en agosto de 1941, el personal sanitario siguió practicando esta eutanasia salvaje. Entre ellos, acabaron con la vida de un primo de Benedicto XVI con síndrome de Down. Un preludio de lo que más tarde se conoció como Holocausto.
LOS DERECHOS HUMANOS DE LOS DISCAPACITADOS
El 3 de mayo de 2008, después de haber sido firmada por más de 100 países y ratificada por 20 gobiernos o parlamentos, entró en vigor la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad. La Convención había sido aprobada por la Asamblea general de las Naciones Unidas en diciembre de 2006.
Estamos ante un esfuerzo notable para ayudar a millones de personas discapacitadas. Pero surge una pregunta inquietante: ¿qué sentido tiene aprobar esta Convención sin garantizar, al mismo tiempo, la integridad física y la misma existencia de los embriones y fetos humanos con alguna discapacidad?
El espíritu que ha llevado a aprobar la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad podría cambiar la situación, si nos llevase a promover un esfuerzo conjunto para evitar las discriminaciones prenatales.
Si leemos el artículo 1 de la Convención se hace evidente cuál sea el objetivo que se busca con ella:
“El propósito de la presente Convención es promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por [para] todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente”.
En el mismo artículo 1 se explica qué se entiende por “persona con discapacidad”:
“Las personas con discapacidad incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”.
En el artículo 2, dedicado a las “Definiciones”, se explica el sentido de la expresión “discriminación por motivos de discapacidad”:
“Por ‘discriminación por motivos de discapacidad’ se entenderá cualquier distinción, exclusión o restricción por motivos de discapacidad que tenga el propósito o el efecto de obstaculizar o dejar sin efecto el reconocimiento, goce o ejercicio, en igualdad de condiciones, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en los ámbitos político, económico, social, cultural, civil o de otro tipo”.
EL ABORTO LEGAL GARANTIZA LA EUGENESIA
Pero esta convención actúa sobre los discapacitados que ya nacieron, pero ahora la tendencia es no dejar nacer a quienes se supone que podrían tener alguna discapacidad, y muchos fetos son abortados sólo por sospechas.
Ya, las pruebas de los bebés del síndrome de Down interrumpen el embarazo en casi el 100% de los casos. Los científicos han obtenido
pruebas para descubrir más de 3.500 “defectos” genéticos. Y es temprano aún para esta tecnología, por lo que esperan que ese número aumente, con las definiciones de “fallas” proporcionadas por los nuevos eugenistas.
Lo que se ha olvidado en esta carrera por la perfección es que ninguna prueba está libre de errores, y la tasa de error de la prueba significa que una cierta fracción de pre-nacidos son asesinados erróneamente por sospecha de tener “defectos”.
La eugenesia a través de aborto para es legal en los Estados Unidos, y otros lugares y se promociona. La sede en Manhattan del
Center For Human Reproduction ofrece servicio a las mujeres embarazadas que quieran abortar si están preocupadas acerca de las enfermedades que son heredadas a través de los padres.
No estan sugiriendo que el bebé no nacido no sea saludable, sino que advierten en contra de tener un niño con sospecha de que pueda ser menos saludable.
Los padres quieren tener bebes sanos, existe la tecnología para detectar posibles defectos en los fetos, hay clínicas que lo frecen, y es todo legal. ¿Cuánta diferencia tiene esto con lo que hizo Hitler?.
Fuentes:Crisis Magazine, Hazte Oír, Signos de estos Tiempos
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