Queridos amigos:
Comencemos hoy el comentario bíblico presentando a San Jerónimo que dedicó toda su vida a estudiar la Palabra de Dios. Actualmente tenemos en abundancia este alimento divino gracias a personas que como él dedicaron su tiempo a traducir y explicar el significado del texto sagrado. Él escribió estas célebres frases:
-"Ignorar la Escritura, la Biblia, es ignorar a Cristo".
-"¿Cómo es posible vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer al mismo Cristo, que es la vida de los creyentes?"
-"Estoy con quien esté unido a la Cátedra de san Pedro…, yo sé que sobre esta piedra está edificada la Iglesia".
- Leer la Biblia es conversar con Dios: «Si rezas --escribe Jerónimo a una joven noble de Roma--hablas con el Esposo; si lees, es Él quien te habla».
Hoy el evangelio de S. Lucas coloca al comienzo del viaje a Jerusalén unas exigencias muy radicales. Con ello Jesús quiere advertir a los discípulos sobre la seriedad y los riesgos del camino que están iniciando con Él. Y por tanto se aplican también a cada uno de nosotros que estamos leyendo estas palabras.
Son algunos casos de personas que quieren seguir a Jesús: el primero es un voluntario que se ofrece a todo; la respuesta del Maestro es radical: seguirle no atrae ninguna ganancia humana, ninguna ventaja material ni social.
En el segundo caso es Jesús quien llama, el aludido está dispuesto a seguirle, pero antepone una condición:enterrar primero al padre. Puede ser que efectivamente en ese momento acabara de morir su padre, pero más bien parece una excusa para no responder a la llamada del Maestro
En el tercer caso, también es Jesús quien llama y también hay de por medio una excusa aparentemente muy válida: despedirse de los padres. Jesús no es contrario a esta bella actitud filial, pero sabe que muchas veces la familia –y más en aquella época– era un gran obstáculo para el espontáneo ejercicio de la libertad de los hijos. Por eso le contesta: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.» El amor a los padres y la obligación de ayudarles se apoya en un mandamiento de Dios, como Jesús explicó a los fariseos que preferían entregar al templo el dinero con el que debían ayudar a sus padres, “anulando así el mandamiento con esa tradición vuestra”. Puedes leer en tu Biblia: Marcos 7, 8-15; es una enseñanza clara de cómo se deben preocupar los hijos de sus padres, pero sabiendo que Dios es primero en todas nuestras decisiones.
Vuestro hermano en la fe.
Carlos Latorre
Misionero Claretiano
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