1 CORINTIOS 14, 26-40
26 Hermanos, ¿qué conclusión sacaremos de todo esto? Cuando se reúnen, uno puede cantar salmos, otro enseñar, o transmitir una revelación, o pronunciar un discurso en un lenguaje incomprensible, o dar la interpretación del mismo. Que todo sirva para la edificación común.
27 ¿Se tiene el don de lenguas? Que hablen dos, o a lo sumo tres, y por turno, y que alguien interprete.
28 Si no hay intérprete, que se callen y que cada uno hable consigo mismo y con Dios.
29 Con respecto a los profetas, que hablen dos o tres y que los demás juzguen lo que ellos dicen.
30 Si algún otro asistente recibe una revelación, que se calle el que está hablando.
31 Así todos tendrán oportunidad de profetizar, uno por uno, para que todos sean instruidos y animados.
32 Los que tienen el don de profecía deben ser capaces de controlar su inspiración,
33 porque Dios quiere la paz y no el desorden. Como en todas las Iglesias de los santos,
34 que las mujeres permanezcan calladas durante las asambleas: a ellas no les está permitido hablar. Que se sometan, como lo manda la Ley.
35 Si necesitan alguna aclaración, que le pregunten al marido en su casa, porque no está bien que la mujer hable en las asambleas.
36 ¿Acaso la Palabra de Dios ha salido de ustedes o ustedes son los únicos que la han recibido?
37 Si alguien se tiene por profeta o se cree inspirado por el Espíritu, reconozca en esto que les escribo un mandato del Señor,
38 y si alguien no lo reconoce como tal, es porque Dios no lo ha reconocido a él.
39 En conclusión, hermanos, aspiren al don de la profecía y no impidan que se hable en un lenguaje incomprensible.
40 Pero todo debe hacerse con decoro y ordenadamente.
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