Foto: L'Osservatore Romano
VATICANO, 17 Sep. 15 / 05:58 am (
ACI).- El Papa Francisco denunció hoy el “preocupante” aumento de niñas y mujeres que “se ven obligadas a ganarse la
vida en la calle, vendiendo el propio cuerpo, explotadas por las organizaciones criminales y a veces por sus parientes y familiares”. Esta realidad “es una vergüenza de nuestras sociedades”, denunció.
En una audiencia a los participantes del Congreso Internacional sobre la Pastoral de la Calle promovido por el Pontificio Consejo de la Pastoral para los Inmigrantes y los Itinerantes, el Santo Padre afirmó que “cada niño abandonado o forzado a vivir en la calle, convirtiéndose en presa de las organizaciones criminales, es un grito que se eleva a Dios, el cual ha creado al hombre y a la mujer a su imagen; es un grito de acusación a un sistema social que criticamos desde hace décadas, pero nos resulta difícil cambiar según los criterios de justicia”.
“Esta realidad es una vergüenza de nuestras sociedades que se enorgullecen de ser modernas y de haber alcanzado altos niveles de cultura y desarrollo”, manifestó.
Además, “la corrupción generalizada y la búsqueda de la ganancia a toda costa privan a los inocentes y más débiles de la posibilidad de una vida digna, alimentan la criminalidad de la trata y las otras injusticias que cargan sobre sus espaldas”.
El Pontífice subrayó que “ninguno puede permanecer inerte frente a la urgente necesidad de salvaguardar la dignidad de la mujer, amenazada por factores culturales y económicos”.
Por eso les pidió no rendirse ante las dificultades y desafíos que puedan encontrar puesto que “la
Iglesia no puede callar,
las instituciones eclesiales no pueden cerrar los ojos frente al nefasto fenómeno de los niños y las mujeres de la calle”.
Francisco fue más allá y señaló que los católicos “no podemos evitar llevar a todos, en particular a los más débiles y desfavorecidos, la bondad y la ternura de Dios Padre misericordioso”.
“La misericordia es el acto supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro, es la vía que abre el corazón a la esperanza de ser amados siempre”, dijo en la audiencia.
El Encuentro de estos días sirvió para preparar un proyecto de acción en respuesta al fenómeno de los niños y las mujeres que tienen como principal ambiente de vida la calle. El Papa Francisco les manifestó su estima por ayudarles y les animó a continuar con esta labor.
“La realidad, a veces muy triste, que ustedes encuentran, son causa de la indiferencia, de la pobreza, de la violencia familiar y social, y de la trata de personas humanas”.
“No falta el dolor por las separaciones conyugales y el nacimiento de los niños fuera del
matrimonio, destinados a menudo a una vida ‘callejera’, dijo Francisco. “
Los niños y las mujeres de la calle no son números, no son ‘paquetes’ de intercambio. Son seres humanos con un nombre propio y un rostro propio, con una identidad donada por Dios a cada uno de ellos”.
El Papa recordó que “ningún niño elije por cuenta suya vivir en la calle” pero “por desgracia, también en el mundo moderno y globalizado, muchos niños son arrancados de su infancia, de sus derechos, de su futuro”.
En este sentido, “la carencia de leyes y estructuras adecuadas contribuyen a agravar su estado de privación: la falta de una verdadera
familia, la falta de la educación y la asistencia sanitaria”.
Al despedirse, el Obispo de Roma les deseó una “fecunda misión” en el “cuidado pastoral y espiritual y para la liberación de los más frágiles y explotados; una misión fecunda para la promoción y la salvaguardia de su identidad y dignidad”.
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