En la fuerza y el amor de Dios podemos enfrentar nuestros miedos y hacer cosas que parecían imposibles
1.- Orar siempre
Jesús siempre nos invitaba a orar y a orar con insistencia en todo momento, entonces, ¿por qué a veces desistimos?
"Me respondiste cada vez que te invoqué y aumentaste la fuerza de mi alma" (Salmo 138,3)
2.- No hay imposibles
¿Cansado de repetir que es imposible hacerlo, imposible lograrlo, imposible que esto sea así, de este modo o del otro?
"Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible". (Mateo 19,26)
3.- Una fe poderosa
Jesús nos afirmó que podíamos mover montañas si teníamos fe, que haríamos cosas aún más grandes que las que Él hizo
"Yo lo puedo todo en aquel que me conforta". (Filipenses 4,13)
4.- Liberarse del miedo
Para no dejar entrar el miedo al corazón y que no tiemblen nuestras rodillas:
"El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida, ¿ante quién temblaré?" (Salmo 27,1)
5.- Confianza plena
Siempre debemos estar confiados porque sabemos que tenemos un refugio seguro en los brazos del Señor:
"La salvación de los justos viene del Señor, Él es su refugio en el momento del peligro; el Señor los ayuda y los libera, los salva porque confiaron en él" (Salmo 37,39-40)
6.- Fuerza renovadora
Dios nos ha dado una fuerza capaz de renovarse día a día, no nos fijemos en nuestros cuerpos ya gastados
"Por eso no desfallecemos. Aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, el hombre interior se va renovando de día en día" (2 Cor 4,16)
7.- Un amigo invisible que acompaña
Tenemos un acompañante fiel en este camino de vida que nos va inyectando esperanzas y fortaleza. Pidamos siempre su auxilio divino.
"Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad" (2 Tim 1,7)
Y una de regalo, que más de fortaleza yo la veo como una palabra consoladora y gratificante:
"No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque Yo soy tu Dios; Yo te fortalezco y te ayudo, Yo te sostengo con mi mano victoriosa" (Isaías 41,10)
Tengamos presente que nuestra mente y corazón están fijos en algo que esperamos y que no hemos visto, pero que es una promesa de amor, de esperanza, una esperanza que nos fortalece. ¿Cómo podríamos sentir esperanza en algo que ya tenemos en la palma de nuestras manos?
A pesar de que el mundo piensa que la esperanza en Dios es una locura, los cristianos sabemos y creemos que los que esperamos en el Señor nunca quedaremos defraudados.
Esta es la declaración de David, el amado rey de Israel, que confió en el Señor desde su juventud, desde mucho antes de que llegara a convertirse en rey.
"Dios mío, yo pongo en Ti mi confianza; ¡que no tenga que avergonzarme ni se rían de mí mis enemigos! Ninguno de los que esperan en ti tendrá que avergonzarse: se avergonzarán los que traicionan en vano" (Salmo 25,2-3)
Entonces, ¿cuál es tu declaración de fortaleza? Te invito a dejarla por sentado en los comentarios. Comparte este artículo a otras personas y ayuda a hacer crecer la esperanza y la fuerza de Dios en su interior
No hay comentarios:
Publicar un comentario